Genio y loco, pero también un hombre lleno de sensibilidad, así era Miguel Ángel, el famoso artista italiano que a los 24 años esculpió una de sus máximas obras: “La Piedad”, y una réplica de dicha pieza, junto a otras esculturas que en original sólo se pueden ver en Europa, acompañan la exposición Miguel Ángel, El Divino, que se inaugura mañana en el Museo de los Conspiradores y a partir del 1 de noviembre abrirá a todo público.
Entre 1501 y 1504, luego de que varios artistas intentaran tallar un gigantesco bloque de mármol de Carrara, que se transportó a Florencia por el mar Mediterráneo, “El David” nació en las manos de Miguel Ángel Buonarroti, quién logró representar la perfección y belleza masculina del Renacimiento en una escultura de más de cinco metros, con la réplica de esta obra de arte inicia el recorrido de la colección.
En 2016 llegó la muestra a México, su primera sede fue Puebla; Monterrey y San Luis Potosí también la recibieron, ahora está en Querétaro para dar a conocer el trabajo del escultor, pintor, arquitecto y poeta italiano, con réplicas de bustos, esculturas, pinturas y maquetas. Por cuatro meses estará en el Museo de los Conspiradores y esperan romper el récord que dejó en ese mismo espacio la exposición de Tutankamón.
En entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, Giacomo Candini, historiador y curador, destacó que la serie es para todo público, en donde podrán conocer la obra, los mitos e historias que giran alrededor de la vida de Miguel Ángel, también llamado El Divino.
¿Cómo surge la idea de Miguel Ángel, El Divino?
—La serie nace en 2010, porque el Museo de Miguel Ángel en Caprese, pueblo donde nació el escultor, quiso realizar una exposición que pudiera recorrer el mundo, trayendo la obra más importante de Miguel Ángel para la gente que no pueda viajar a Italia y otros lugares de Europa donde está su obra. La muestra viajó primero a Taipéi, Taiwán, con menos piezas de las que ahora están, y seguimos realizando más réplicas para enriquecer la exposición; en 2016 nos contactaron de Puebla y ya vamos por la cuarta exhibición en México; tendremos otras ciudades por visitar, porque el objetivo es promover la obra de Miguel Ángel en diferentes países, queremos llevarla al sur y norte de América.
Son réplicas fieles a los originales, una gran oportunidad para ver obras que sólo se encuentran en Europa.
—Sí, gracias a la tecnología y a moldes sacados de las primeras copias de los originales, se pudieron realizar estas réplicas fidedignas a las que están en Italia y que no pueden viajar; es un chiste pensar que “El David” —que ya tiene muchos problemas estructurales— pueda partir de Florencia o que “La Piedad” que viajó una vez en los años 60’s, por una expo en Nueva York, pueda volver a salir después de lo que ha padecido en 1992, cuando fue atacada por un loco que la golpeó a martillazos, no hay manera de que estas obras —y menos las principales— puedan viajar; el proyecto es presentar piezas fieles para que la gente las conozca y perciba sus detalles, cuál era el fin de Miguel Ángel al crearlas; una exposición como esta, que tiene la pieza, que pueden admirar, junto a la historia, videos, información, da un relato completo de lo que era aquel entonces el hombre Miguel Ángel, su arte y entorno, todo para comprenderlo. ¡Qué emoción!
“La Piedad” es una de sus máximas obras, y la realizó con tan sólo 23 años, eso habla de que era un genio.
—La empezó a trabajar a los 23 años y un año después la terminó, era un escultor de 24 años que logró una perfección tan alta, con su gran conocimiento de la anatomía, además de las técnicas de escultura que eran algo que le pertenecían, como lo es el aliento y el aire; él tenía una capacidad increíble, pero también poseía conocimientos anatómicos, como podemos ver en el Cristo de “La Piedad”, que pudo crear gracias a los estudios que realizó sobre cadáveres, en aquel entonces eso estaba prohibido, pero a él le dieron permiso de llevarlos a cabo, y por eso hizo esta obra tan perfecta que en la piedra se ven los nervios, músculos y venas, eso es algo extremadamente difícil.
