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Las mojigangas en la mirada de dos artistas

Julio Castillo y Gerardo Esquivel le imprimieron su sello a esta representación popular, y hasta este domingo se puede apreciar parte de su trabajo en Galería Libertad con “Retrato Hablado”

Foto: Archivo Loyola Guignard
10/02/2022 |07:10Rocío G. Benítez |
Rocío G. Benítez
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“La mojiganga es una máscara de cuerpo completo, con una mirilla que sirve para poder ver a través del tiempo y la distancia, dentro de nosotros mismos”, esa es la definición de Julio Castillo, sobre la mojiganga, figura tradicional de las fiestas populares. El artista, y Gerardo Esquivel, fueron creadores de diversas mojigangas, imprimiendo su estilo.

Además, Castillo creó un manual dedicado a “La Mojiganga, Constructivismo Mexicano apto para todo público”. Dicho manual, creado en 1993, fue rediseñado, editado e impreso por Oswaldo García, director del sello editorial Gold Rain. Los fanzines reeditados se repartieron entre el público que visitó la exposición “Retrato Hablado”, en Galería Libertad, muestra de los trabajos de Julio Castillo, quien falleció en 2004, y Gerardo Esquivel, en 2019, dos artistas que marcaron historia en Querétaro con su obra, su presencia e ideología.

Castillo detalló en su manual el paso a paso para construir la mojiganga, los materiales que se utilizan, como el carrizo para dar la forma, el yeso o el cemento para hacer los moldes, pegamento, y hasta agua hervida con ajo para el empapelado.

Las mojigangas en la mirada de dos artistas

En el manual explica que el origen de la técnica del empapelado viene de “la palabra francesa “collage” o “decoupe”, que significa pegar el papel. Esto fue empleado por los pintores cubistas en la pintura, allá por los años 20 y 30. La traducción en México sería “encolar”, que es el equivalente, y su origen viene de la elaboración de los “Judas”, y las máscaras que se elaboran para las festividades de Todos Santos y Semana Santa”.

Para el Patronato de las Fiestas de Querétaro, Julio y Gerardo realizaron varias mojigangas, Judas y mascarones, además de piezas de gran formato (que llamaban Gigantes) hechas con carrizo y cartón.

“Castillo y yo quisimos trabajar con las fiestas sin preocuparnos por la trascendencia de la obra, la circunstancia y la pompa de sus destinos… La risa detrás de la mirilla de la mojiganga, el trazo de sus evoluciones, el gusto de hacer lo que simplemente nos hacía felices. Sólo quisimos resolver en cada momento esa incertidumbre y cosquilleo de vivir al límite, de vivir plenamente y contarlo. Los festejos nos dieron la forma de comunicar este destino; hicimos una obra para la gente, para convivir. Eso fertilizó nuestro espíritu y nuestras manos… Tal vez no fuimos los mejores, fuimos nosotros, cada uno cada cual y vimos muy claro el signo y el símbolo de este trabajo, de este asunto entre fiesta y el origen, ese momento de triunfo, de momento triunfante, de su vida efímera, el encalamiento, la visión, el instante y su desaparición”, escribió Gerardo Esquivel en su libro “Agonía Moderna y Arte”.

Las mojigangas en la mirada de dos artistas

En otro apartado del mismo libro, detalló: “Castillo y yo sabíamos que lo más sencillo hubiera sido tomar una mojiganga del artesano cartonero de la tradición y firmarla como un objeto único elegido por el ojo del artista. Esto hubiera sido un acto vacío, sin imaginación, sin propuesta… Si trabajamos con un objeto artesanal, había que hacerlo único por nuestra mirada, pero también con nuestro trabajo: un objeto útil y único, que lo mismo funcionaba en la plaza utilizado como disfraz que detenido con objeto único, como ensamble o escultura de carrizo y cartón, objeto de autor, elaborado, utilizado, firmado y consumirlo en su función… Ese momento era lo que más nos interesaba, ese momento de conjugación. Esos momentos son lo que volvían a darle a la obra, al arte, esa capacidad de cambiarnos, de marcar la memoria, de tocar al otro por la poética, por esa confluencia de proposiciones artísticas”.

“Retrato Hablado” se inauguró en diciembre y estará abierta hasta el próximo 13 de febrero; la exposición ocupó tres salas de la Galería Libertad para presentar el trabajo de Castillo y Esquivel hecho en diversos materiales. Como parte del mismo proyecto de esta exposición se trabaja en un archivo sonoro para reunir anécdotas sobre la vida y obra de ambos artistas.

Y está pendiente la presentación de la convocatoria de la Bienal de Pintura Julio Castillo destinada a artistas nacionales y extranjeros que radiquen en el país. Las obras que presenten deberán ser inéditas, no estar inscritas en otros concursos y no haber sido seleccionadas en otros certámenes. La información completa de la convocatoria estará disponible en la página de la Secretaría de Cultura de Querétaro, en los próximos días.