“Los olores y los sabores de diciembre en mi país son tan únicos, como en ningún otro lugar”, afirma Annegret Kühn, una mujer alemana que lleva 24 años radicando en México, y quien durante estas fechas, junto a su esposo de origen mexicano, busca espacios y lugares donde pueda evocar las celebraciones y costumbres de su tierra natal.
Cuando se le pregunta la razón por la que lleva tanto tiempo en México, Annegret mira a su marido de reojo y ríe nerviosamente mientras lo señala: “él”. La pareja se conoció hace más de 30 años en Italia, cuando Efraín Ramírez, siendo sólo un ventiañero, se embarcó en un viaje por Europa como mochilero, donde coincidió con ella.
“Yo andaba de vagabundo y ella haciendo un intercambio académico. Un día me vio y se enamoró de mí —risas—. Al poco tiempo me fui a Alemania becado para estudiar arquitectura, y luego nos casamos”, relata Ramírez, quien en la charla, presume con orgullo tener 32 felices años junto a Kühn. “Durante todo ese tiempo”, aseguran, “siempre hemos encontrado la forma de vivir las costumbres y las tradiciones del otro, sin importar donde nos encontremos”.
Este año, la pareja acudió al tradicional mercado navideño que desde el 2011 organiza el Centro Alemán de Educación y Cultura en la ciudad, con el objetivo de promover y difundir las costumbres y tradiciones decembrinas de aquel país, e incentivar la convivencia entre los queretanos y los miembros de la comunidad germana.
“Huelen a Glühweine —vino caliente— y a pan de jengibre”, dice Annegret sobre los mercados navideños de su país, los cuales, de acuerdo con los datos registrados por la historiografía, existen desde el siglo XIV en Alemania y forman parte importante de su cultura. En estos espacios, la gente acostumbra a comercializar una gran diversidad de artesanías navideñas, así como dulces y bebidas típicas de temporada como el vino caliente, un brebaje cuya elaboración consiste en la mezcla de canela, clavo, vino y naranja. También se pueden conseguir distintas presentaciones del tradicional lebkuchen, una galleta hecha con diferentes especies, que puede ser cubierta con azúcar o chocolate, y ser adornada con frutos secos.
“En Alemania el mercado navideño es muy importante, pues anuncia las fiestas decembrinas. Además, motiva a la gente a salir de casa para convivir con los demás, pues por el invierno, las familias acostumbran a pasar mucho tiempo dentro de sus hogares”, cuenta Harald Maurus, un ingeniero industrial que lleva 11 años viviendo y trabajando en Querétaro.
Con dos pequeños hijos, Harald platica que, aunque estén en México, siempre busca inculcarles lo que se acostumbra en su tierra natal durante estas fechas, como lo es la elaboración de galletas caseras.
“Toda la repostería navideña es muy típica en diciembre, pues es la época en la que después de todo un año de no cocinar, las familias alemanas se ponen a hacer galletas juntas… a eso podríamos decir que huelen también las navidades en mi país”, asegura Annegret, quien se recuerda compartiendo una gran mesa de madera junto a otros niños, mientras los adultos les mostraban cómo cortar diferentes figuras navideñas sobre la masa olorosa a jengibre.
Mientras beben ponche navideño y comparten pretzels —una galleta salada en forma de lazo— los alemanes comparten a los demás asistentes, varias de sus tradiciones en estas fechas, como la celebración del Adviento, una costumbre que consiste en hacer el conteo regresivo de los días hasta la Nochebuena, obsequiando por cada uno de estos un detalle sorpresa, principalmente a los más pequeños de las familias.
También, el 6 de diciembre celebran la llegada de San Nicolás- entre los católicos alemanes —o el arribo del Niño Jesús el 24 de diciembre para los protestantes—, quien trae regalos a las niñas y niños que se portan bien.
Ese mismo día también se asoma a los hogares el temible Krampus, una criatura que castiga a los que se portaron mal, llevándolos consigo dentro de un saco.
“Nikolaus —San Nicolás— no siempre viene solo; en ocasiones llega a las casas acompañado por una figura que no es tan amable. Su ropaje está hecho con arbustos y campanas, y causa mucho miedo entre los niños, sobre todo entre los más traviesos. Este ser tan temible los persigue, y cuando los alcanza les pregunta: ¿por qué no te portaste bien?”, relata Harald entre risas.
Andrea Oettel, originaria de Baviera, un estado situado al sureste del territorio alemán, expresa que la Navidad es uno de los festejos más importantes en su país, que dura entre 24 y 26 días según la localidad, iniciando el 1 de diciembre. A diferencia de México, comenta que el famoso pino decorado con esferas y luces danzarinas que habita la mayoría de los hogares, se coloca hasta la noche del 24 por los padres, con el objetivo de sorprender con sus regalos a los consentidos de la casa.
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