Si ya conocen la historia del cortometraje de El tigre sin rayas de Raúl Robin Morales, ahora podrán adentrarse en el proceso creativo de esta historia que sigue cautivando a niños y niñas de distintas partes del mundo. La exposición Genealogía y trayectoria de El tigre sin rayas se inaugurará este viernes 30 de abril, a las 12:00 horas, en el Museo de la Ciudad.
Robin es diseñador, músico y cineasta, tras una larga carrera en México ganó una residencia en Francia para realizar su cortometraje El tigre sin rayas, cuya historia nació hace 17 años como un proyecto para un libro, y es la propia historia de su creador.
“El tigre sin rayas obviamente soy yo, durante muchos años he estado buscando mis rayas. Y fue una experiencia de vida que me cambió. El tigre sin rayas es como la obra de mi vida”, dice Robin.
El cortometraje cuenta la historia de un pequeño felino que se siente diferente porque no tiene rayas como los demás. Decidido a encontrarlas, emprende un largo viaje por el bosque, una cueva, el desierto, el mundo subterráneo y hasta la cima de los árboles, pero no es hasta que cae la noche que una mágica transformación ocurre.
“Esta historia común de búsqueda y reconocimiento es la odisea que nos hermana con El tigre sin rayas, el cuento a través del cual Robin Morales dibuja con gracia y ternura uno de los movimientos naturales del alma humana: el de la búsqueda de uno mismo. Ya decía Sócrates que ‘una vida que no se examina no merece la pena ser vivida’.
El tigre de Robin nos dice lo mismo de una manera más suave y colorida, sin aspereza. A veces es necesario andar perdido entre los bosques, cruzar los ríos y desafiar sus corrientes, recibir el desprecio de los extranjeros y vagar extenuado por los desiertos. El viaje —interior y exterior— es un proceso para recordar (volver a pasar por el corazón) quienes somos verdaderamente. Sólo entonces —quizá en una noche que parecía funesta e impenetrable— descubriremos nuestras rayas, las marcas indelebles de una fuerza que siempre estuvo ahí”, dice José Manuel Velasco en el texto de sala de la exposición de Robin.
Ante la sombra de un gran árbol
El Festival Chamánki, Primera estación del Árbol Itinerante, también se inaugura el viernes, a las 12:00 horas en el Museo de la Ciudad.
Esta instalación es parte de un proyecto colectivo, multidisciplinario y transmedia que abarca disciplinas como la música, el yoga, la ecología y la literatura. “La narrativa y el universo de Chamánki pretenden ser un vehículo para despertar la conciencia y recuperar los valores presentes en las culturas originarias como el trabajo en equipo, la inclusión, el respeto a la naturaleza, la capacidad de asombro y el sentido del humor.
Este Árbol Itinerante es un espacio de encuentro. Una sombra que nos cobija del ruido y de la velocidad que reinan allá afuera. Cada una de sus ramas es un gesto, una expresión de gozo, sorpresa, dolor o serenidad. Las casillas, tantas como almas humanas existen sobre la tierra, representan la mirada individual. Es en el juego de caminar hacia el centro en donde la realidad cobra sentido. Uno tira los dados y hace su movimiento: el mundo gira y la vida sigue, en una danza eterna y circular”, explica también Velasco.
Tanto El tigre sin rayas como Chamánki permanecerán en el recinto hasta el 1 de agosto.