El Teatro de Cámara Pamela Jiménez de la Facultad de Artes de la UAQ es el escenario perfecto para arropar la obra Si fuéramos ballenas, de la joven dramaturga Diana Anaid Vasquez. En donde se lleva al espectador a un claro espejo de la relación complicada e íntima entre madre e hija, su evolución a través de los años, los secretos, la nostalgia y el perdón por las heridas de infancia. Contada a dos tiempos, mientras la narrativa escénica ocurre en el espacio de convención de la casa, que es la cocina; la narrativa onírica de los diarios de la protagonista, ocurre en visuales en pantalla.
Esta pieza fue presentada en su versión de lectura dramatizada durante la edición de 2023 del Festival de la Joven Dramaturgia. La directora de la obra, Abigail Contreras de la compañía Psicostasia Teatro; comentó para El Universal que cuando leyó el texto “-dije bueno, lo primero que necesito es a Oriana y a Liz, porque la relación madre hija ya está entablada. Es real. Eso me iba a ayudar muchísimo a ahorrar trabajo, en el buen sentido; porque no iba a ser necesario construir el vínculo (actoral) porque ya existía. Entonces fue una decisión de dirección, digamos estratégica. Y junto con Camila Moya, que es mi mano derecha, empezamos a trabajar el texto donde hay una construcción de la visión de la maternidad desde nuestra situación como hijas y como madres también. Nos gustó mucho la experiencia. Propuse esta resolución de dirección de la parte de los diarios de Diana, en lo visual. Me interesaba cómo buscar un lenguaje para resolver la parte de los diarios porque es lo que va entrelazando todo lo que no vemos en la escena. Lo que vemos en la escena es la relación entre ellas a unos días de que Diana se vaya a estudiar su maestría. Pero la parte de los diarios nos permite comprender la complejidad de la relación de ambas.
La actriz Oriana Martínez, quien interpreta el papel de Diana comentó que “si bien es una relación muy diferente a la que tenemos, creo que descubrimos en el texto, que las maternidades siempre de alguna forma, alguna vez bromeando, decíamos si o si, terminas echando a perder. Y tratando de subsanar lo que hiciste mal, porque la maternidad no viene con un instructivo y cuando crees que lo tienes, no lo tienes. Entonces creo que aunque el tipo de relación que tienen el personaje de Diana con su mamá es distinto al nuestro, fue interesante ver desde qué partes conectamos.
Dora Elizabeth González, actriz y comunicóloga señaló que le pareció muy interesante porque creo que aunque se trate de cualquier género teatral, sin descalificación de ninguno, creo que el teatro tiene que decirte algo aún en una comedia, en un drama. Me parecía una excelente oportunidad para plantear la difícil relación que hay entre madres e hijas que incluso a veces con un exceso de amor te puedes equivocar y te puedes equivocar afectando como todo el linaje femenino.
Camila Moya, asistente de dirección, apunta a que es una historia para sanar heridas. Y recomienda al público “venir abierto a reconsiderar la relación que tiene con su madre, a sanar, a quererla, a llorarla, a amarla, porque pues si hay algo que nos identifica a todos es que todos tenemos una mamá o todo mundo llegó a tener alguna madre, alguna abuela, alguien que la cuidó del género femenino. Entonces creo que es importante venir a justo eso, a sanar las heridas del corazón, a las heridas de tener mamá, de ser mamá, de equivocarse, de amarse, de llorar”.
Dora Elizabeth comparte que “hay partes del texto que es difícil no llorar en ellas, porque las heridas maternas que terminan dándote a ti y quién sabe a cuántas generaciones, eso duele mucho”.
Esta propuesta de teatro acercado al documental, que aborda las maternidades diversas estará en funciones 5,6, 12 y 13 de marzo a las 20:00 de la noche, recepción 07:30 en el Teatro Pamela Jiménez de la Facultad de Artes de la UAQ. Y pertenece al ciclo de compañías invitadas de la Compañía Universitaria de Teatro Arteatral Cut.