“People, tienen que leer a Fernández Mallo”, escribió el poeta queretano Luis Alberto Arellano, en un correo que envió con un archivo adjunto de Carne de píxel. Uno de sus amigos, que recién había llegado de España, trajo esa joyita que se publicó en 2008; alguien se encargó de escanear el libro y Luis de compartirlo entre amigos y alumnos, y creo que todos aquellos que recibimos el correo, actuamos del mismo modo, creamos una red poética, medio ilegal, pero necesaria, en México no se encontraba ese título en ninguna librería.
Así comenzó una búsqueda medio obsesiva por la obra poética de Agustín, y nos consolábamos con lo que encontrábamos de él en Internet. Cuando Arellano se enteró que el autor vendría a la Ciudad de México, avisó para que alguien fuera a verlo y conseguir Ya nadie se llamará como yo, que habían publicado en España, en 2015, una obra que reunía su poesía, incluso aquel libro de pixeles que nos había trastocado. Uno de los alumnos de Luis se apropió de la misión, pero el muchacho regresó con las manos vacías.
Arellano partió en 2016, sin siquiera imaginar que un día Fernández Mallo vendría a Querétaro; el escritor español fue invitado al Hay Festival 2018, pero sus libros de poesía no vinieron con él, su nombre en México destaca más como narrador y ensayista.
En la pasada edición de la Feria Nacional del Libro (FENAL) de León, uno de los invitados fue Agustín Fernández Mallo y justo ahí, después de haber visitado tantas otras ferias en busca de sus libros de poesía, finalmente encontré Ya nadie se llamará como yo, en su segunda edición. “Acaba de llegar de España”, dijo el encargado del stand. Con el libro en mano, le platiqué a Agustín lo que hicimos en Querétaro con Carne de píxel. Con una media sonrisa, dijo: ¡Muy bien, fue lo correcto!
Días atrás, antes de llegar a la FENAL, Fernández Mallo había estado en Bogotá, Colombia, para promover sus libros Trilogía de la guerra y Teoría general de la basura. Prendí la grabadora del celular y él dijo: ¡Dispara!
Vienes de presentarte en Bogotá y ahora estás en México, son regiones distintas y con visiones diversas, ¿cómo vives el encuentro con tus lectores, porque cuando escribes no tienes en mente quién te va a leer?
Cuando escribes es un misterio, y yo nunca escribo pensando en los lectores, porque creo que es absurdo, no sabes quién te va a leer, no sabes quién está allá afuera, yo escribo pensando en desarrollar mi propio mundo y mi propia poética, y con la ilusión de que eso luego le guste a alguien, pero nunca sabes a quién le va a gustar, a quién no, y cómo va a conectar con la gente, cómo lo va a leer e interpretar, eso siempre es un misterio, pero es un misterio agradable, tengo reacciones que no había pensado, comentarios, interpretaciones y un tipo de lector muy diverso, mi literatura ha tenido suerte, conecta con muy diversos públicos, de diferentes edades, conocimientos culturales, eso es agradable.
Uno como lector termina apropiándose del universo del escritor y a veces le da una extensión a la misma historia, a los personajes.
Sí, eso es para lo que vale un libro, yo entiendo cualquier libro no como el final de algo, el libro es el principio de los muchos mundos que luego cada lector construye, me preocuparía si no fuera así, yo no intento mucho dar una visión univoca en mis libros, siempre dejo cosas abiertas para que el lector interprete, porque eso es darle un respeto al lector; tú tienes que pensar que esa persona te vaya a leer, es una persona inteligente, que tiene su propio mundo y tiene que ver su propia historia, no me gusta aleccionar a nadie con mis libros ni decirles cómo han de ser las cosas ni los personajes ni fijar mucho las historias, porque me gusta que cada persona cree su propia historia.
