Roberto Aguilar es uno de los fotógrafos más prolíficos cuando en materia de fotografía de danza se habla. Su trabajo es la memoria visual de las compañías de danza clásica, buhto, contemporánea y flamenca más importantes del continente americano y europeo de los años 70, 80 y 90.

Aguilar cuenta con una experiencia de más de 50 años detrás de la cámara y las bailarinas. Preocupado por que su legado termine en una recicladora de basura o desechado, el artista cámara al hombro decidió donar su trabajo fotográfico, actualmente resguardado en cajas, para su clasificación, restauración, preservación, digitalización y divulgación. Esta obra es de un incalculable valor histórico para las artes escénicas del país.

El fotógrafo recibe a EL UNIVERSAL Querétaro para hablar de su preocupación por las imágenes que están a merced del tiempo, la humedad de Cuernavaca y un mal almacenamiento.

Explica el por qué su acervo le gustaría estuviera a resguardo de dos instituciones dedicadas a la danza y no en una fototeca.

Sobre la primera institución, describe, es por el cariño especial que le tiene al Colegio Nacional de Danza Contemporánea, que él considera una extensión de lo que fue el Ballet Nacional. A ellos “los conozco desde los años 70 y gracias a unas fotos que se publicaron en una revista que se llamaba Danza, dirigida por Elizabeth Pérez. Mismas que llevé cuando me fui a vivir a Europa y [tienen] en portada imágenes de Miguel Añorve, me abrieron las puertas de la danza en Europa”.

La otra institución se encuentra en Alemania es el Archivo Alemán de la Danza (Tanz Archiv Deutschland), que aglutina no solamente compañías endémicas, sino un archivo mundial. Aguilar argumenta que “ellos no son localistas. Una ocasión que fui a la feria internacional de la danza en Düsseldorf, me llamaron y me invitaron a conocer las instalaciones, que son de primer mundo. Me dijeron: ‘Pase por aquí en donde están las colecciones de foto’. [Y para sorpresa] hay una sección que dice Roberto Aguilar México y yo no lo sabía. Estaba ahí una colección de danzarías, calendarios y revistas. Les pregunté: ‘¿De dónde sacaron esto?’ y respondieron: ‘Tenemos el servicio que nos ofrecen las embajadas de todo el mundo que nos recopilan material interesante para nuestras colecciones. Aquí está su sección, señor Roberto Aguilar, para cuando usted guste engrosarla’. Entonces me pareció lo más lógico donar a esta institución otra parte; ahí estará segura mi colección de negativos”.

Falta de interés en México

Un poco decepcionado, Aguilar explica que su acervo “no lo dono aquí a México porque no encuentro esas condiciones. En el Cenidi Danza [Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza José Limón] nunca les interesó mi trabajo. Me dijeron ‘nosotros tenemos nuestros propios proyectos’, así me dijo una directora de cuyo nombre no quiero acordarme. Y yo le pregunté: ‘¿Qué este no es un centro nacional de documentación? Pues yo soy nacional’. A lo que le respondieron que ‘no’”.

Aguilar precisó que no se ha acercado al Sistema Nacional de Fototecas porque tiene una reticencia a que la foto de danza no esté considerada a la altura de la fotografía de arte. “No sé si eso puede ser un obstáculo, no quiero ya toparme con problemas en mi propio país”.

Es por ello que decide que el Centro Nacional de Danza Contemporánea (CENADAC) resguarde la mitad de sus archivos, ya que les “tengo ese agradecimiento eterno por haberme abierto las puertas de Europa. Duré más de 10 años trabajando gracias a esas fotos. Además es una institución que está trabajando por mantenerse, y pienso que tener una colección de este tipo les sería muy importante”.

Roberto Aguilar es una autoridad en la fotografía de danza, durante 50 años ha retratado la mayoría de las compañías en ocho países diferentes.

Al momento su acervo se guarda en 50 cajas que contienen negativos, fotos impresas, diapositivas y más de 100 CDs. Además “tengo colecciones de revistas alemanas, francesas, cubanas, americanas, mexicanas; programas de mano. Como la revista alemana TzanceDrama de los años del expresionismo alemán, yo tengo esa colección. No la tiene nadie. Si yo no la dono a una institución esa colección se va a pudrir o en mi desaparición del planeta alguien la tira la basura y las generaciones de alumnos de danza tienen el derecho a conocer estas cosas que dieron origen a lo que ellos bailan ahora. Toda la evolución de la danza está ahí”.

El acervo en cajas de pollo

Aguilar da cuenta que para la labor titánica de hurgar en sus archivos se necesita equipo humano y tecnológico.

Comparte que quien está levantado la mano para llevar a cabo la labor de digitalización es el CQI, pero afirma que el material original quedará resguardo del CENADAC y la otra mitad en el Archivo Alemán de la Danza. Otra institución que ha mostrado interés por preservar y restaurar su acervo es la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Querétaro.

En su acervo, los investigadores se podrán encontrar con una amplia colección de imágenes del ballet Bolshoi de Rusia, del Ballet Nacional de Cuba, “la que le dio todo el esplendor al ballet cubano en el mundo como Alicia Alonso, Aurora Bosch, Ofelia González, Fernando Jones, Andrés Williams y muchos otros”.

Reatrató 3 mil funciones

Roberto Aguilar estima que ha retratado cerca de 3 mil funciones de danza en su trayectoria. Es por ello que las etapas del proyecto de recuperación del archivo sería la visualización de las imágenes impresas negativos y diapositivas, hacer una edición con un comité y finalmente clasificar por temas, compañías, temporadas de ballet clásico, neo clásico, flamenco jazz árabe Buto contemporáneo o moderno, danzas exóticas, danzas populares; calcula que esta titánica labor podría llevar cerca de un año.

Como corolario para el festejo de 50 años de labor periodística, Roberto Aguilar planea también editar un libro que, más allá de ser un manual técnico de cómo realizar fotografías, será un retrato autobiográfico de su paso de gato por la danza.


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