Si quieres descubrir cómo es la increíble cima de Querétaro, el lugar indicado para verla es el cerro del Zamorano, una joya natural que atrae a ecoturistas, montañistas y amantes de la naturaleza.
Es considerado el punto más alto de Querétaro debido a que alcanza los 3 mil 360 metros sobre el nivel de mar.
Este cerro se encuentra en el municipio de Colón, a dos horas de la capital, y el punto de partida para subir es desde la comunidad de Los Trigos, se camina más de seis kilómetros por un sendero de piedras, que se encuentra rodeado de pinos y encinos, por lo que podrás ir disfrutando de la naturaleza y escuchando el cantar de las aves mientras asciendes.
Lee más: ¿Qué hacer y ver en el Pueblo Mágico de Bernal sin gastar mucho?
El último tramo es un poco más pesado para ascender, pues se tiene que subir por aproximadamente 500 escalones inclinados que te llevarán hacia el punto más alto.
Conforme vayas acercándote a la cima, irás sintiendo la imponencia de la peña, por lo que se vuelve toda una aventura.
A lo largo del recorrido encontrarás varios miradores, pero el que más destaca de todos es el que tiene una cruz instalada sobre una plataforma escalonada de piedras que a su vez conecta con la parte más alta del cerro y con un cuarto de roca que alberga en su interior una pintura de la Virgen de Guadalupe, realizada en 1999.
Lee también: Puente de Dios, un paraíso de aguas cristalinas en Querétaro
Una vez llegando podrás ser testigo de paisajes espectaculares de los límites de Querétaro y Guanajuato. En días despejados se distinguen las ciudades y las montañas. También se alcanza a ver San Luis Potosí y Michoacán.
Podrás admirar la vegetación que rodea la cima creando un escenario verde y vibrante, especialmente en temporada de lluvias.
Por su altitud, el cerro te permite ver como las nubes se extienden por el valle y los colores anaranjados y morados del atardecer pintan el cielo, haciéndolo todo un espectáculo visual.
Este imponente territorio montañoso es un antiguo volcán extinto, cuya historia geológica se remonta a hace 10 o 12 millones de años.
Sus formaciones rocosas, además de atraer turistas, es un sitio de interés de científicos e investigadores.
Este lugar fue habitado por otomíes y chichimecas por lo que es considerado sagrado con una energía especial. Muchas comunidades cercanas lo simbolizan con tener una conexión espiritual.