Cada que buscamos películas en Google, salen innumerables páginas con títulos como “Las 50 películas que debes de ver antes de morir” o “20 películas desconocidas que no te puedes perder”, así mismo, cuando comenzamos a hablar de cine en alguna fiesta, nunca faltan nombres como Woody Allen, Stephen Spielberg, o algún director húngaro cuya nueva película ha arrasado en los festivales más importantes del mundo (léase con voz de crítico alzado). Parece que tanto los cinéfilos como los sitios “de cine” que existen en internet siempre caemos en los mismos lugares comunes y con las mismas películas.
Por algo debe ser, no refuto que las películas de las que siempre terminamos hablando sean buenas, de hecho, muchas veces yo soy de esas personas que hablan a cerca de esas películas, sin embargo, en un mundo con cada vez mayor facilidad para encontrar películas extrañas y joyas olvidadas ¿Cómo elegimos que ‘vale la pena ver’? Y ¿Qué pasa con todas las demás películas?
Yo pienso que todas las películas son dignas de verse y que, sin poner categorías, “Son como niños” se encuentra en el mismo lugar que “El Padrino”.
Antes de que todos los cinéfilos que están leyendo esto pidan el cierre de la columna, dejen que me explique: todas las películas tienen una intención, y es mi creer que nuestro deber como consumidores de cine es el identificar esta intención para poder disfrutar del filme como la directora, el productor, o el creativo principal tenía pensado. ¿Cómo lograr esto? Es ahí donde la cosa se pone complicada.
No se puede separar al autor de su obra, y pensar en la intención de este, es pensar en el bagaje cultural que él o ella carga, así como el bagaje que le ha dejado a la gente que ve sus películas: no es lo mismo ver la situación precaria en las calles desde “Los Olvidados” de Luis Buñuel; a verla desde “La Strada” de Federico Fellini. Cada una de estas películas muestran un lado diferente del mismo tema porque el contexto de los autores es diferente, su intención es diferente y si alguien quisiera satanizar la película de Fellini porque les pinta una sonrisa a los horrores de la calle, creo que estaría en un error, ya que todos los temas pueden verse desde diferentes puntos de vista. A fin de cuentas, el pintar realidades es el trabajo principal del cine.
Algo que tampoco se puede ignorar al ver una película es el contexto, no por nada “Joker” ha gustado tanto y se ha vuelto el símbolo de las actuales protestas alrededor del mundo. El contexto muchas veces dicta la manera de hacer cine en un momento determinado y las intenciones que se tiene con este. El cine de luchadores y de ficheras es un claro ejemplo: la situación del cine nacional en la segunda mitad de los 70 no se encontraba nada bien, por lo que las productoras encontraron una fórmula para sacar dinero: acción, héroes mexicanos y sexo. El cine de ficheras podrá no ser el mejor del mundo, pero gracias a él tenemos la ola de nuevo cine mexicano con películas como “Amores Perros” y “Solo con tu Pareja”.
El problema con todo esto es que muchas veces hemos desestimado películas debido a las preconcepciones que tenemos de éstas o a los géneros a los que pertenecen, y perdemos la oportunidad de ver lo que el autor de la película quería que viéramos. Por tanto, se debe tener una mente abierta para encontrar el discurso en películas que parecieran no tenerlo.
No se puede ver el cine dentro de una burbuja, y si bien técnica y narrativamente se puede decir que “El Padrino” es infinitamente superior a cualquier película de Adam Sandler, esto no debe de ser un impedimento para admitir que “Golpe Bajo: El Juego Final” es muy graciosa y bastante disfrutable (en mi muy debatible punto de vista).
En fin, estoy seguro de que ya con algunas cervezas encima seguiremos debatiendo sobre “Forrest Gump” y “Roma”, peleándonos sobre el significado de Donnie Darko” y hablando sobre como la poesía de Terrence Malick es exaltada por la cinematografía del Chivo Lubeski, pero…
¿Por qué no hablar de vez en cuando sobre como las explosiones de Michael Bay nos suben la adrenalina y los romances trágicos de Nicholas Sparks nos ponen a llorar?, ¿por qué pensamos que ser cinéfilos solo significa ver cine “de arte”?, ¿qué no el cine por si mismo es un arte?, ¿qué no cinéfilo literalmente significa “que le gusta ver películas”?
Espero que comencemos a ver el cine de una manera menos crítica, con la mente más abierta y relajada. Porque a fin de cuentas el cine no sólo es arte, también es entretenimiento y si entendemos qué implica lo que vemos, entonces lo podemos ver todo; ya que como decían las abuelitas de antaño: “en gustos se rompen géneros” y de tu arte a mi arte... Ya conocen el resto.