Hay muchas salidas, le decían sus seguidores en Twitter. Pero el músico Armando Vega Gil decidió tomar una: quitarse la vida. El motivo, según explicó en esa red social, fue no ver otra forma de encarar la acusación de abuso y acoso que subió una mujer de forma anónima en la cuenta de #MeTooMúsicosMexicanos.
El bajista de Botellita de Jerez había confesado a su amigo Santiago Ojeda que no recordaba el suceso del que se le acusaba. Ojeda llegó temprano al edificio donde vivía el artista alertado por un mensaje que éste subió a sus redes sociales pero, al no obtener respuesta, se trasladó a las oficinas más próximas del Ministerio Público, en la alcaldía Benito Juárez en la CDMX, donde corroboró el deceso.
Consternado, su compañero consideró que el suicidio no era la solución ante las acusaciones que podrían ser ciertas o no del Cucurrucucú.
“Hay que hacer cualquier cosa antes de suicidarse: buscar ayuda legal, anímica, moral y todo va cayendo por su peso. Si te tocó un mal momento pues bueno, te afectó, pero a la larga todo se arregla”.
Los miembros de Botellita de Jerez confirmaron la muerte de Vega Gil, que alertó a decenas de personas desde las 4:41 horas de ayer, cuando publicó su decisión en Twitter.
“Con un inmenso pesar, comunicamos que nuestro compañero @ArmandoVegaGil falleció la madrugada de hoy. Nos encontramos procesando esta noticia y haciendo los trámites correspondientes. Descansa en paz, hermanito”, escribió la banda.
En su mensaje final, el músico de 64 años pidió no culpar a nadie de su muerte y que ésta no implicaba asumir la responsabilidad: “Todo lo contrario, es una radical declaración de inocencia; sólo quiero dejar limpio el camino que transite mi hijo en el futuro...”.
“Quiero pedir disculpas a las mujeres que hice sentir incómodas con mis palabras y actitudes, a las mujeres que dañé con mis modos machistas...”, añadió.