Cuando en los consultorios médicos tradicionales las personas no encuentran una respuesta a sus padecimientos, los centros de medicina holística abren sus puertas para aliviar diversos malestares, empleando técnicas orientales y poco convencionales, desde donde se observa y se trata al cuerpo, la mente y el alma como una sola unidad.
Claudia Flores es una terapeuta de 36 años que dedica su vida al estudio de la acupuntura, la medicina homeopática, la quiropraxis, la hipnosis ericksoniana, la terapia neural, la técnica de liberación emocional, el holobiomagnetismo y la biodescodificación, con el objetivo de ofrecer a la población queretana una gran gama de alternativas para sanarse.
Al ingresar a su consultorio, una pequeña y reconfortante habitación en la que ha sido dispuesta una cama para masaje y dos sillas, los pacientes son recibidos con un aroma a bergamota y menta, y el cálido saludo de Claudia, quien inmediatamente los invita a sentarse para iniciar con la sesión: “¿Cómo has estado?”, inquiere la terapeuta, siendo esta pregunta el parteaguas del diagnóstico emocional y físico de la persona, que le permite valorar cuáles son las técnicas más adecuadas para tratarla.
“No puedo decir que a todos les hago exactamente lo mismo, primero valoro dónde están enfocados sus síntomas, y sobre eso decido qué herramientas utilizaré. El humano posee un sistema muy complejo, porque no solamente es un cuerpo físico, como lo aborda la fisiología en el ámbito de la medicina occidental, nosotros también tomamos en cuenta que la persona que viene a confiarnos su salud, está conformada por emociones, pensamientos y un pasado que probablemente ha provocado la situación en la que está. Además, cada quien cuenta con un sistema nervioso diferente, de ahí la gran diversidad de personalidades”, afirma la terapeuta, quien durante ocho años trabajó como contadora pública, hasta que un día se cuestionó si realmente eso era lo que quería hacer. Después de meditarlo, decidió tomar el primer diplomado de quiropraxis que la Universidad Autónoma de Chapingo impartió en la ciudad, y al poco tiempo comenzó a profesionalizarse en las otras técnicas en instituciones como el Centro Universitario de Alternativas Médicas (CUAM), Quiroméxico, Instituto Mexicano de Medicinas Tradicionales “Tlahuilli” y el Instituto Tzapin de Medicinas Complementarias.
“Fue gracias al libro ‘El Tao de la curación’ que se me abrió por completo el mundo. Mis papás son mucho de la medicina convencional, por ello –literalmente– yo no sabía que existía esto. Entonces, cuando me acerqué a la filosofía china se me hizo muy interesante que cada emoción la relacionaran con un órgano del cuerpo y que analizaran cómo los ciclos de cada temporada del año afectan nuestro estado de ánimo. Esas indagaciones respondieron algunas preguntas que tenía desde hace mucho tiempo”, platica Flores, quien asevera, estas técnicas que parecieran ser el polo opuesto de la medicina occidental, en realidad la complementan, pues su visión es holística y se enfocan en curar el malestar desde el individuo, para llegar a la raíz del problema.
“Para nosotros no hay enfermedades, sino enfermos, porque cada paciente tiene sus propias síntomas. A lo mejor, por ejemplo, cinco personas tienen infección urinaria, pero diferentes malestares como sudor y fiebre. Generalmente la medicina convencional daría la misma pastilla a todas, en nuestro caso —con la homeopatía—, buscamos distinguir de dónde viene la infección en cada situación para saber cómo abordarla”, afirma Claudia, quien actualmente se encuentra estudiando la licenciatura de este sistema de medicina alternativa, en la Universidad de CEEUMA.
De acuerdo con la especialista, otro de los objetivos de quienes buscan sanar a las personas empleando técnicas como la biodescodificación y la hipnosis ericksoniana, es transformar la vida de sus pacientes de manera holística, pues consideran al cuerpo como un todo integrado, donde emociones negativas como depresión, frustración y enojo, pueden manifestarse a través de malestares físicos.
