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Con poco presupuesto, muy poco, utilizando materiales que tenían a la mano, algún equipo prestado y con la idea de expresar esa angustia que padecen las mujeres que sufren violencia, Romina Díaz Araujo y Helena Cobo crearon Fuego, un cortometraje de stop motion hecho en Querétaro que ahora compite por un Ariel, máximo reconocimiento del cine en México.
Fuego cuenta la historia de Xóchitl, una joven mujer indígena, embarazada y atrapada en una relación abusiva. En una pequeña casa pasa sus días sin poder salir, porque su marido la encierra antes de irse al trabajo. Con el fuego de unos cerillos logra hacer un boquete en una pared, a través del cual ve pasar la vida, pero también ve la oportunidad para escapar. Cada día logra hacer la apertura más grande, mientras los vecinos cuchichean y en lugar de ayudarla le llaman “¡Bruja!”, por querer su libertad. Su único aliento y fuerza en medio de tanta incertidumbre es el niño que lleva en el vientre.
Un corto que nació en 2021
Romina Díaz Araujo, en entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, cuenta que el cortometraje se realizó en 2021, luego del mes de marzo en donde las marchas de mujeres avivaron el clamor de respeto y justicia ante la ola de violencia que alcanza a las niñas y jóvenes mexicanas.
“Veníamos saliendo de un mes de mucho movimiento feminista, muchas injusticias, indignación, no tenía ni un mes que una de nuestras amigas había sufrido una situación de violencia muy fuerte. Y traíamos las dos, Helena y yo, esos sentimientos en común, y decidimos sacarlos ahí, en esa historia”.
Se enfocaron en retratar la problemática de violencia de género, específicamente la situación que se vive en las comunidades indígenas. Y una de sus inspiraciones fue “La bruja”, un cuento de la cultura tlahuica.
“Decidimos que fuera sobre el tema indígena, y estuvimos leyendo historias que pudieran inspirarnos, leímos una historia tlahuica acerca de las brujas, esos seres que siempre se han visto como un personaje malo, incluso recuerdo mucho que en esa historia que leímos terminaba… ‘entonces se dieron cuenta que la maldad era real al darse cuenta que una bruja vivía entre ellos’. Y nosotras quisimos darle la vuelta, hablar de un tema super importante que son los feminicidios de las mujeres en comunidades indígenas, en donde hay cero justicia. Investigamos muchísimo, fue un periodo durísimo porque nos llenamos de mucha información, muy dolorosa, leímos casos de maridos que mataban a las mujeres frente a sus hijas, sin justicia, sin ninguna consecuencia, y todo esto como que culminó en el guión de Fuego”.
Sin presupuesto, pero con habilidades en la escultura, equipo personal y de amigos, además de sumar como productora a Cristina Bringas, fundadora de DOQUMENTA, lograron crear el cortometraje.
“Como no había presupuesto teníamos que ser muy inteligentes. Y la verdad utilizamos lo que ya sabemos hacer, no tratamos de inventar el hilo rojo, nada. Tenemos buenas habilidades para la escultura, para la creación, por eso escogimos stop motion. Y los efectos los terminamos resolviendo con 2D, era también lo que ya teníamos. En cuestión de unos tres meses y medio pasamos desde escribir la historia hasta tener la edición del cortometraje. En cada detalle se ve mucho de nosotras y de nuestra necesidad de crear y de sacar todos esos comentarios y experiencias que habíamos leído y que nos estaban haciendo tanto daño también por dentro”.
Una nominación inesperada
El corto fue resultado del último año de su carrera de Animación y Arte Digital, que cursaron en el TEC de Monterrey, Querétaro. Y Romina fue quien lo inscribió al Ariel, pero confiesa que fue sólo por tener una anécdota, no esperaba nada, ni siquiera sabía qué día se daría a conocer a los seleccionados, así que cuando se hizo el anuncio no se enteró de inmediato, fue Cristina Bringas quien vio la noticia y le avisó.
“Yo estaba en el trabajo y me llamó Cristina, me puse a buscarlo, encontré la página y lloré por horas, no podía creerlo, todavía ahorita no me lo creo, me digo: ¿Qué está pasando, tengo 24 años, cómo llegué aquí? Y aunque ahora lo veo y la verdad lo veo horrible, tiene muchísimas fallas técnicamente, me alegra porque justamente cuando lo creé dije: Quiero que esto sea el registro de cómo estoy ahorita y en unos cuantos años vea cómo he avanzado. Pero sigue siendo algo que salió 100% de nuestros corazones. Algo que es hasta incluso una extensión de mí. Yo así lo siento. Y me da mucho orgullo, me da mucho orgullo también escuchar a las personas que lo han visto y me han dicho que les gusta, hasta terminaron llorando. Yo empecé la carrera queriendo hacer sentir a las personas lo que las películas me hacen sentir a mí. Y haberlo logrado es de verdad mayor éxito que pude haber esperado con este corto”, comparte.
Fuego compite por un Ariel en la categoría de Cortometraje de Ficción, junto a los trabajos Tío, de Juan J. Medina; Mijo tiene un dinosaurio, de Alfredo Salomón; Llueve de Magali Rocha y Carolina Corral; y Secretum, de Javier Gutiérrez, producciones que abordan temas sociales como la explotación infantil; la separación de una pareja y problemáticas burocráticas que impiden que un padre no pueda ver a su hijo; la desaparición forzada y la búsqueda hecha por familiares, así como la violación a menores de edad. La ceremonia de premiación será el 11 de octubre.
Por ahora Romina trabaja en proyectos de otras personas, y lo toma como un proceso de aprendizaje para cuando llegue el momento de iniciar una nueva historia propia.