Recién terminaron la carrera de gastronomía, tienen 21 y 22 años de edad, y han iniciado un proyecto con el interés de llevar a la mesa de sus comensales el sabor de la cocina tradicional mexicana. Se llama “Gastro G”, y en su primera cena ofrecieron una tostada de pico de gallo con xoconostle, fruta típica del semidesierto queretano; el segundo tiempo fue una ensalada de nopales preparada en penca, acompañada con chapulines, setas y huitlacoche. Y el plato fuerte fue un conejo horneado al pulque, con una costra de chile ancho y pasilla.
De camino por la calle Escobedo, Carlos Cabrera Soto, Karla Ávila Jiménez y Mirel Morales Juárez, se encontraron con “El obrero nostálgico”, en donde venden bebidas prehispánicas a base de maíz, y platicando con Eneida Paez, creadora de este café, sobre la importancia del rescate de los sabores tradicionales, nació ‘Saboreando nuestras raíces’, su primera cena en la que utilizaron productos de la región que la gente sabe que existen, pero que no se utilizan, tales como la penca del nopal, el tequesquite, que es una piedra que sirve como sal, o la raíz de víbora, originaria de Querétaro, que se usa como un potencializador de sabores.
“Como gastrónomos queremos resaltar nuestra cultura y platillos tradicionales, lo que se hacía antes de que vinieran los españoles, pensando en qué se comía, cómo se comía y por qué; esa es nuestra finalidad, rescatar lo más que se pueda, obviamente antes existían más productos, más variedades de cebollas y chiles, que ahorita ya no hay, pero tratamos de rescatar los sabores más originales”, platicó Mirel.
Los tres jóvenes son egresados del Centro Universitario Internacional de México, en donde aprendieron de cocina prehispánica, se enseñaron a prender el fuego con leña, cocinar a las brasas en lugar de la estufa, y moler con molcajete en vez de utilizar la licuadora.
“Aprendimos todos los elementos que hacían que nuestros antepasados pudieran alimentarse, y nos interesa impulsar esos sabores que hay en Querétaro de siempre, pero que nadie conoce, no enchiladas, no guajolotes, no gorditas de maíz, sino la penca de nopal o el xoconostle, queremos ayudar a que estos elementos se sigan conociendo, esa es nuestra iniciativa”, detalló Karla.
“Antes no tenían aluminio, no tenían gas, las cazuelas eran de barro, todo era cocinado a fuego y a la leña, suena tan simple prender el fuego, pero se tiene que mantener en el mismo nivel para estar cocinando; y ahora sólo comen pollo, pescado y cerdo, cuando nuestra dieta básicamente era jabalí, venado, pato y conejo, ahora eso es como muy exclusivo, todo eso nos fue sorprendiendo de la cocina prehispánica”, platicó Carlos.
Antes de presentar su primer evento, se preguntaron ¿y después qué? Así nació “Gastro G”, con la consigna de promover los sabores mexicanos, pero también una cocina de autor, y ya tiene su propia página de Facebook, desde la cual estarán compartiendo sus actividades, y en la que se puede preguntar sobre los banquetes que ofrecen este grupo de jóvenes, que no temen experimentar.
“Nuestro proyecto a futuro es continuar promoviendo la cocina mexicana y queretana, pero también queremos fusionar, ir probando más elementos, hacer cocina de autor y ofrecer nuevas cosas”, aseguró Mirel.
Mirel creció en el ajetreo de los restaurantes de la familia, ahí inició su formación hasta que ella misma comenzó a hacer sus propias recetas, “empecé a experimentar y vi que era algo que sí me gustaba, eso me llevo a decidir que iba a estudiar gastronomía”.
Karla, conmovida por el ejemplo de su madre, eligió esta carrera. “Cuando yo llegué a vivir a Querétaro con mi familia, estábamos prácticamente sin nada, y mi mamá trabajaba en un restaurante, llegaba tarde a casa, pero siempre estaba al pendiente de nosotros, y eso nos mantuvo unidos, esa parte de ver a mi mamá trabajar en un restaurante, a mí me impulsó a la gastronomía y hasta ahora, no me arrepiento de nada”.
Carlos, por el trabajo de su papá tuvo la posibilidad de salir a varios lados, conocer y probar diversos platillos, más allá de lo que se anuncia como comida típica mexicana: tacos, gorditas y enchiladas. “Empecé a investigar y a ver los clásicos programas de cocina, cuando tenía 15 años comencé trabajar en los restaurantes y así quiero seguir”.
arq