“Somos sobrevivientes de la pandemia”, dice la actriz y directora de La Mirruña Teatro, Jessica Zermeño, y lo dice haciendo todavía un recuento de los números rojos que dejó el cierre y restringido acceso a los teatros durante el confinamiento. Pero también lo dice con gran esperanza, este mes cumplió sus primeros cuatro años La Mirruña, empresa teatral que inició como un sueño. Y ya se prepara para abrir el espacio al 75% de aforo, ante el cambio a Escenario A en Querétaro.
“Nos sentimos orgullosos de poder llegar a este cuarto aniversario con todo lo que ha pasado este año. Me gusta ver la valentía, el entusiasmo que hemos tenido para seguir creyendo en este sueño”, platica Jessica Zermeño en entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro.
Su fiesta de aniversario fue el pasado viernes y se presentó El amor en tiempos de Whatsapp, obra que Jessica escribió para revelar las acciones y reacciones del enamoramiento, e inminente fracaso amoroso, a través de las redes sociales. Fernanda Guerrero es quien acompañó en escena a Jessica, en este montaje. Mientras que Martha Kuri fue invitada a develar la placa de aniversario.
Hace cuatro años, platica la actriz y directora de teatro, nació La Mirruña a la par de otros espacios escénicos. “Justo cuando iniciamos abrieron otros, antes éramos menos teatros, ahora somos 21 los que seguimos de pie, éramos 23, pero en esta pandemia se cerraron dos”.
En ese entonces Jessica vivía un enamoramiento. A su vida llegó Víctor Aguilera, su ahora esposo, y fue él quien la impulsó a materializar el sueño que tenía desde años atrás: tener su propio teatro.
“Como artista siempre he sido muy soñadora y siempre había soñado con tener mi teatro. Soy productora, escritora y protagonista de mis obras, pero nadie me enseñó a ser empresaria, nadie te enseña a vender tus productos, yo logré ser empresaria de teatro rentando espacios, y así me mantuve por siete años, creando producciones que hicieron que mi nombre pudiera sonar entre el público queretano, pero no sabía cómo ser empresaria independiente y con mi propio espacio, hasta que llega mi esposo, él fue el de la idea creadora”.
El trabajo previo, que se pueden contar como años de siembra, dio sus buenos frutos en la apertura de La Mirruña. “Nunca faltó gente desde que abrimos”, cuenta la actriz.
Lo más complejo que han vivido hasta ahora ha sido la pandemia, porque de 80 espacios que tiene el teatro, cuando permitieron finalmente el acceso a los recintos, sólo podían dar acceso a 20 espectadores. Ahora que se ha autorizado el 75% de aforo, se preparan para esta nueva etapa, sin descuidar los protocolos de sanidad.
“Si alguien se ha cuidado en esta pandemia somos nosotros, los teatros independientes”, expresa Jessica, quien también en este confinamiento se volvió portavoz del gremio.
La gran enseñanza que le ha dejado La Mirruña a Jessica, es combinar su responsabilidad laboral con su tiempo familiar.
“Cuando eres el empresario, aunque tengo un equipo y me ayudan de una manera muy apasionada, tienes que estar preocupado por todo, además de actuar, y creo que esa es la gran enseñanza que he tenido que aprender, el coordinar la vida personal con el espectáculo, eso es algo que me ha permitido La Mirruña. Sí es bueno dedicarte al 100% al trabajo y también es bueno dedicarle tiempo a las personas que tanto amas. Siempre pensé que no se podía tener todo eso, yo era de la idea de que si eres muy exitoso en lo laboral, la vida amorosa se fregaba. Y si eras muy exitoso en tu vida amorosa, en tu trabajo no. Y creo que La Mirruña me ha permitido tener un equilibrio, tener una familia y tener trabajo que me gusta y me apasiona, mi gran sueño”.