“Las emociones están mediadas por una interpretación mental que se desprende de una creencia y una perspectiva sobre la vida; ese modelo mental impacta en el sistema nervioso o en el sistema límbico que conecta con regiones cerebrales como el hipocampo, provocando reacciones químicas en el cuerpo”, explica Claudia sobre cómo una emoción mal gestionada puede enfermar a las personas.
Estrés: la gran epidemia del siglo XXI
“Me causa mucha risa cuando algunos pacientes llegan aquí diciendo que el doctor los ha diagnosticado con estrés: esa palabra es muy genérica. Es el resultado de no interactuar a profundidad con la persona para entrar en detalles sobre su vida, pues sabemos que hay causas diferentes. Mucho de lo que pasa en la actualidad, sobre todo en las ciudades, es que nos estresa el futuro: ser exitosos, tener el mejor carro, la mejor ropa y ser más competentes en lo que hacemos para conservar nuestro trabajo… habitamos el futuro y nos encontramos ausentes del presente”, dice Flores, para detallar que este padecimiento varía no sólo de persona a persona, sino también de acuerdo a la edad y contexto social de sus pacientes. En las urbes, asevera, ha encontrado más alteraciones del sistema nervioso entre personas de 30 a 45 años, principalmente ocasionado por razones laborales.
“El estrés es la forma más primitiva de la lucha por la sobreviviencia. Antes era causado por el ataque de un animal más grande, así que este mecanismo biológico te daba dos opciones: ataque o huida, y el cerebro se adaptaba a la respuesta, segregando adrenalina y cortisol, lo que provocaba un cambio químico en el cuerpo y la concentración de sangre en diferentes órganos.
Pero ahora, lo que sucede en la modernidad, es que el cerebro no distingue si esa fiera es un animal, tu jefe, tu mamá o el taxista que se acaba de meter en tu carril, sólo lo interpreta como ataque, y como no puedes golpear a tu jefe o dejar tu trabajo porque es tu fuente de ingresos, no generas ninguna respuesta corporal y por tanto, no liberas el estrés”, comenta la terapeuta con humor, para aseverar que las técnicas alternativas tienen un sustento científico, y están basadas en el estudio tanto de las funciones del cuerpo como de la mente, mismas que explica a sus pacientes para que puedan entender sus propios procesos.
Medicina sin riesgo
Durante sus consultas, la especialista utiliza metáforas, analogías, cuentos y versos, para hablar con el inconsciente de sus pacientes, y de esta manera, dar un “salto cuántico” —como ella le llama a la transformación de sus pacientes en personas más positivas y encaminadas hacia el autocuidado—. “Quién dice que las enfermedades son irreversibles, está mintiendo”, asegura.
Cada sesión es complementada con diferentes frasquitos y goteros que contienen medicina homeopática para sanar todo tipo de padecimientos físicos y anímicos.
“La homeopatía es la medicina del futuro, porque es bondadosa, amable y no perjudica a ningún otro órgano, ya que las dosis son tan pequeñas que así como entran, salen del organismo (…) Que es tardada, es mentira, tengo cientos de testimonios sobre su efectividad, y es tan rápida como nosotros queramos. La homeopatía es muy grande y para su estudio está divida en grupos: animal, vegetal, mineral y venenos, entre otros. Por ejemplo, usamos veneno de víbora o de abeja, así como arsénico, oro o plata, dependiendo de la somatología (causas). Imagínate el oro para una persona que ha caído en la gran desvalorización de sí misma, y que eso lo ha llevado a un desequilibrio tal, que ha pensado incluso en suicidarse, y no es algo de brujos (risas), tiene un soporte científico, sólo que es creada desde otra visión”, explica.
Finalmente Claudia celebra que las instituciones de salud pública se estén abriendo a formas alternativas de sanación, algunas de las cuales, como la acupuntura, ya han sido adoptadas por diferentes hospitales en la Ciudad de México.
“He visto que cada vez más médicos, aunque no las practiquen, recomiendan estas alternativas medicinales. Hasta el momento, en México ya aceptan la acupuntura dentro de instancias públicas como el IMSS y el ISSSTE, y hay personas dentro de la Secretaría de Salud que buscan incorporarlas pese a la resistencia”, puntualiza.
Para experimentar la diferencia
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