POR: POLLO ROCK

El Hijo del Santo, después de 42 años de una larga trayectoria en los encordados, dice adiós.

Una carrera impecable, llena de éxitos que lo convirtieron en una leyenda viviente de la historia de la lucha libre mexicana.

Recién se presentó en la gira “Todo x el Todo” en tierras queretanas, donde charlamos con él de lo que le implica despedirse del pancracio.


¿Qué conlleva despedirse de los encordados?

—Me voy de la Lucha libre, después de 42 años de trayectoria, uno de los deportes más bonitos, me siento bien físicamente pero no quiero lastimarme, pero llega un momento en que tu cuerpo ya no es el mismo de cuando tenías 20 años.

Decidirlo me ha costado incluso lágrimas, te lo puedo decir, me ha dolido esta decisión, dejar el cariño del público, el acercamiento, el simple hecho de subir a un ring y pisar el ring ya es una cosa que se lleva en el corazón, lo he ido procesando, pero bueno, ya estamos aquí y ya nos podemos dar vuelta para atrás.

El Hijo de la Leyenda de Plata ha hecho de todo en su vida, se ha enfrentado en 42 años a la adversidad como luchador, a lesiones importantes, pero como fue la travesía de Santo en la niñez y adolescencia...

—Mi vida ha sido maravillosa, fui un niño muy querido, muy consentido, es la verdad, tuve unos papás maravillosos, una familia muy bonita junto con mis hermanos, siempre me gustó el deporte y mi padre me llevó más al de contacto, no sé si inconscientemente o por qué, al karate, al judo.

Fui un muchacho estudioso, no excelente, pero era disciplinado en la escuela, y uno de los sueños de mi padre es que yo terminara mi carrera universitaria, entonces decidí estudiar para ser comunicólogo. Como me encantaba andar con mi papá y veía micrófonos, cámaras, busqué una carrera que podría ser la ideal y encontré ciencias de la comunicación”.

El Hijo del Santo, es Licenciado en Comunicación por la Universidad Iberoamericana y como anécdota comentó:

—En el año de 1985 en el programa “El Mundo del Espectáculo” —conducido por Paty Chapoy—, le dije que yo era comunicólogo y me ofreció para la siguiente vez que nos viéramos le hiciera una entrevista, que si no mal recuerdo, era en mi sección “El Mundo de la Lucha Libre con el Hijo del Santo”, y entrevisté al Perro Aguayo y a otros luchadores, empezando así a ejercer mi carrera universitaria a la par de la máscara.

Santo en 42 años después de muchísimas aventuras, 66 máscaras, muchos viajes, toda una trayectoria tremenda, una gran vida... ¿Qué le hace falta al Santo?

Como luchador, como deportista, creo que no hay nada pendiente. He ganado campeonatos importantes, estuve en una etapa muy triste de mi carrera, se me cerraron las puertas en México, por las dos empresas más importantes, todo por levantar la voz, por luchar por mis derechos, porque se me respetara mi personaje, porque yo no era ‘del montón’, pero Dios es muy grande y nos pone a todos en el lugar que merecemos.

Google News