Ya nadie se llamará como yo va llegando a México, finalmente, qué nos puedes platicar de este libro que reúne gran parte de tu poética
Es la reunión de toda mi poesía y un conjunto inédito: Ya nadie se llamará como yo es un libro que me dio mucha ilusión porque la poesía suele estar dispersa, los poetas no solemos editar en la misma editorial, el mundo de la poesía es un mundo mucho más errático, por eso me hizo mucha ilusión reunir todo eso, porque se ve toda una evolución, un cambio a lo largo de los años, y luego culminarlo con el último poemario en donde se ven más rasgos biográficos míos y tiene que ver con la muerte de un ser querido, un proceso de duelo, y es curioso porque en ese poemario, Ya nadie se llamará como yo, la muerte está muy presente, y en Trilogía de la guerra, la novela, vuelve a aparecer la muerte como tema, ya en otro contexto, pero vuelve a aparecer la idea de que los muertos nunca están muertos del todo, pero los vivos tampoco estamos vivos, que habitamos juntos una zona común, y digo que es curioso, porque cuando escribí el poemario no sabía que iba a escribir esta novela, pero uno se da cuenta que hay temas que lo van captando a uno mismo y los vas desarrollando en muchos ámbitos diferentes de la vida, sin darte cuenta, poesía, novela.
Y en el ensayo también aparecen ciertas cosas en común
Sí, al final te das cuenta que tu obra nunca es independiente, todos los libros pertenecen a una evolución personal de cada escritor y en mi caso está bastante claro, hay temas que se van repitiendo, como el tema del doble, la gemelidad, en todos mis libros aparece el encuentro con alguien que es como tú, lo enfoco simbólicamente en muchas cosas, ya Borges hablaba de la gemelidad, aquello de que la cúpula y los espejos son abominables porque multiplican el número de hombres, y el 11S, la caída de las Torres Gemelas, es una de las obsesiones de toda mi literatura, porque cambió la geopolítica mundial y porque el siglo XXI da comienzo ahí, pero también por la idea simbólica de que dos cosas que eran gemelas se vienen abajo, hay varios temas del libro de poemas que atraviesan Trilogía de la guerra y también mi ensayo Teoría general de la basura.
Si hay una comunión en tu literatura, respecto a los temas, ¿cómo decidir esto es poesía, esto es narrativa y esto ensayo, porque además trabajas varios textos a la vez?
Para mí todo parte de la poesía, yo me considero antes que nada poeta, incluso cuando escribo novela para mí no son más que poemas disfrazados de novela y cuando escribo ensayo, no es más que un poema disfrazado de teoría, ¿por qué digo esto?, porque las ideas principales de todos mis libros, sea del género que sea, yo veo y sé que vienen de metáforas y vienen del concepto de metáfora y vienen de ideas que son horizontes metafóricos a los cuales yo me acerco, escriba lo que escriba, también cuando escribes ensayo y teoría, tienes una idea que en verdad es una metáfora inicial y a partir de ahí vas construyendo una teoría que así mismo puede ser poesía, creo que existen distinciones entre géneros, pero cuando se me aparece una idea, el formato que pueda tomar, novela, poesía o ensayo, es muy azaroso, tengo una idea y todo depende de cosas muy cotidianas que el lector no sabe, al final escribir es algo mucho más doméstico y más azaroso de lo que la gente piensa, es lo mismo que cuando te levantas y dices, ¿hoy qué voy a comer?, pues según lo que tengas, igual acá, a veces escribir es exactamente igual, dependiendo del día y lo que haya pasado el día anterior, empiezas a escribir en modo poema o en modo ensayo; las cosas, por lo menos en mi caso, no están nunca calculadas.
Dices que te consideras más poeta, y tú eres científico, te acercaste a la Física pensando que ahí también había poesía.
