Hay libros que se escriben, dice Martín Achirica, pero Eutanasia para vivir es un libro que fue dictado durante cinco años. “Lo escribí escuchando lo que el alma te dice cuando eres cliente del dolor, de la herida de la traición, después de 17 años de éxito”, dice.
De 600 páginas que inicialmente conformaban la obra, se resumió la esencia y culminó en una publicación de 280 hojas, con una lectura ágil y envolvente. No es un libro romántico, es un escrito duro, que duele, y el cual inicia sus primeras hojas hablando de algo que es certero para toda persona: la muerte.
“Eutanasia significa parar el dolor, parar el sufrimiento, dejarlo de pasar, y no dice que sólo te la puedes aplicar al cuerpo físico, sino al cuerpo mental, cuerpo emocional y cuerpo espiritual, y lo que te puedo decir después de aplicármela fue existir, pasar de lo invisible a lo visible, fue poderme amar, poderme respetar”.
“Empieza por mostrarle aquello de lo que ya están contagiados, estamos sentenciados a muerte, nos guste o no, en la primera parte habla de la muerte no elegida, y luego te habla de la muerte elegida, la que te puedes practicar, la que te lleva a matar al viejo hombre, a la vieja mujer que no está siendo feliz y plena, y para esa eutanasia se requiere adentrarte en tu relación con el perdón, a tu relación con el amor, con tu valentía, reconocimiento, adentrarte con el elegir. No es un libro romántico, es un libro que duele, que confronta el respeto y el amor y arropa cualquier tipo de creencia y la respeta”.
Eutanasia para vivir es la primera obra publicada de Achirica. Es un reconocido conferencista en temas de desarrollo humano y espiritualidad. Por 27 años se dedicó al mundo del espectáculo, trabajó con líderes como Mijaíl Gorbachov, el papa Juan Pablo II y el Dalai Lama.
Inició un viaje de aprendizaje personal y espiritual que lo ha llevado a India, Bután, Nepal, Europa y Sudamérica. Destacan sus estudios en Biblia y Torá, la práctica en budismo, judaísmo, chamanismo, taoísmo y yoga.