Las redes han visibilizado el trabajo de las escritoras mexicanas, se han creado redes de colaboración y proyectos, y ellas mismas promueven que se lea el trabajo de sus compañeras.
La poeta Paola Llamas Dinero, de Jalisco, refiere que es “como un pacto que todas tenemos, que nadie ha dicho, pero es claro: Vamos a leer a todas las mujeres que podamos. Yo estudié Letras Hispánicas hace algunos años y llegó un momento en que te das cuenta que no lees autoras, incluso las clases son de escritores, el 90% del contenido eran autores hombres, y dijimos: Basta, vamos a leer a todas las mujeres que podamos”.
Nadia Ñuu Savi, poeta de Oaxaca, también alza la voz para pedir que lean a mujeres. Ella lo hace. “Me he hecho el propósito de leer libros de mujeres, compren libros de mujeres, yo leo mucho a mujeres que escriben de forma bilingüe”.
Refiere a Natalia Toledo y Briceida Cuevas Cob como dos autoras mexicanas que escriben en lengua indígena, y a quien ella especialmente lee. Aunque destaca la importancia de leer la obra de las más jóvenes.
“Hay muchas, siento que la misión de todas es recomendar a otras autoras, porque no es tanto una cosa que no queramos leerlas, sino que no sabemos dónde encontrarlas, entonces cuando encontramos estas redes donde se hablan de las autoras, yo lo agradezco mucho”, agrega Paola, haciendo referencia a la plataforma Macheteras que busca promover la obra literaria de mujeres.
Paola Llamas Dinero y Nadia Ñuu Savi, son dos autoras de las 10 escritoras mexicanas nacidas entre 1990 y el 2000 que forman parte de la antología Monstrua, coordinada por Brenda Lozano y Gabriela Jauregui, publicación que se presentó en el Hay Festival Querétaro 2022.
Ahí, además de contar de su participación en esta obra, hablaron de los temas que escriben. Paola aborda temas contemporáneos. Mientras que la obra de Nadia tiende una mirada a sus orígenes, a su pueblo y tradiciones. Ha cuestionado de forma directa por qué separan a la mujer de ciertas actividades.
“Todas mis escrituras tienen que ver con eso, con la mujer que está cuestionando, desde mi cultura el por qué nosotras no podíamos opinar de una asamblea, por qué se asumió con tanta naturalidad que los hombres podían salir de la comunidad pero nosotras no, y si salíamos éramos mal vistas, de eso era mi escritura”.
La joven mixteca refiere que sí, que al salir de su comunidad para estudiar y al comenzar a viajar, surgieron las interrogantes sobre su persona, pero eso va cambiando poco a poco.
“No importa si eres de la ciudad, del campo, si hablas mixteco o náhuatl, español o inglés, todas estamos atravesadas por casi la misma historia, es una historia muy violenta en nuestros cuerpos, en nuestra palabra, pero justo nos queda la palabra, esa es por ahora una de las grandes trincheras que tenemos para seguir”.