¿Miguel Ángel era un artista nato y autodidacta?
—Él decía: “Yo soy escultor de natura”. Cuando nació, en una familia de cinco hermanos, su mamá estaba enferma y fue dado a una niñera a que lo cuidara, una nodriza, porque era muy pequeño, y esta nodriza era la mujer de un escultor, entonces él siempre dijo: “Junto a la leche de la nodriza yo chupé el polvo de la piedra y eso se me empezó a quedar dentro y por eso yo soy un escultor, no un pintor”. Decía eso a pesar de que hizo la pintura de la Capilla Sixtina, su alma era la de un escultor y gracias al entorno histórico y cultural en el que creció, que fue el Renacimiento, su contacto con los más grandes representantes del arte de aquel entonces le permitió formarse con tanta perfección, pero sí, él tenía un talento natural.
¿Cómo vivía las rivalidades con sus contemporáneos, como Leonardo Da Vinci?
—En aquel entonces, si paseaban por Florencia podían encontrar a Miguel Ángel y Leonardo discutiendo, porque se cruzaban en la calle y se ofendían, por ejemplo, Leonardo le decía: “Eres un panadero”. Porque siempre estaba sucio del polvo blanco del mármol. Y Miguel Ángel le expresaba: “Hasta la chacha de tu casa tiene más inteligencia que tú”. Era un mundo de celos, de caimanes, lo más importante para ellos era ser el número uno, había un gran enfrentamiento entre Miguel Ángel, Da Vinci y Rafaello, y por los celos, cada uno hablaba mal del otro y trataban de ponerse sombras. De hecho, la encomienda de la Sixtina fue un reto para Miguel Ángel, porque se consideraba que no era buen pintor, si fracasaba iba a pasar a la sombra, pero él acepta el reto y triunfa como el mejor pintor del Renacimiento. Entre ellos se odiaban y lo que buscaban era ser el primero. Y El Divino lo logra en la pintura, escultura, arquitectura y hasta en la poesía, tenía muchos enemigos. Era totalmente odiado.
Su obra está llena de sensualidad, eso, más su homosexualidad que fue tan encubierta, ¿cómo se manejaba en su época y cómo afectó a su trabajo?
—En casi todas sus obras, sobre todo en la pintura, puso muchos aspectos sexuales, en la Capilla Sixtina, que es el centro de la iglesia, habían desnudos en todos lados, en los 300 personajes de la bóveda hay mensajes muy explícitos, en el pasaje del pecado de Adán y Eva o en el juicio final, se presentan muchos cuerpos desnudos, que luego mandaron traer a otro pintor para que le pusiera calzones, pero el mensaje ya estaba ahí.
Y en su poesía habla de esos amantes que tenía, a sus 50 años era un personaje muy asediado por sus modelos, pero eran hombres muy jóvenes que luego lo dejaban, y él escribía todo ese sentimiento, su deseo sexual, su sufrimiento por ocultarse y el dogma de la iglesia, porque la homosexualidad no estaba permitida, aún así lo sexual es algo que pertenece totalmente al arte de Miguel Ángel, y eso no se dice. Era un artista al que le gustaba romper con los esquemas y en todas las disciplinas lo manifestaba.
¿Tres palabras con las que describirías a Miguel Ángel?
—Genio, por supuesto; loco, pero también extremadamente sensible, y esto lo aisló en muchos aspectos del mundo, era un ser muy profundo y demasiado exigente consigo mismo.
Para los estudiantes de arte será una visita casi obligada, pero del resto del público, ¿qué están esperando?
—Esta exposición ha sido visitada por medio millón de mexicanos, y hay público muy basto, chicos de 15 años que conocen algunos mitos sobre Miguel Ángel, que han estudiado en las escuelas, hasta señoras de 80 años que quieren ver “La Piedad”, y es una ocasión única para apreciar gran parte de todas sus obras, que en Europa están repartidas en Italia, Francia, Bélgica, Inglaterra, y aquí están reunidas para todos ustedes. ¡No se lo pueden perder!