El hombre se pone de acuerdo con Daniel Seis. Afinan los detalles de una pintura que el joven hará al cliente. El artista plástico y diseñador gráfico dice que los últimos meses han sido complicados, pues sus principales ingresos como creador los conseguía vendiendo su trabajo en el andador Libertad. Ahora, con la nueva normalidad, las ventas, aunque son bajas, comienzan a recuperarse.
“Mi producción de pintura es independiente, y diseño para una empresa de marketing. Nunca dejé de pintar y empecé a notar una diferencia de mis compañeros que ya no lo seguían haciendo cuando estaba en la secundaria.
En la secundaria me ponía a dibujar, quería invitar a amigos a sumarse, pero no todos accedían y notaba que sólo uno quería. Ahí fue cuando pensé que era algo especial en mí, y me presentaba con la gente diciendo que me gustaba dibujar”, indica.
El bullicio del andador Libertad poco a poco regresa. Pese a las restricciones sanitarias, hay personas que salen a pasear por el primer cuadro queretano. Parejas, familias, grupos de amigos y turistas recorren la pequeña calle de manera lenta, se toman el tiempo para observar los diferentes estilos pictóricos que se exhiben ahí, haciendo del sitio una galería de arte al aire libre.
El artista dice que en el tercer semestre de la preparatoria, en un taller de arte, conoció a una compañera que dibujaba. Ahí, comenzó a conocer materiales, se especializó y se decidió a estudiar diseño, pero luego conoció el programa de artes plásticas y lo cursó.
Reconoce que en las dos ramas, diseño y artes plásticas, aún está aprendiendo, pero se siente más capaz en la segunda.
El último año, afirma, ha sido complicado. En el andador obtenía su principal fuente de ingresos comercializando su arte, pero tuvieron que cerrar por la emergencia sanitaria, volviendo hasta agosto pasado.
“Obviamente, la venta bajó mucho, pero dos meses después volví a tener ingresos del arte plástico y del diseño también. El diseño fue lo que me ayudó a solventar mis gastos, y ahorita apenas está resurgiendo un poquito lo de andador”, explica.
Alrededor de Daniel hay una decena de artistas que también ofrecen sus obras a los paseantes. Las ventas han descendido hasta 80%, en relación a lo que vendía antes de la pandemia, narra el joven creador.
Además de sus cuadros, Daniel elabora calcomanías que también comercializa.
En una cuadra, los transeúntes pueden encontrar diferentes expresiones artísticas, desde bodegones, hasta esculturas de animales en cuarzos, finamente elaborados por artistas de todas las edades. Daniel Seis es de los más jóvenes en el andador, con apenas 24 años de edad.
Indica que contrario a lo que se piensa, la creación artística requiere de tiempo completo, quizá no como estar en una oficina, pero sí es un trabajo que se debe de hacer diario, metódicamente y cumpliendo con horarios.
“Anteriormente era menos constante con el arte plástico. Mi actividad de diseño me ha consumido más tiempo actualmente. Llevo cuatro meses dedicándome más al diseño que a la pintura, pero anteriormente era al menos cuatro horas diarias y hasta seis”, abunda.
Explica que una parte de su trabajo artístico lo piensa directamente para la venta, lo que sabe que le gustará al público. Eso representa alrededor del 30% de su creación, mientras que el 70% son temas de lo cotidiano, inquietudes e intereses propios y que sean de interés social.
Precisa que lo que más le gusta a la gente va desde cuadros de mascotas, temas kawaii (bonitos o tiernos), que no incomodan y que tienen colores de la cultura popular mexicana. Temáticamente son personas felices, flores, paisaje mexicano.
El joven creador asegura que le gusta pintar cuadros de lo que se define como “estética bizarra”, además de que le gusta combinarla con la “estética sublime”.
Agrega que le ha sorprendido que la venta de ambos estilos es similar. “Como no me dedico tanto a hacer lo que a la gente le gusta, se me hace un poquito difícil visualizarlo, pero, por ejemplo, si tengo cinco cuadros destinados a la gente eso se vende, y cuatro cuadros míos, también. No es tanta la diferencia como en la obra de otros artistas”.
El diseñador expresa que en el futuro le gustaría estar a cargo de un estudio creativo, en donde se produzcan obras audiovisuales. La pandemia lo obligó a postergar por unos meses sus proyectos, aunque no los abandona.
“Ahorita está un poquito difícil, más que nada porque quiero levantar el proyecto de arte plástico, un poquito sobre el diseño. Ahora mis ingresos vienen más del diseño, que aunque sí me gusta, quisiera dedicarle más a la otra parte.
Se puede decir que es fácil, si decides tomar un camino, pero llevar más de un proyecto en tu vida y que sea exitoso es muy complicado”, puntualiza.