Durante un año, Cristina Andrade viajó en bicicleta por distintos puntos de México para dar a conocer su Museo Botánico Ambulante, un proyecto que —con el conocimiento botánico— invita a las personas a observar y generar un diálogo con la naturaleza.

Y la forma que encontró Cristina para sustentar su museo fue a través de la joyería botánica que ella misma realiza, con especies de flora mexicana que recolecta, seca y encapsula con resina.

Collares, anillos, aretes y accesorios para el cabello son parte de lo que elabora, todo con flores naturales, en su mayoría de origen mexicano, pero también tiene piezas con flores de Nueva Zelanda. Su joyería son productos ornamentales que pueden ser utilizados tanto por mujeres, como por hombres.

Además de plantas, también tienen algunas piezas con mariposas reales, pero su proceso requiere más cuidado para preservar la belleza de sus alas. Los precios varían, según la pieza, la flores que utiliza y el proceso con que fue realizado.

Foto: Rocío G. Benitez
Foto: Rocío G. Benitez

En el Mercadito de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) es donde actualmente vende sus productos, los días martes y jueves de 8:00 de la mañana a 3:00 de la tarde.

La joyería botánica es una forma de vincularse y establecer un diálogo con la naturaleza, explica Cristina, especialista en horticultura ambiental, egresada de Ciencias Naturales de la UAQ.

El objetivo de un horticultor, comparte la especialista, es analizar las problemáticas de la crisis ambiental y proponer, a través de su conocimiento, proyectos para el mantenimiento de espacios, en busca de una restauración ecológica.

El uso de pesticidas y la mancha urbana, también son problemáticas que preocupan a los especialistas en horticultura.

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Con el Museo Botánico Ambulante recorrió el sur, todo en bicicleta. En Querétaro sigue su andar y se va a municipios como Amealco.

Además, ha llevado su museo a escuelas, su objetivo es acercar a las personas a la naturaleza, por medio de su proyecto.

Aparte de colaborar en iniciativas de educación científica, también le tocó trabajar en proyectos de conservación de plantas como el sotol, que en Tolimán se utiliza para ritos y ceremonias, como la ofrenda del Chimal. Lo importante, destaca, es hacer un uso de las plantas de manera responsable.

Trabajo complejo

Los accesorios de joyería son con plantas que Cristina planta o recolecta en campos o en zonas de la ciudad donde sobrevive la naturaleza.

La flor más común que podrán encontrar en su joyería botánica se llama Lantana camara también conocida como Cinco negritos, una planta nativa de las regiones semiáridas y tropicales de México. Entre las plantas más extrañas que tiene es una No me olvides, especie de Nueva Zelanda, que Cristina cultiva en casa.

Foto: Rocío G. Benitez
Foto: Rocío G. Benitez

Además, en su joyería hay piezas que tienen mariposas, son también especies que ha encontrado muertas en los campos, pero que luego de un debido proceso logra encapsular para eternizar su belleza, en una pieza de joyería.

Las piezas con mariposas explica que son un trabajo complejo, porque se tiene que ser muy cuidadoso al momento de aplicar la resina, para que no se rompan las alas.

En el caso de las flores y plantas, lo primero que se tiene que hacer es secar, ya sea con prensa, y utilizando otros materiales, harina o arroz, según las necesidades de la misma planta.

Lo más importante de su trabajo es invitar a las personas a entablar diálogo con la naturaleza, “atreverte a salir y ver cosas, atreverte a tener una relación con tu entorno”, expresa.

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Desde hace dos años, el museo tiene como sede Querétaro, aunque Cristina sigue haciendo recorridos en bicicleta a zonas cercanas, para recolectar sus plantas; también realiza visitas a escuelas con su Museo ambulante, explicando a los niños sobre las flores que ha estudiado.

En Facebook se puede encontrar su trabajo, en el perfil del Museo Botánico Ambulante. Ahí tiene disponible todo su catálogo, un estudio sobre flores y mariposas que ha recolectado, que comparte de manera gratuita para que los usuarios de las redes conozcan su nombre científico, especie y su historia.

Además de vender su joyería botánica en el Mercadito UAQ, también comercializa su obra en el tianguis del Tepetate; a través del mismo Facebook del museo, se puede consultar por las piezas de joyería disponibles, lo mismo sobre las visitas a las escuelas para llevar su Museo Botánico Ambulante, una experiencia de educación científica que interesa tanto a niños como adultos.

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