Carolina Olvera Maya nació con debilidad visual, es originaria de Lagunillas, Huimilpan, Querétaro. Es especialista en masaje terapéutico y además fotógrafa. Tiene el 10% de la vista, no percibe colores, por lo que su fotografía es a blanco y negro, para compartir con el espectador cómo es que ella observa al mundo. Actualmente trabaja en un proyecto en donde involucra a personas de la tercera edad.

Junto a un autorretrato del 2013, obra de sus primeros ejercicios fotográficos, Carolina posa con su bastón verde y un botón con la imagen de un ojo, entre sus ropas, ambos son distintivos de las personas con baja visión.

Aprendió fotografía en los talleres de Buró Cultural, encontrando en esta disciplina una forma de comunicar sus sentimientos. Su autorretrato formó parte de la muestra colectiva El Hilo Negro: Orígenes, que recientemente terminó su exhibición en el Centro Queretano de la Imagen.

Ante la pregunta si volvieras al 2013 para encontrarte con aquella Carolina, ¿qué le dirías?, sin titubear responde: “Que siga adelante, que se ve muy bonita, que nunca hay que perder la esencia de lo que somos. Confieso que en algún momento me sentí muy frustrada, porque cuando dejé la fotografía me incliné al trabajo y a la casa, y no me sentía productiva, sentía que tenía que hacer fotografía, porque es lo que me gusta”.

Le atrae la fotografía porque quiere documentar momentos, de su vida y la de otros, y sus piezas son en blanco y negro porque es así como ella percibe.

“Después de algunos años me nació la idea de volver a la fotografía, retratar la esencia de las personas. Yo me enfoco en la foto documental y me gusta fotografiar a blanco y negro porque así es como veo, a blanco y negro, actualmente alcanzo a ver a un metro de distancia, no percibo colores, pero me ha gustado siempre la fotografía, y más que eso es el mensaje que dejamos a la sociedad”.

Ahora planea un proyecto dedicado a las personas de la tercera edad, que tiene como primer título Vieja dignidad, cuyo objetivo es precisamente resaltar que en la vejez también se lleva una vida digna

“Tengo ahorita un proyecto en el que he estado trabajando desde que me ausenté un poco de la fotografía, por cuestiones de trabajo, pero he seguido trabajando por mi cuenta, yo sí quiero hacer una exposición, se titulará Vieja dignidad, habla de las personas de la tercera edad, plasmar la realidad, que lleguemos a una edad ya mayor, pero que estemos con dignidad, que a pesar de eso no nos dejemos vencer por nada. Hay que dejar ese mensaje de decir: tengo tantos años, pero aquí estoy y ahora como ejemplo, enseñar algo y que se quede como una huella”.

Una historia milagrosa

En su primera entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, Carolina Olvera compartió que también escribe poesía, así que la fotografía y la palabra se volvieron una buena combinación.

“La fotografía me ha llenado de seguridad, porque a mí siempre me ha gustado, desde que tenía ocho años yo sacaba fotografía, con lo poco que yo alcanzaba a ver, y siempre me gustaba plasmar con la máquina de escribir un poema; me gustaba hacer una fotografía, podría ver de las nubes, y plasmaba una frase de eso. Hasta ahorita la fotografía es un sueño hecho realidad, porque ya hemos tenido unas exposiciones, se está logrando el objetivo”.

Carolina describe su historia como milagrosa, porque nació con debilidad visual, y desde muy pequeña sufrió discriminación, no sólo en su comunidad, también en los lugares, fábricas, tiendas, fondas, donde entró a trabajar para ayudar a su familia.

“Para mí es un reto muy difícil, yo creo que soy un milagro de Dios, la verdad, porque a veces la cultura en los pueblitos es muy cerrada, no hay tanta cultura. Era para mí muy frustrante, porque era la única en el rancho, y probablemente la única que se animó a salir y estudiar”.

Ahora tiene 12 años dedicada a la terapia, tiene una clínica de masaje en donde trabaja con otros compañeros ciegos y débiles visuales, pero en sus tiempos libres le gusta salir a hacer retratos.

“Somos un ejemplo para la sociedad, estamos aquí y queremos demostrar que sí se puede a pesar de la discapacidad, y sobre todo que las personas se motiven a seguir también adelante. Yo creo que la verdadera discapacidad está en la mente, porque a pesar de que nosotros no vemos, sí sentimos, y así como nosotros, todos tenemos algo que nos impulsa a seguir adelante”, agrega Carolina.

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