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Desde hace dos meses Mark Kadin comenzó a estudiar español, dice que en 60 días es imposible aprender un idioma y se disculpa por ello. Aunque pausado, habla español bastante claro y preciso. En su cabeza, explica, resuena el búlgaro, la lengua oficial de Bulgaria, en donde vive y trabaja desde hace cinco años. Pero también domina un lenguaje que no necesita traducción, es el lenguaje de la música, y es la música la que lo ha traído a México.
Ayer, Mark Kadin comenzó los ensayos con la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro (OFEQ), es el director invitado de esta semana, y se presentará este miércoles 16 de noviembre, a las 20:00 horas, en el Teatro Metropolitano, con un programa que exalta a Tchaikovsky, y que forma parte del ciclo de conciertos agendados por la misma agrupación para elegir a su director titular, puesto que está vacante desde 2020.
Son seis los directores que están en la lista de seleccionados, y Kadin es el segundo invitado que participa en las presentaciones que forman parte del proceso de elección.
¿Por qué quiere ser el director de la OFEQ?, es la pregunta infaltable para Mark, un experimentado director, ha tocado en orquestas de Europa, Asia y América, incluyendo la Orquesta Nacional Rusa, el Estado de Moscú y la Filarmónica Rusa. Además, ha colaborado con la Orquesta de Cámara Virtuosi de Moscú y ha dirigido alrededor de 30 conciertos anuales en Rusia, en particular dirigiendo a la orquesta en giras europeas a Suiza, los Países Bajos y Alemania. Y desde el 2017 ocupa el cargo de director musical de la Orquesta Sinfónica de la Radio Nacional de Bulgaria.
Con esta visita, el director suma cuatro encuentros con México, y sus experiencias anteriores le han dejado una buena perspectiva de las orquestas mexicanas y del público.
“Cada director tiene que hacer algo diferente, nuevo, un reto, y cuando me enteré de la convocatoria me di cuenta que esta era una buena oportunidad para asumir muchos retos. Yo pienso que nuestra vida es muy corta, y cada hombre tiene que probar algo nuevo, esa es mi filosofía, y yo quiero algo nuevo”, responde.
Esta es la primera vez que toca con la OFEQ. Y su primer ensayo, lo describe como un buen principio. “Mis impresiones de la orquesta son positivas, pero pienso que lo más importante es el resultado final, así que invitamos a todos al concierto”.
Dos piezas del compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovsky, ha elegido para este primer concierto, es la Marcha de la coronación y la Sinfonía No. 4.
“He elegido un programa que, sin duda, será de interés para el público. Además, tiene toda la gama de dificultades orquestales y es perfecto para nuestro primer contacto con la orquesta. El concierto abrirá con la Marcha de la coronación, escrito con motivo de la coronación del emperador ruso Alejandro III. En 1891, esta marcha inauguró el legendario Carnegie Hall de Nueva York, en ese histórico concierto, la orquesta estuvo dirigida por el propio autor”, resalta.
Dos historias peculiares
La historia de Tchaikovsky es peculiar, su obra es reconocida e interpretada en las salas de todo el mundo, pero en su juventud nadie creía en su talento, principalmente sus padres.
“Ellos querían ver a su hijo como abogado, se graduó de la Facultad de Derecho. A los 30 años consiguió un trabajo en el Departamento de Justicia. Y tomó lecciones de piano en su tiempo libre. Una vez, el padre de Tchaikovsky le preguntó a su maestro si su hijo tenía algún talento. Él respondió que no tenía talento y que su hijo era completamente inadecuado para una carrera musical, 30 años después de esta historia, nadie dudaba del talento de Tchaikovsky. Su fama recorrió todo el mundo, era el compositor ruso número uno”.
La historia de Mark Kadin con la música también es peculiar. Él era el que no quería ser músico y sus padres los que insistían.
“Esta es una historia muy difícil, yo no tenía un deseo de ser músico, ni director, pero desde niño mis padres querían que fuera un músico y yo comencé desde los 10 años a tocar el clarinete, después tenía clases, escuela de música y el conservatorio, tenemos tres niveles en música en Rusia, y en el tercer nivel yo decidí comenzar como director de la orquesta. Y desde entonces hasta hoy, 30 años después, sigo siendo director de orquesta”.
La Sinfonía No. 4, “la perla del repertorio sinfónico”, interpretada por las principales orquestas del mundo, es una obra que su autor comenzó a escribir después de una fuerte depresión.
Mark describe la obra de Tchaikovsky como “comprensible y cercana a todos, sin excepción, impecablemente hermosa y extremadamente emocional”.
Pero al preguntarle si es su compositor favorito, guarda silencio, un largo silencio. Y responde que, como director, su obra favorita es la que presenta en cada concierto.