Por: Araceli Ardón

Ella, Rosa Argentina Rivas Lacayo, es una mujer luminosa, cuya sabiduría asoma por las pupilas de sus ojos cuando mira de frente a una audiencia expectante, que desea escuchar su voz porque ya ha conocido su pensamiento, expresado a través de una serie de libros, con los cuales orienta a sus lectores, como si se tratara de un faro que se enciende al fin de la tierra, en la orilla del mar.

Esta mexicana excepcional es licenciada en Bellas Artes y psicoterapeuta clínica. Es maestra en Logoterapia y especializada en Psico-oncología. Ha invertido muchos años de estudio, investigación y formación profesional, hasta llegar a ser una conferencista de excepcional calidad humana, pues no se muestra lejana a sus lectores o sus escuchas en las conferencias y ponencias. Todo lo contrario: es una persona de naturaleza cálida, de mirar profundo y de lenguaje directo, con una dicción tan clara que cualquier persona comprende su mensaje, lo asimila a través del tiempo que dura en escuchar su mensaje y luego lo retiene en la memoria, como una herramienta que le permite vivir en forma más plena.

La doctora Rivas estuvo en Querétaro para ofrecer una conferencia magistral en la celebración del Quinto Aniversario del Grupo Al-Anon de Juriquilla. La sede fue el Centro Académico y Cultural de la UNAM en su sede ubicada al norte de la ciudad.

Uno de los temas fundamentales de su participación es la resiliencia. Con amabilidad y de forma clara, expuso en forma exclusiva para EL UNIVERSAL Querétaro.

RAR: “La resiliencia es la capacidad que tiene la persona para poder enfrentar la adversidad, lo que yo llamo las tormentas de la vida. Al enfrentarlas, no solamente puede sobreponerse a ellas, sino aprender lo que cada una de esas tormentas nos deja de aprendizaje, y por tanto convertirse en una persona mejor. Esa es la verdadera resiliencia”.

Al ahondar en los conceptos que encierra este vocablo, abunda: “La palabra resiliente viene del italiano resiliare, que significa rebotar. Tiene su origen en el siglo XIX, y se refiere a la capacidad de un material de poder ser sometido a una fuerte presión y que, cuando es liberado de ella, retoma su forma original. Este concepto de resiliencia es de acuerdo con la física, pero el ser humano, cuando es presionado, no solamente puede rebotar a como era antes de recibir la presión, sino que puede convertirse en algo mejor; ese es el verdadero alcance de la resiliencia. Ser resiliente implica salir de la tormenta y no perder la capacidad de amar, de luchar y de tener esperanza. No se trata tan sólo de regresar, sino de rebotar. La almohada en la que pones tu cabeza por la noche vuelve a su forma en la mañana, una vez que te levantas. Es resiliente, ya que recupera su forma. El ser humano es mucho más que una almohada o una pelota de goma. La experiencia que has vivido bajo una presión te da una lección a aprender. Si eres capaz de aprender de ella por tu naturaleza resiliente, te conviertes en una mejor persona”.

Tres de los títulos fundamentales de la bibliografía de la doctora Rivas son Saber crecer, Saber perdonar, y Saber pensar.

Doctora, ¿sus libros, tienen origen en el conocimiento de las funciones de la mente?

RAR: Claro, desde hace 53 años me he dedicado a la enseñanza de la dinámica de la mente. Mi primer libro, sin embargo, fue el de Resiliencia, que salió de la imprenta en el año 2006. Su título es Saber crecer. Como subtítulo: Resiliencia y espiritualidad. En el año 2024 acaba de salir una segunda edición, con un capítulo nuevo.

Perdonar, ¿por qué es tan importante?

RAR: El perdón es importante porque, si no perdonas, te quedas atrapado en el pasado. La culpabilidad y el rencor son maneras sutiles de quedar esclavizados a situaciones que ya no existen. Mientras no perdonamos, seguimos atados a ellas, y de manera interior continuamos buscando no quién la hizo, sino quién la pague. En este punto es donde se repiten los patrones. Mantenemos pensamientos tóxicos en la mente, que generan amargura y la repetición de patrones nocivos.

La doctora Rivas, presidenta de la Asociación Latinoamericana de Desarrollo Humano, recibió el Premio Internacional de Ética otorgado por la Fundación Templeton, que se otorga a las personalidades que contribuyen a la investigación o los descubrimientos de realidades espirituales.

Con una pasión contagiosa, con alegría de vivir que se percibe auténtica, labrada día con día a pesar de los pesares, la conferencista que ha cautivado a lectores y públicos de varios países se entregó a la audiencia queretana en una hora que dejó en la memoria de sus oyentes varias ideas y sugerencias para vivir mejor. Con toda seguridad, el contenido profundo de sus frases se ha convertido en semillas poderosas que han germinado en el pensamiento miles de personas, es decir, de familias.

Mexicanos como esta mujer, humanista de nuestro tiempo, nos llenan de orgullo.

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