La cineasta Tatiana Huezo no podía terminar de escribir el guión de Noche de fuego, hasta que encontró su escenario ideal, la comunidad de Neblinas, ubicada en el municipio de Landa de Matamoros. “Fui a la Sierra de Juárez, Sierra Mixe, Sierra Norte, Puebla, recorrimos muchas montañas hasta que finalmente llegué a la Sierra Gorda de Querétaro, un lugar fascinante del que me enamoré”, platicó la directora de esta película ovacionada en el Festival de Cannes, previo a la presentación del filme en Los Pinos.
La cinta de Huezo estará en el Festival de Guanajuato, Festival de Guadalajara, y con el proyecto de Ecocinema irán a las comunidades donde no hay pantallas de cine. Mañana se estrena a nivel nacional, ocupando 100 salas. Además, planean una función especial en Neblinas para que los habitantes vean la película de la que también son partícipes.
“Queremos hacer una función especial en Neblinas, no sólo para darles nuestro agradecimiento, sino porque la película se volvió parte de la comunidad, y eso lo planteamos desde un principio (…) Ellos nos entregaron algo muy preciado que está en la película, no solamente sus paisajes, sino sus secretos, esa alma que tiene la película, hay veces que uno quisiera involucrarlos más, pero yo siento que la comunidad está muy involucrada”, platicó el productor Nicolas Celis.
“Me acuerdo que cuando fuimos a pedirles permiso, les presentamos en la cancha de basquetbol una película, llevamos un proyector y convocamos al pueblo, empezamos a ganar su confianza porque necesitábamos que nos abrieran toda la comunidad, al hacer una película íbamos a necesitar los animales de uno de los vecinos, que nos prestaran a veces Internet en el centro municipal, los extras, coches, asistentes de producción, necesitábamos colaborar con ellos, entender sus tiempos y ser respetuosos con eso”, agregó.
Noche de fuego narra la historia de Ana y sus dos mejores amigas, cuyas madres las entrenan para huir de los hombres, pero un día, una de ellas ya no vuelve a su escondite.
Mayra Batalla da vida a Rita, madre de Ana, personaje interpretado por la queretana Marya Membreño. Las actrices convivieron con la gente de la comunidad. Marya hizo amistades y ha vuelto a Neblinas tras el rodaje.
“Tatiana quería que hiciera un trabajo de inmersión con esa gente, que conviviera con las señoras con que nos tomamos el café, con las señoras que nos prestaron sus casas, y en ese sentido yo tenía mucho material el cual podía proponer al servicio de la historia; es un privilegio poder adentrarte a esas historias y representarlas de la manera más real”, contó Batalla.
Estar en un lugar de bellos paisajes, pero lejano de la ciudad, fue importante para la actriz.
“Estar aislado, ese es un elemento importantísimo, y se nota, se vibra en la película, fue fundamental para las actrices meternos en ese ‘mood’, que era meternos en la desolación. El paisaje es hermoso y que estuviéramos tanto tiempo allá, en las casas de las personas que la producción habilitó porque no había hoteles, sino que son casas de mucha gente que se va a Estados Unidos, manda su dinero para construir su casa, pero que no habitan, eso ya de entrada nos decía mucho, y nos daba una atmósfera muy particular, pero también poco a poco nosotros nos fuimos convirtiendo en parte del pueblo, y una parte de cada uno nosotros se queda allá”, agregó Mayra.
