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“Me sentí como Woody Allen cuando lo invitaron a hacer un homenaje a Nueva York en la entrega del Oscar, y dijo: ‘Por qué a mí si hay gente mucho más talentosa, por qué no llamaron a Martin Scorsese o Spike Lee’. Y le contestaron: ‘Sí les dijimos, pero no estaban disponibles’”, dice Gabriel Hörner sobre la llamada que le notificó que fue elegido para recibir la Presea Germán Patiño 2022.
La referencia sobre Woody es real, ocurrió en 2002, y fue una sorpresa verlo en el Oscar porque tenía la costumbre de no asistir. Gabriel tampoco es afecto a los reflectores, como director del Museo de la Ciudad siempre manda el foco a los artistas, a las obras y proyectos que se presentan en este recinto que es un ícono de la cultura en Querétaro.
Y en esta entrevista dedicada al reconocimiento que recibirá, se nota incómodo, no está acostumbrado a hablar de él, sino de los trabajos expuestos, las actividades programadas, de los ciclos de cine que organiza.
La Presea Germán Patiño se otorgará a Hörner el 25 de julio en el Teatro de la República, en la ceremonia de Preseas y Celebración de Homenajes Póstumos, en sesión solemne de cabildo del ayuntamiento de Querétaro, que se realizará como parte de los festejos del 491 aniversario de Santiago de Querétaro.
“Me nominaron tres personas: Mariana Hartasánchez, Ignacio Baca Lobera y Rafael Rodríguez. Mariana redactó la nominación, la convocatoria establece que se debe entregar un documento sobre el candidato, y Mariana hizo un texto muy bonito, muy entrañable y muy inmerecido”.
La actriz, directora y dramaturga Mariana Hartasánchez ha nombrado a Hörner el santo patrono de los artistas queretanos. A Gabriel y al compositor Ignacio Baca Lobera (Premio Estatal de Cultura Querétaro 2021), Mariana los reunió en la obra Yankee Blues, que se estrenó en 2021.
Gabriel no es un director de museo tras un escritorio, es un gestor, un promotor, con la apertura para entablar lazos de amistad y complicidad. Recientemente participó en la pieza de arte acción Indulgencias de Valerio Gámez, vistiendo de sotana para otorgar el indulto a los pecadores que se presentaron.
“La gestión cultural bien entendida es una complicidad total con los creadores”, explica.
El cine, la literatura, son sus pasiones. ¿Qué es aquello que más le causa placer en la vida?
“Esa pregunta se la hice a un amigo filósofo y me dijo: Necesito cinco años para responder tu pregunta. A fin de cuentas, buen filósofo. Yo en cambio le contesté así, con toda seguridad y de inmediato, lo que más placer me causa en la vida: es compartir. Entonces, en un lugar como este, Museo de la Ciudad, llevo una vida de placeres y ahora me van a premiar por ello, está muy bien”, responde, luego lanza la pelota por la ventana, porque están muy inquietas Cañita, Tristana y la nueva integrante, Iskra.
A ellas tampoco les gustan las entrevistas, aunque siempre reciben con gusto a los invitados. Serán las grandes ausentes en la entrega de la presea.
El cine, una de sus pasiones
A Germán Patiño se le atribuye la creación del Museo Regional (1936), el más antiguo de la ciudad. Y el municipio de Querétaro otorga la Presea Germán Patiño “a personas que han invertido su talento y esfuerzo a favor de la creación, promoción y difusión de las artes y el incremento del acervo cultural del municipio”.
El Museo Regional no es un espacio ajeno para Hörner, ahí abrió su primer cine club, un proyecto que inició en León, Guanajuato. El cine es una pasión familiar, cada dos veces por semana iba al cine. “Y a mí me gustaba tanto que nunca era suficiente las veces que íbamos”.
En ese tiempo no eran comunes las proyecciones de cine gratuito, “cuando yo estaba en la secundaria, el Instituto Nacional de Bellas Artes tenía un programa de cine club y mandaban películas a las casas de cultura, que en ese tiempo pertenecían a Bellas Artes, eran películas en 16 mm. Eso fue un parteaguas para mí, porque eran ciclos extraordinarios. Y cuando se acabó este programa yo decidí continuar con las herramientas a mi alcance y empecé a acudir a las embajadas para ver qué ofrecían”.
Estudió comunicación y al egresar “tomé el monopolio de las materias de cine: lenguaje cinematográfico, historia del cine mundial, mientras seguía con el programa del cine club, y después empecé a trabajar para la Orquesta Filarmónica del Bajío y me vine con ellos a Querétaro”.
En 1990 comenzó con el cine club en el Museo Regional. Y desde la apertura del Cineteatro Rosalío Solano en el 2000, “he tenido injerencia en la programación de mayor o menor medida”.
El Museo de la Ciudad cumplió en febrero 25 años. Gabriel está en dicho espacio desde su nacimiento y desde ahí ha visto crecer a la ciudad y a la comunidad.
¿A dónde va culturalmente la ciudad y qué hace falta para continuar su desarrollo?
“En la medida en que se logre un interés mayor del poder económico en el impulso del arte y la cultura va a poder crecer, ya es un referente nacional, y empieza a ser un referente internacional en algunas cosas, pero en la medida en que haya un mercado y que no se tenga que subsidiar toda la producción y el consumo artístico se puede potenciar más. Y lentamente se empiezan a ver señales de interés por parte de las empresas de poder económico en impulsar la cultura”.