”Las puestas en escena que se realizan en streaming son interesantes en cuanto a que representan el nacimiento de un nuevo lenguaje artístico, del que todavía se desconocen sus protocolos y sus reglas", afirma el joven dramaturgo Imanol Martínez, ganador del Premio Nacional ‘Manuel Herrera’ de Dramaturgia en la edición 2020 por su obra “La herida del territorio”, texto escrito durante el confinamiento a causa de la pandemia por COVID-19.

“No es teatro, no es cine tampoco. Estos meses hemos acudido en torno a ¿qué es?, ¿cómo nombrarlo? Pero como todo en las artes, el ¿qué es?, ¿cuáles son sus protocolos?, son cosas que se dan después, cuando ya los estudiosos se pongan a teorizar, pero esa la parte más aburrida de los procesos artísticos, lo más padre es cuando surgen y no sabes con qué pinzas tomarlo”, señala el escritor, quien ya había sido galardonado por este certamen nacional en 2017, por su obra “Neighborhood”.

“Espero que pueda convivir este teatro en línea con el teatro presencial. No creo que vayan a cerrar los teatros en absoluto, pero sí que es el nacimiento de un lenguaje, y eso, cualesquiera que sean las circunstancias, siempre va a llenar de entusiasmo”, apunta.

Imanol afirma que al principio del aislamiento involuntario por la contingencia del COVID-19 se sentía optimista respecto a que el mundo lo tomaría como un respiro y una pausa para repensar sobre consumos y responsabilidades; no obstante, ya casi al finalizar este atípico 2020, el escritor se dice decepcionado de la respuesta social ante la contingencia.

“El día en que vi que los influencers hacían promociones para pruebas de detección, dije, todo esto no nos sirvió de nada. Solo se reajustaron las cosas. Me parece que la responsabilidad social de cuidarnos unos a otros, la pandemia la puso en duda. Somos una sociedad muy egoísta y mucho del fracaso (de la contención del contagio) se explica desde ese egoísmo, desde ¿por qué voy a cuidar al otro?”, señala el escritor.

Sin embargo, reconoce que fue este “tiempo fuera” el que le dio el espacio que necesitaba para dejar los rounds de sombra y escribir “La herida del territorio”, una obra de teatro inspirada en dos hechos reales sucedidos en Francia, que dialogan entre sí con 20 años de diferencia.

El primero, fue la protesta ocurrida en 1998 en la que la comunidad de Millau se pronunciaba contra la instalación de un McDonalds, en un contexto de lucha antiglobalización; el segundo, sucedido en Saint Barthelemy en 2018, es la manifestación de un barrio periférico defendiendo un establecimiento de la misma cadena de comida rápida, que estaba a punto de cerrar, por considerarlo un centro donde los jóvenes podían acceder a un primer empleo y, alrededor del cual, giraban muchas actividades de encuentro social.

“Esos dos hechos, en conjunto con presentarlos a 20 años de distancia, me parecían muy paradigmáticos de un sistema económico como el que vivimos que es el capitalismo, de cómo terminamos dependiendo de cosas que al principio no queríamos o contra las que luchamos”, dice.

La obra, que hace convivir en una misma población a ambas luchas, está escrita para 17 personajes, lo que en estos tiempos de pandemia puede representar un montaje cercano a lo imposible, debido a que la cantidad de gente en el escenario significaría un esfuerzo extra para los protocolos de la Sana Distancia con los que nos hemos visto obligados a convivir.

No obstante, el dramaturgo no se arredra y afirma que la contingencia no detendrá a la actividad teatral, sino que únicamente la transformará.

“A veces aventuro eso, si yo voy a escribir una obra, probablemente escribiré un monólogo, reducir costos desde el texto mismo. Yo entiendo que una de las modas que tuvo México de el teatro narrado fue precisamente por eso, para abaratar costos. Pero esto también nos permite pensar en involucrarnos con talento de alrededor del mundo, no necesariamente tenemos que estar todos en la misma ciudad y en el mismo foro para hacer algo semipresencial o presencial”, manifiesta Martínez Gutiérrez.

Y el escritor cita al también famoso dramaturgo Luis Enrique Ortiz Monasterio (LEGOM), quien afirma que independientemente de las discusiones alrededor de si el teatro es streaming o en vivo, o si subsistirá o no, los actores tienen que seguir saliendo a buscar su sustento.

“Que si los actores se mudaban a Zoom no es tanto por ‘Vamos a modificar este lenguaje artístico’, sino más bien porque necesitan seguir actuando, pues al final, la actuación es su forma de vida. Entonces yo creo que nos la vamos a ingeniar para seguir produciendo y haciendo teatro, que es al final el oficio por el que apostamos”, concluye.

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