El Festival Ibérica Contemporánea que se realiza en la capital del estado hizo un homenaje a la danza española, con música a cargo de la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro.
En el escenario del Teatro Metropolitano, la orquesta queretana abrió con una impecable interpretación de “Asturias” de Albéniz y a partir de ese momento, todo fue magia.
Con un majestuoso vestuario, interpretaron “Cortesanos”, “El día de la española“, “El canto del Ocells”, “Experience” y “Gallo rojo, gallo negro”. En este último, cantado por Silvia Perez Cruz, Manuel Segovia volvió a sorprender con una fuerza impactante y creó un folklore increíblemente contemporáneo, reinventando la danza con un concepto transgresor.
Asimismo, Sara Martin, toda una institución internacional en el mundo de la danza, regaló una coreografía de “Vide breve” de Falla y “Fado”, de Silvia Pérez.
La Compañía Internacional Proart, acompañada de la OFEQ, abordó una coreografía de Lucía Nicolas para el concierto número 9 in de menor de Vivaldi, con extraordinarios guiños al folclore andaluz y a la llamada Fiesta Nacional española. En este marco, Sandra Ostrowski presentó su coreografía “El cordón de mi corpiño”, con una excelente técnica y muy buen gusto.
El resto de la gala corrió a cargo de la Joven Compañía Larreal del RCPD “Mariemma”, que sorprendió tanto o más que en otras ediciones, por la calidad y por la propuesta en sí… Interpretó “Frenesí” y “Fandango en re”, de escuela bolera; y “Retrato”, “Ne me quite pa”, “Malo será” y “Caronte”, en danza estilizada.
Digna de mención es la precisión del uso de las castañuelas, elemento imprescindible en la cultura dancística española, así como presentar algunas coreografías para un solo bailarín, sin recurrir a presentar una pareja como por ejemplo hubiera sido razonable en el fandango en re.
Y “Caronte”, seguramente lo más impresionante de la velada, con un extraordinario arreglo de iluminación y una muy gráfica coreografía para representar al barquero de las sombras, el encargado de guiar las sombras errantes de los difuntos recientes de un lado al otro del río Alqueronte. Una propuesta que goza de un lenguaje muy contemporáneo y que busca aunar la raíz española con un discurso más personal, dando como resultado una obra llena de originalidad y plasticidad.
En resumen, una jornada difícil de olvidar, y un merecido homenaje a la gran Marienma.
Al comienzo se hizo un homenaje póstumo a Pollo Torreslanda, patrocinador y amigo del festival.