“A la muerte se le toma de frente, con valor y después se le invita una copa”, dice Edgar Allan Poe, también apodado “Señor del romance”. El miedo es quizá la emoción más antigua, pura y poderosa de la humanidad, es aquello que simplemente nos mantiene vivos. Es casi antinatural sentir atracción por aquello que podría matarnos, y se dice casi porque también es innato en el ser humano la curiosidad por lo desconocido, y esto es un elemento importante en toda historia de terror.

El cine es uno de los pilares de la cultura popular, hoy en día es un referente claro de las inquietudes de la sociedad, de sus necesidades, es parte inamovible de millones de personas que, sea por entretenimiento o por un análisis profundo de la obra, se sientan un rato a oscuras para apreciar una historia. Una de las claves de la importancia del cine en la cultura popular es el movimiento, ya que apunta directamente a las emociones de los espectadores, los hace parte de la historia y así es como surge la que ya se mencionó como una de las emociones más antiguas, el miedo.

Miedo a la muerte, a lo desconocido, al olvido, a la locura, son algunos de los temas más recurrentes en toda historia de terror, mismas que pueden ser narradas a través del séptimo arte, pero la cuestión aquí es ¿qué vuelve tan atractivo el terror? Según Miguel Ángel Marín, fundador y director general del Festival Internacional de Cine Fantástico, Terror y Ciencia Ficción (FERATUM), México es uno de los países que más consumen cine de terror teniendo la base de fans más grande del mundo. Esto es relevante, ya que también es uno de los países con mayor índice de violencia. ¿Podría ser que el consumo de estas historias son un reflejo de la violencia que vivimos?

El cine de terror y sus subgéneros, necesarios
El cine de terror y sus subgéneros, necesarios

El horror siempre ha sido parte del día a día del mexicano, la aceptación de la muerte misma, así como de criaturas monstruosas que han dado forma al folklor mexicano, así como la creciente violencia que vivimos, es innegable que vivimos en una atmósfera digna de cualquier historia de horror.

México, junto con Estados Unidos, son países que viven un incremento de violencia en diferentes circunstancias, y una de ellas ha sido la constante de ataques de jóvenes e infantes en sus respectivas escuelas. La normativa por parte de gobiernos e instituciones ha sido culpar a la cultura popular por provocar o alentar dicho comportamiento violento, la constante son los videojuegos, sin embargo también se han atacado a artistas musicales como Marilyn Manson o incluso películas y series televisivas como Joker o South Park.

Aquí la reflexión va más allá de si la violencia incita violencia, y la respuesta es no. La violencia mostrada en la cultura popular no incita a la violencia real, una obra artística no genera violencia, ni un videojuego, ni una historia, la desigualdad, el odio, la impunidad, injusticia y constantes abusos sí generan violencia en una sociedad. Las historias, el cine, el género del horror dentro de una sociedad, lo único que logra es una vía de escape y de expresión donde la gente puede exorcizar sus demonios y así liberarse de aquello que los ha seguido y atacado, al menos hasta que se enciendan las luces de la sala y comience la secuencia de créditos. El cine, especialmente el de terror, horror, suspenso, aquellas historias que nos retan a reflexionar y enfrentarnos a nuestros propios demonios, son aquellas que reflejan las preocupaciones de una sociedad enferma y decadente.

El cine de terror con todos sus subgéneros son necesarios y lamentablemente subvalorados como historias de mero entretenimiento; nada más lejos de la realidad, el género siempre ha optado por hablar de lo prohibido, de lo que consideran tabú, ha tratado de romper esquemas y sobre todo ha procurado la empatía, ya que uno es empático con sus semejantes cuando tienes a un monstruo persiguiéndote en la obscuridad.

Y si bien una criatura desfigurada, que luce aterradora y que parece ser que su única motivación es asesinarnos siempre será atemorizante, también existen criaturas que no sospechamos sean despiadadas y aún así terminan siendo peores que cualquier monstruo. George A. Romero, creador del zombie moderno, nos dice que los monstruos son tan solo un pretexto para ver las reacciones humanas, y que para la creación de los mismos es necesario un análisis inteligente y profundo de las peores acciones del ser humano.

El cine de terror y sus subgéneros, necesarios
El cine de terror y sus subgéneros, necesarios

John Carpenter, director de The Thing y Halloween, aborda diversas situaciones, críticas sociales y miedos innatos en sus obras cinematográficas. En They Live hace una dura crítica a la cultura norteamericana y a su consumo, es una cinta que podría revisarse hoy en día y así reflexionar sobre qué nos está hundiendo actualmente.

Si bien mencionar cintas del género sería una lista interminable, hay algunas que valdrían la pena ser revisitadas, algunas con un par de años de antigüedad y otras ya con varias décadas. Get Out, de Jordan Pelee, es una historia fresca que todos necesitamos ver, ataca la apropiación cultural, la hipocresía de una sociedad carcomida y varios de los miedos más profundos y personales que cualquiera pueda tener. It Follows, de David Robert Mitchell, le da voz a generaciones en una etapa en la que suelen ser ignorados, en la que muchos jóvenes se encuentran completamente solos y nos muestra de forma magistral que el miedo es algo con lo que debemos aprender a vivir o más temprano que tarde nos llevará consigo. Suspiria, ambas, la de 1977 dirigida por el maestro del Gialo italiano, Dario Argento, como la versión de 2018 dirigida por Luca Guadagnino. Ambas son obras maestras de manera independiente, pero manejan un discurso contemporáneo a través de historias que han sido revisitadas muchas veces, es decir, son obras magníficas. Vuelven, de Issa López, una cinta mexicana que aborda el horror desde nuestro lamentable contexto, una cinta que además de causar ese miedo en los corazones de los espectadores, los une, genera empatía y nos vuelve a todos más humanos, con todo el sentido de la palabra.

El terror está quizá para recordarnos lo insignificantes que somos, está para unirnos contra un enemigo común o está, quizá, para hacernos pensar que el monstruo siempre ha estado frente al espejo.

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