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Como un hombre generoso y culto, así recuerdan a Luis Alberto Arellano (Querétaro, 1976-2016), la poeta Minerva Reynosa y el editor Oliver Herring, quienes unen esfuerzos para rendirle tributo el 20 de noviembre, a las 18:00 horas, en Galería Libertad, ahí abrirán el micrófono para que el público, amigos, familia e invitados lean la obra del poeta queretano y compartan anécdotas sobre su vida y sobre el personaje que el mismo Arellano construyó.
“Es una fiesta para celebrar el paso de Luis Alberto en nuestras vidas”, explica Minerva, sobre “Digan en voz alta mi nombre”, homenaje en el que conmemoran los 45 años que Arellano cumpliría el próximo 21 de noviembre, y el 15 de diciembre, su quinto aniversario luctuoso.
En el homenaje también habrá venta de sus libros: Luis Alberto Arellano Obra (IN)completa, editado por Herring Publishers; Rafael Lozano, Mensajero de Vanguardias, tesis de doctorado de Arellano publicada por El Colegio de San Luis; y el libro Plexo, del sello Tierra Adentro.
“La labor de nosotros sus amigos fue convocar a su vez a otros amigos”, detalla Reynosa sobre el homenaje que inició previamente con la publicación de ensayos sobre la imagen, influencia y confesiones que dejó en sus conocidos Arellano, los textos se incluyeron en Grafógrafxs, revista literaria digital de la Universidad Autónoma del Estado de México, en donde además se publicaron poemas de Big Daddy se despide sin pegarle a la pelota, un libro que escribía Luis Alberto a partir de imágenes referentes al beisbol, intervenidas por Ismael Velázquez Juárez.
Sobre estos poemas, Herring, quien publicó la antología (IN)completa de Arellano, dice que no conocía el material y espera que con el tiempo salgan nuevos textos, porque Arellano compartía avances de su trabajo con amigos, o realizaba diversas colaboraciones.
“De ese material no sabía, en el momento que preparé la antología de obra (IN)completa, nadie me hizo saber de la poesía no editada y no me equivoqué al llamarla así, porque sí está incompleta, ojalá sigan saliendo más cosas de Arellano”, destaca Oliver.
Minerva llevará a Galería Libertad, el día del homenaje, ejemplares de Dactilograma de Luis Alberto Arellano, segundo título de La Oficinista, proyecto de Tokonoma Portátil. Y en diciembre, anunció la editorial Palíndroma, saldrá la edición queretana del poemario Bonzo.
“Yo pienso en Querétaro y pienso en Luis Alberto Arellano”, refiere Minerva. “Además de un poeta prolífico, lírico y experimental, fue un gran gestor, un pensador de cómo propagar la literatura, en el caso específico de la poesía, de generar vínculos entre distintas generaciones y territorios, yo no puedo pensar la ciudad de Querétaro, con toda la actividad literaria que ahora hay, sin obra de Luis Alberto, él siempre le apostó a la literatura, que es un camino tortuoso, en el sentido que es largo, y él abogó por el simple hecho de que le gustaba (…) era un gran lector y una persona culta, eso lo envolvió en una red de colegas, lo convirtió en una persona generosa, siempre abierta a ayudar, como todo personaje tuvo sus detractores, pero hizo mucha comunidad no sólo con gente de Querétaro, sino de México y otros países”.
Oliver coincide con Minerva en lo generoso y buen gestor, pues él fue uno de los impulsores del Seminario de Creación Literaria, en donde se formaron varios escritores que hoy destacan en la escena nacional. El Seminario, destaca Herring, debería seguir con su misión, pues desde la pasada administración que anuló el apoyo dejó de ejercer. Y advierte que hay que estar pendiente de los alumnos de Arellano, pues varios están comenzando sus propios proyectos.
“La figura de Luis tiene mucho para decir, por ejemplo, los alumnos que tuvo en la universidad, esas generaciones a las que le dio clase empiezan a figurar y creo que nos va a dar sorpresas sobre lo que Luis compartía en clases, quien tuvo la fortuna de tomar clase con él se podía sentir influenciado, porque él te daba referencias de cosas que no conocías, te abría mundos, con su generosidad te compartía nuevos textos y autores, al igual que películas y música. Tenía el estigma de poco amigable, para algunos, pero era generoso, un maestro generoso, a pesar de esa aurea que lo rodeaba, como terrorista cultural, enérgico, como un villano de la literatura, pero yo tengo la fortuna de conocer el lado bondadoso y generoso de Luis Alberto, impresionantemente inteligente, creo que eso también lo caracteriza, yo lo veía maquilar ideas y hablar de la ejecución de esas ideas, como si fuera lo más fácil, y eso me impresionaba mucho, era una persona inteligente que compartía esa inteligencia”, recuerda Herring.