Por segundo año consecutivo no se realizará la Procesión del Silencio en Querétaro debido a la pandemia del SARS Cov-2.
Por esa situación, en la zona que se conoce como “El huerto” en el Templo de la Cruz, las cruces de madera que utilizan los penitentes permanecen guardadas en una bodega, a la espera de que el próximo año se pueda realizar el tradicional recorrido en Viernes Santo.
Esta es la segunda ocasión consecutiva en 55 años que en Querétaro no se realizará la Procesión del Silencio, una de las tradiciones más importantes para los fieles católicos, en la que participan cientos de personas de distintas hermandades, así como miles de asistentes a lo largo del recorrido.
El Patronato de las Fiestas de Querétaro dijo que “las crónicas nos dicen que nunca había pasado esto, que la Procesión del Silencio nunca en sus 55 años de historia se había suspendido. Pero esta breve pausa que se hace en Querétaro debido a la contingencia sanitaria no es suficiente para acabar con una tradición tan arraigada. La tradición sigue viva y seguirá viva después de esta situación. Pienso que los queretanos aprovecharán esta situación para reflexionar sobre cuáles son los valores que hemos perdido como sociedad, y cuáles valores tenemos que recuperar con urgencia”.
La primera vez en que se realizó este evento en la iglesia de la Cruz fue en 1966, año en que únicamente participaron 50 personas aproximadamente.
“El que inició con esta procesión en La Cruz fue Fray Ernesto Espitia, a raíz de una visita que él hizo a España y lo que vio allá lo realizó aquí en Querétaro, la primera vez que se realizó esta procesión se hizo solamente en el atrio de la cruz, fue un recorrido muy pequeño, nuestros archivos nos dicen que en aquella ocasión sólo participaron entre 35 y 50 personas”, señalan autoridades encargadas de la realización de dicho evento, que se ha vuelto una tradición.
Durante el recorrido, en el que se recuerda la pasión y muerte de Cristo, los participantes llevan las cruces de madera a cuestas; posteriormente éstas se desempolvan y fumigan, se alinean alrededor del huerto y se reparan aquellas que están en mal estado.
Algunas cruces llegan a pesar 90 kilos, todas están hechas con mezquite. De hecho, existe una comisión dentro de la iglesia encargada de conseguir madera y fabricar nuevas cruces cada año, en total deben ser más de 450.
Quienes integran el contingente que participa en la procesión pertenecen a diferentes grupos de hermandades y cofradías, que realizan un recorrido manifestando su gran dolor por la muerte de Jesucristo.
Se realiza tarde noche del Viernes Santo, empezando en el Templo de la Cruz y recorriendo las calles del Centro Histórico de la ciudad de Querétaro. En la Procesión se distinguen los sonidos de tambores y cadenas, pero ningún participante o espectador habla, ameritando su nombre. Es una de las celebraciones de Semana Santa más importantes en el estado.