Sin decir mucho, Paula llevó a sus abuelos Gustavo Comparán Jaramillo y Nilda Minerva Aguilera al Museo de la Zacatecana, “ahí está su regalo de aniversario”, fue todo lo que les dijo. Y sí, su obsequio está en medio de la exposición Matrimonio Mexicano, es la fotografía del día de su boda, registrada el 24 de abril de 1965, en Mexicali, Baja California, acompañada por más de 100 imágenes que cuentan bellas historias de amor, pero también son muestra de las transformaciones que ha tenido el concepto de matrimonio.
Don Gustavo, ingeniero electricista y originario de la Ciudad de México, fue a Mexicali a realizar su servicio social a la misma compañía de luz donde trabajaba Nilda, ahí se conocieron, “y hasta cuatro años después”, dice ella, se casaron. El recuerdo de aquel momento es esa imagen que forma parte del álbum familiar, y que Paula Comparán tomó para inscribirla a la convocatoria que lanzó el Museo de la Zacatecana.
Quien también atendió al llamado de la convocatoria fue Sofía Alonso Beltrán, con la foto de sus abuelos, Martha Durán de la Concha y Hugo Beltrán Beltrán, quienes se casaron el 18 de abril de 1952, en la Parroquia de Santiago Apóstol, en Querétaro.
Rosa Olga Beltrán Durán platica que sus padres se conocieron en el expendio de café que Hugo y su familia, originaria de Xalapa, Veracruz, habían establecido frente al Teatro de la República, lugar al que Martha acudía a comprar, por orden de su mamá, y entre el perfume del café los dos se enamoraron.
Ella tenía 23 y él 25 años, su matrimonio fue una fiesta familiar que inició desde el momento en que las tías arreglaron a la novia y la celebración se extendió durante todo el día. Con el vestido de novia de la señora Martha, Rosa Olga también se casó y al platicarlo resulta imposible detener las lágrimas.
Hace nueve meses murió Martha, don Hugo tiene 92 años de edad y una mente con muy pocos recuerdos, pero ahí está su hija para evocar el verdadero amor que siempre se manifestó la pareja.
“Se quisieron toda la vida, mi padre le hizo un libro de poesía, cada que era su cumpleaños o en cualquier festejo, mi padre siempre le escribía un poema, siempre, muy románticos los dos, hoy mi padre tiene 92 años y demencia senil, mi madre tiene nueve meses que murió, pero siempre se quisieron mucho, todavía cuando mi madre estaba en cama y mi padre tenía unos minutos de lucidez, se besaban con un amor que da orgullo, yo sí estoy muy orgullosa de mis padres, porque toda la vida se quisieron”, comparte Rosa Olga.
De igual forma, en la exposición está la fotografía del matrimonio formado por Margarita Sánchez Valencia y José Eusebio Joaquín Aboytes Martínez, cortesía de Rebeca Olvera Aboytes, nieta de la pareja. La imagen muestra a los recién casados en un estudio fotográfico, que es donde se acostumbraba retratar a los testigos de celebraciones importantes, aunque Matrimonio Mexicano también presenta fotos que fueron captadas en casas particulares y en total secreto.
“Hay historias muy íntimas y conmovedoras, una chica nos dijo que su abuela casi no sonreía y que no tenían foto de ella sonriendo más que la foto del día de su boda, entonces nos la mandaron y cuando le avisamos que sí la habíamos seleccionado estaban muy enternecidos, hay otras que cuentan historias más fuertes, por ejemplo, tenemos un par de fotos de la Guerra Cristera, son de bodas que se hicieron en la clandestinidad porque no se permitía en ese momento casarse por la vía religiosa, tenemos también imágenes de personas que ya no están juntas, el matrimonio se disolvió, pero que a sus familiares les gusta conservar ese recuerdo de sus papás”, explica Andrea Barrón Vargas, restauradora del museo.
A raíz de la donación de un vestido de novia, recuerdo de un casamiento que sucedió en noviembre de 1910, el Museo de la Zacatecana comenzó a organizar Matrimonio Mexicano, se lanzó una convocatoria a todo público, para que participaran en la exhibición con una foto de una boda en el territorio mexicano, entre los años 1920 a 1980; recibieron 120 fotos y la exposición la integran 103, las que no entraron fue por cuestiones de tamaño y algunas porque eran poco visibles, por los daños que presentaban; la mayoría son de Querétaro, pero también hay de personas de Baja California, Michoacán, Ciudad de México y Guanajuato.
Con esta convocatoria, más de alguna familia buscó, en los álbumes y en cajas olvidadas, esas fotografías que son recuerdos invaluables.
“Así fue y eso nos dio mucho gusto, porque había gente que nos dijo que la foto estaba muy dañada, pero que habían hecho lo posible por conservarla, o que la escanearon para que se salvara y eso es muy importante, porque también las fotografías forman parte de su patrimonio familiar, de su propia historia, y es algo que vale la pena conservar”, añade la restauradora.
La exposición permanecerá en el Museo de la Zacatecana, en su horario habitual, hasta el 30 de junio, y se puede apreciar mediante la compra del boleto de admisión a dicho recinto, que se ubica en el número 59 de la calle Independencia, en el Centro Histórico de Querétaro.
De regreso al pasado
El material de la muestra se reunió gracias a una convocatoria que lanzó el Museo de la Zacatecana.
En total, se recibieron 120 fotografías, tomadas entre 1920 a 1980. En el recinto se exhiben 103, algunas imágenes quedaron fuera debido a su tamaño o porque eran poco visibles.
Destacan retratos que fueron captados en casas particulares, en total secreto.
La exposición se podrá apreciar hasta el 30 de junio, en la calle Independencia #59, Centro Histórico de Querétaro.