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Me acecha continuamente el temor de morir sola y salir en el titular del periódico amarillista de la ciudad: “Cuerpo de una mujer es encontrado en su domicilio después de que los vecinos se quejaran del hedor”. Y a ver, no digo tampoco que las probabilidades digan que vaya a llegar a vieja y muera durmiendo plácidamente en mi habitación. Soy tan torpe que seguro me resbalo un día mientras trapeo y me desangro del golpe en la cabeza.
Este miedo me ha llevado a la conclusión de que debo buscarme una pareja que pueda velar por mi existencia, dado que no he logrado entrenar a Ofelia, mi perra, para que me auxilie en algún accidente. También el hecho de fingir su voz para contestarme mientras le platico mis problemas ha sido una gran señal de que debo salir a buscar contacto humano.
Los amigos de mis amigos ya no son opción. O están todos casados o con pareja o les conozco todo el bagaje y las historias de terror. Es por eso que me he sumergido en las apps de ligue. Sí, esas que a todo mundo le da pena admitir que las usa. ¡Y bueno no es para más! La verdad es que sí encuentras cada espécimen que empiezas a dudar de tu autoestima y salud mental al estar compartiendo el mismo espacio con este tipo de personas. ¿Seré yo parte de este grupo de weirdos?
La dinámica es sencilla. Te armas de tus mejores fotos, pones una descripción en la que dejes ver un poco de tí, pero también te hagas la misteriosa. Claro, así empiezas, después de un rato tu biografía se convierte en un listado de las cosas que ya no quieres encontrar. En mi caso, después de unos creativos enunciados termino con las siguientes aclaraciones: No me interesan machos, homofóbicos, gordofóbicos u opresores. Sí, así de romántica. Pero es que después de varios malos momentos, intento filtrar lo más que puedo a los sujetos con los que platico.
Pensaría una que el mensaje está bastante claro, pero no. Pareciera que los atraigo, que los estoy retando. Aparece desde el güey judío que me escribió para decirme feminazi; así es la hipotenusa, los hombres que me dicen que su fetiche es estar con mujeres curvy, los que dicen “ni machismo ni feminismo, humanismo”, los que quieren convencerte que su forma de pensar es la única correcta, hasta los casados que deciden revelar ese pequeñísimo detalle hasta que ya avanzó la plática. No, pues enamorada.
Una vez que creas tu perfil, debes definir tus preferencias. Hombres, mujeres, no binarios, rango de edad, distancia a la que se encuentran de ti. Generalmente yo pongo un intervalo de unos 20 km, para poder coincidir y quedarnos de ver en el café más cercano. Aunque últimamente estoy pensando contratar el paquete plus que te permite hablar con extranjeros. Vamos, ya si vamos a pasar por este mar de lágrimas, al menos que sea con un italiano que me lleve a pasear por Venecia.
Ahora sí, empieza la búsqueda. La dinámica es relativamente sencilla. Das swipe a la izquierda si no te gusta el perfil o swipe a la derecha si te interesa, esperando que salga en la pantalla el tan aclamado “¡Tienes un match!” Yo suelo hacer esta práctica de búsqueda y de revisar perfiles los domingos de bajón o las noches de insomnio mientras lloro y cuestiono mi existencia. De esta manera me aseguro que no tendré la vara tan alta y podré hacer uno que otro match. Todo se complica cuando en las mañanas que me despierto con mensajes de perfiles de sujetos deplorables, me arrepiento de esta acción, me pongo a llorar, agendo una cita con mi psicóloga para que rescate mí estabilidad emocional y volvemos a empezar. El ciclo de la vida pues.
Es importante analizar bien el perfil de cada sujeto. Te sorprendería la cantidad de cosas que pueden poner en la descripción de su perfil; si es que ponen alguna, pero en el siguiente ejemplo podemos resumir lo que ponen la mayoría:
Ramiro, 36 años. No seré tu sugar. Fotos sin filtro por favor. Me gustan las mujeres naturales, fit e independientes. Soy super auténtico y me gusta tener pláticas profundas. Me gusta Spiderman, el fut y los videojuegos. Vamos por tacos. Si no te pareces a la de las fotos, tú invitas los shots hasta que te parezcas. Veámonos en persona, no acumulo matches.
A ver Ramiro: La calidad de tus fotos me muestran que seguro las sacaste con el Nokia del juego de la culebrita de hace 10 años, me queda claro que material de sugar no hay. Aparte, tienes 36, eso sólo me indica que seguramente estas tratando de ligar con morras de 18 años para considerarse lo suficientemente grande para que te digan daddy. Fotos sin filtro. Dude, en las que subes sale la foto de una troca que seguro ni es tuya, tu mano, una con lentes en lo obscuro, un tatuaje genérico y una frase inspiracional que te mando tu tía por WhatsApp. Quieres mujeres naturales, pero seguramente eres de los que le dice fodonga a una mujer que no usa maquillaje o no cumple con los estándares de belleza impuestos por la sociedad. Un hombre más que le gusten los superhéroes y los tacos y lograré juntar todo el álbum de “Hombres básicos 2022”. Pero lo más perturbante, es que hables del uso del alcohol para aprobar la apariencia de las mujeres y que en realidad no te interesa conocer a profundidad a las personas ni tener pláticas profundas como tanto alardeas.
Si logras encontrar un perfil que no te cause pesadillas por las noches y tienes la suerte de hacer match; ya que sólo de esta manera se puede tener contacto, puedes empezar la plática eterna y aburrida en la que respondes a las preguntas básicas de convivencia. ¿A qué te dedicas? ¿Qué te gusta? ¿En qué trabajas? ¿Qué estas buscando? Etcétera. La buena noticia es que los nuevos celulares ya guardan las predicciones de tu escritura así que con un par de clicks y enter vas respondiendo hasta pasar a las conversaciones entretenidas.
Ya llegando a este punto puedes darte cuenta si en realidad fluye o no la conversación y si te cae bien, y no te ha desilusionado el sujeto, puedes compartir información más personal, como tu Instagram. Es básico asegurarse que el sujeto cuente con redes sociales para que puedas comprobar que todo lo que te ha contado hasta el momento es real. Por supuesto no falta el que te dice que no tiene redes y vive alejado del celular. No Ramiro, eso no te hace más interesante, eso me hace creer que eres un catfish, que tienes oscuros secretos o que simplemente eres un error en la matrix. Además temo decirte que las apps de ligue están consideradas una red social, así, the joke is on you.
Una vez que compruebas que sus fotos, las cosas que comparte y sus actividades parecen ser fidedignas y después de conocerlo un poco más, llega el momento de agendar la cita en el café. Sinceramente a mí este paso me cuesta mucho trabajo ya que los hombres se desesperan por salir inmediatamente y no entienden que para nosotras es importante asegurarnos que no estamos hablando con un pervertido o un psicópata que nos vaya a cortar en pedacitos en nuestra primera cita. Porque entre morir trapeando o acuchillada, ¡pues voto por trapeando! Al menos moriré perreando con el trapeador y un buen reggaetón.
Al final de cuentas y después de mucho análisis, en una de esas conviene comprarse un buen dildo y adoptar un gato. Tengo entendido que ellos por más amor que te den, si mueres y tienen hambre, se comerían tus restos. Eso solucionaría la vergüenza de que mis vecinos tengan que oler mi cuerpo putrefacto y ahorrarme el saltar a la fama como el cadáver de la solterona de la ciudad.