No exactamente, sería mentira si dijera que sí, pero sí que es verdad que cuando empecé a estudiar ciencia, la carrera de Física, percibía que en ahí había una belleza interna, y ¿por qué lo percibía?, por algo empírico, cuando yo leía un poema de cualquier poeta que me gustara, sentía una cierta emoción, pero cuando me metía en un desarrollo de Física también sentía la misma emoción y decía, alguna relación tendrán que tener, era una cosa empírica, entonces cuando empecé a pensar que dentro de las ciencias hay una dimensión metafórica y estética, ese fue el modo en que ambas cosas se mezclaron en mi cabeza, de un modo muy inseparable y así empecé a pensar, pero no a escribir, porque yo empecé a publicar muy tarde, yo estuve como 15 años sin publicar, pero creando mi propia poética que mezcla ese tipo de cosas, y no sólo mezcla ciencia, también mezcla toda la sociedad de consumo, todas esas cosas que supuestamente llamamos basura, yo creo que en la basura se encuentran los genes de las generaciones futuras, en lo que la gente desprecia ahí está lo que realmente se debe rescatar; cuando Proust muerde una madalena y a partir de ese sabor escribe una de las grandes novelas universales, En busca del tiempo perdido, es un acto que para la mayoría de sus contemporáneos era despreciable, comer una madalena, que es sólo un pan, es algo banal, a partir de ese acto cotidiano y supuestamente no artístico, de ese acto “basura” aparece una gran obra, eso es lo que a mí me interesa trabajar.
Y la basura es eso que nunca vemos, que no queremos mirar.
Totalmente, y me interesa todo eso, el poeta es aquel que está atento a los detalles de la cotidianeidad que pasan desapercibidos por otras personas y que los utilizan para hacer obra. Una vez hice un viaje por Estados Unidos, atravesando de Nueva York a Los Ángeles, y en vez de filmar los paisajes, porque eso ya lo veo en las películas, filmaba lo que había adentro de las papeleras, porque eso, su basura, habla más de lo que es un pueblo que lo que me presentan en una postal, ese tipo de cosas me interesan.
¿Cómo llegas a la poesía?
En la escuela leíamos a los clásicos y me gustaba la poesía, en mi casa había libros de poesía, y luego por la música, ingenuamente pensé iniciarme ahí, cuando empiezas a escuchar grupos que te gustan y oyes sus letras, empiezas a pensar que eso es poesía y no es exactamente lo que llamamos poesía, pero en la adolescencia piensas así, y a mí me gustaba tocar la batería y en algunos grupos que tocaba, nadie quería hacer las letras de las canciones y dije: voy a probar yo, ahí vi que me gustaba hacer letras de canciones y una cosa me llevo a la otra, luego ya empecé a escribir poesía y no letras de canciones, pero fue una cosa más azarosa.
¿Tocabas rock?
Sí, pero era una cosa de adolescentes, para divertirse.
Poetas mexicanos, ¿quién te llama la atención?
En aquella época no había mucha información, estoy hablando de los años 80’s, a quien leía es a Octavio Paz; la poesía mexicana es algo que no he seguido mucho, pero siempre que me he acercado a ella me ha impresionado, siempre he percibido que es un lugar de una potencia poética tremenda, hace poco he sido jurado de un premio aquí y me sorprendió la calidad de los textos que se presentaron y la diferencia del tipo de poesía que hacen aquí, a la que por ejemplo se hace en España, y me interesó mucho todo eso, es una poesía mucho más imaginativa, menos conceptual, más narrativa, que aborda toda clase de mitologías, las mitologías del mundo contemporáneo y las mitologías ancestrales mexicanas.
Ya nadie se llamará como yo salió hace varios años, ¿estás planeando en sacar algo nuevo de poesía?
Es que en realidad yo nunca planeo nada, yo nunca escribo pensando en publicar, ahora mismo tengo en marcha dos novelas y un libro que puede que sea poesía o ensayo, de momento no sé qué es, pero me encanta esa sensación, porque es la sensación de que estoy experimentando para mí, algo nuevo, aún no sé en qué genero adscribir las cosas y eso me parece emocionante, porque es el momento en que, si quieres un poco ingenuo, ves el texto como algo vivo que se está desarrollando solo y creo que es un momento creativo importante, ahí se determina todo.