Uno de los grandes atractivos de la primera temporada 2019 de la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro (OFEQ), son los estrenos de nuevas composiciones. En el primer ciclo destacan la presentación de nueve obras nuevas, y el pasado jueves comenzaron con el estreno mundial de “…para atrapar un son”, obra de Mauricio Beltrán, docente e investigador de la Universidad Autónoma de Querétaro.
“Nos da mucho gusto que un creador local tenga la oportunidad de apreciar su obra con una orquesta como la Filarmónica, y que ustedes la puedan escuchar como primicia, es la primera vez que se escucha en público. Siempre que uno interpreta una obra de Beethoven o Mozart surgen dudas; y muy pocas veces tenemos la oportunidad de preguntarle al compositor en vivo”, dijo Ludwig Carrasco, director de la OFEQ, para invitar al escenario a Beltrán.
El compositor habló al público de su pieza, obra inspirada en el son jarocho y dedicada especialmente a su padre Virgilio Beltrán, físico e investigador de la UNAM, autor del libro “Para atrapar un fotón”.
“Dentro de la gran riqueza de la música mexicana, que es muy vasta y variada, está el son jarocho, en lo particular a mí me llama la riqueza rítmica de las figuras que hacen cuando unen arpa, jarana y requinto; yo empecé a hacer una exploración de esas figuras que a veces son sumamente complicadas, la riqueza rítmica y las variantes métricas son profundamente complejas. Empecé a hacer una exploración de los sones, en particular de tres (“El Cascabel”, “El Pájaro Cú” y “El Siquisirí”), pero también encontré cierta relación con la música del norte de la India”, explicó Beltrán.
La pieza se realizó mediante un juego de imaginación que creó el compositor y compartió con el público del concierto.
“Imagínense que la diosa hindú de la música (Sarasvati) va a Veracruz, acompañada de un compositor ruso llamado Igor Stravinsky, y se topan con una tarima de son jarocho y tratan de entender lo que están escuchando, en un principio y hasta la mitad de la obra, ellos, Sarasvati y Stravinsky, cada quien a su manera intenta comprender el son jarocho y las figuras que hacen. Stravinsky es famoso porque la rítmica que él empleaba era muy interesante y variada.
Entonces, una diosa y un compositor, al principio no logran atrapar el son, sino hasta el final de la obra que abiertamente van a poder escuchar, un son basado en “El Cascabel”, detalló el compositor.
El concierto también incluyó la presentación del solista Alfonso Cosme, quien interpretó el “Concierto para corno”, de Reinhold Glière, una hermosa pieza en la que destaca el folklor de la música tradicional rusa; y la “Sinfonía No. 3, Heroica”, de Ludwig van Beethoven, se escuchó al final del concierto.
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