A pocos metros de Plaza Fundadores, existe un recinto inspirado en las antiguas tabernas parroquianas de Europa, donde desde hace poco más de dos años reinventan la mixología para descubrir nuevos sabores y experiencias etílicas, en una misión incansable.
Siguiendo su espíritu viajero, Dodo Café Cóctel Bar ha creado 12 nuevas bebidas en su cuarta expedición, con el objetivo de que los más intrépidos se beban la historia, para así recordar algunos pasajes que marcaron el rumbo de la humanidad.
“A nuestros menús, nosotros les llamamos expediciones, pues creemos que Dodo tiene alma de viajero. En esta nueva travesía elegimos diversas fechas que marcaron la historia del ser humano y las representamos en los cocteles. Los ingredientes empleados refuerzan el significado de cada uno de estos momentos”, explica Laura Soria, socia fundadora, quien recomienda a sus clientes probar “Corazón de Rose”, un brebaje hecho a base de rompope, que es la réplica de una de las bebidas que fueron servidas en el Titanic, antes de que este transatlántico británico se hundiera en la madrugada del 15 de abril de 1912.
Dentro de un pequeño, pero cálido espacio, con la típica barra de madera y una decoración que invita a pensar en otras épocas, los clientes son animados por el equipo especializado de bartenders, para arriesgarse a ampliar su panorama de sabores, a través de la combinación de diferentes etiquetas de destilados con una gran gama de ingredientes, que son extraídas incluso de la cocina mexicana, “como la tortilla tatemada y el aguacate que de repente es difícil que lo encuentres en un coctel, pues los conocemos más dentro del mundo de la gastronomía”, agrega la empresaria.
Además de hacer coctelería de autor, los exploradores pueden crear su propia bebida con ayuda de los profesionales, quienes con el propósito de promover y difundir esta cultura, explican a los curiosos el A,B y C de las técnicas de preparación, las presentaciones, texturas y temperaturas, pues en el bar también se sirven tragos calientes.
Además de las bebidas clásicas que rinden tributo a la costumbre, en esta nueva expedición el público podrá recordar los años 60 y 70, a través del coctel “Can’t buy my love”, inspirada en esta canción de The Beatles, o discurrir acerca del Tratado de Libre Comercio entre México, EEUU y Canadá con “Tacoctel”, una bebida preparado con aguacate, uno de los productos mexicanos de mayor exportación dentro del TLCAN.
Aunque no es hecho únicamente para los millennials, “Lagunas Lassi” es un coctel que homenajea la creación de Facebook, como una de las plataformas digitales que transformó y capitalizó las interacciones sociales, a través de imágenes y videos. Para reforzar esta idea, la bebida se sirve en un vaso de lente de cámara profesional.
Diseñador Galo Bertin
Por si fuera poco, ofrecen el coctel “Proverbio”, preparado a base de sake —vino de arroz japonés—, para recordar los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki en 1945, así como “Canta y no llores”, una bebida con la que se interpreta el sabor del café de olla, que rememora la solidaridad acaecida entre los mexicanos, tras el sismo ocurrido el 19 de septiembre de 2017.
En la carta también buscan erguir monumentos etílicos a lo local, no solamente a través del uso de ingredientes y productos queretanos como la Ginebra Armónico, un destilado hecho en San Juan del Río, sino también, reconociendo el aporte cultural y artístico a la entidad de grandes personalidades, tal como el diseñador Galo Bertin, a quien han dedicado la bebida “Galo Club”, cuya creación ha sido realizada con base en la historia de vida y la trayectoria profesional del creador.
arq