Querétaro es uno de los 32 estados que conforman México. De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) éste fue fundado en 1531 por el encomendero Hernán Pérez de Bocanegra, lo que lo convierte en un lugar cuya riqueza cultural y estratégica ha sido clave en la historia de México.


Un puente entre civilizaciones


Antes de la llegada de los españoles, Querétaro marcaba la frontera norte de Mesoamérica y albergaba grupos chichimecas cazadores y recolectores. No obstante, descubrimientos como la pirámide de El Pueblito demuestran que hace 2,000 años fue un importante centro ceremonial.

Con la conquista, su ubicación estratégica lo convirtió en un punto clave para el comercio y la expansión territorial.

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Querétaro en la historia de México

Durante el Virreinato, Querétaro fue uno de los principales centros urbanos del país. En 1810, la ciudad protagonizó la conspiración independentista liderada por figuras como la Corregidora.

Además, fungió como capital de México en momentos clave, como la invasión estadounidense y la promulgación de la Constitución de 1917.


¿Qué significa Querétaro?


Su nombre, proveniente del purépecha K’erhiretarhu (K’eri = grande, ireta = pueblo, rhu = lugar) o K’erendarhu (k’erenda = peñasco y rhu = lugar) ha sido objeto de interés por su simbolismo y origen.

Según especialistas de la BBC, la palabra “Querétaro” es una castellanización del término crettaro, que significa “cañada” o “lugar de juego de pelota”.

Este vocablo alude a la geografía del lugar, donde una cañada natural se asemejaba a una cancha para practicar el juego de pelota prehispánico conocido como ulama.


Urbanismo y arquitectura singular


La traza urbana de Querétaro destaca por combinar elementos hispánicos e indígenas. Los conquistadores españoles mantuvieron la cuadrícula característica de sus asentamientos, complementándola con callejones serpenteantes en barrios indígenas.

El Centro Histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1996, alberga joyas arquitectónicas como el acueducto, construido en 1735, conventos como el de Santa Clara y la Casa de la Corregidora, símbolo de la independencia mexicana.

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Hoy por hoy el estado es un punto industrial y turístico que conserva su identidad histórica y cultural, atrayendo visitantes y residentes gracias a su vibrante patrimonio y desarrollo moderno.

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