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Acompañado de su nueva producción homónima, con la que pretende continuar generando caos y provocando que los “aborígenes” saquen lo peor de sí mismos, Silverio lleva su show a otro nivel de violencia, agregando nuevas notas al repertorio.
En entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, este peculiar músico habla de sus inicios y de cómo ha logrado conformar un espectáculo único, a sus cerca de 20 años de trayectoria, que se ha visto afectada por la censura, pero reconocida por la sorpresa.
¿Cómo te sientes de volver a pisar la Glotonería?
De lujo, y no será la primera vez, ya ha sucedido antes, lo mejor es que vamos con nuevo material, estamos estrenando nuevo video, nuevo disco y nuevo show.
¿Qué puedes decir de este lanzamiento?
Es un disco homónimo, se llama “Silverio”, y es un material enfocado específicamente a la pista de baile y los shows en vivo, para lograr la destrucción total de la audiencia, estuve pensando en cómo hacerlo aún más violento y fuera de control.
¿Cómo podría ser más violento?
A veces se cree que no se puede, pero la verdad siempre puede ser peor.
A propósito de este nuevo disco, ¿sigue la misma línea de los anteriores?
Digamos que le subimos un poquito más el voltaje, trabajamos mucho más las frecuencias graves en cuestiones técnicas y lo más interesante es que abre con una canción titulada “Aborígenes”, porque así es como le llamo a toda la audiencia que disfruta de lo que hago.
Remontándonos un poco a tus inicios, ¿cómo surgió el apelativo “Su majestad imperial”?
Es algo que me gané a pulso porque democráticamente me lo pusieron todos los ‘aborígenes’ que disfrutan de mi música, ellos me empezaron a llamar así y se quedó; no me lo puse yo, me lo colgaron.
¿Cómo surgió este show transgresor?, ¿fue así desde el inicio?
Al principio tenía algunos tintes de un espectáculo extraño y macabro, pero con los años ha ido acrecentando, y siempre esa ha sido la idea, llevarlo a un lugar a donde nadie se animaba porque en realidad todos son unos sacatones.
¿Eres un rockstar o cómo te defines a ti mismo?
Más bien soy un showman, un rockstar es como los de Moderatto; a mí lo que me gusta es hacer un espectáculo único.
¿Cómo fueron añadiéndose los elementos como el traje brillante?
Quería usar traje en el escenario, veníamos de una década —en los años 90—, cuando la gente se subía de una manera muy común, yo creo que es un lugar que debe aprovecharse y dar cátedra, por eso salimos vestidos a la altura de la situación, nos gustan los trajes brillosos, pero sobre todo, creo que hay muchas cosas qué decir en cuanto a lo que se puede hacer en un espacio con público, las cosas no tienen que ser sólo de una forma, hay mil maneras de jugar. Siempre he dicho que la mitad de mi espectáculo lo hace la audiencia, entonces yo meto la mezcla, pero la otra mitad del show son cada uno de los asistentes, por eso cada concierto es diferente.
¿En qué momento decidiste desprenderte de tu ropa?
Al principio no era así, eso fue pasando con el tiempo y a veces me quedaba en calzones, pero eran más bien accidentes, sin embargo, me pareció una manera muy contundente y simple de elaborar un show, a mí no me interesa tanto las luces, fuegos, pantallas, proyecciones y toda esa parafernalia porque todas esas cosas, en vez de soportar, llenan huecos. Por eso me gusta hacer un espectáculo lo más simple posible y la manera más sencilla es trabajar con lo que tengo, que es mi cuerpo, reduciendo el show a lo más mínimo, pero a la vez, lo más efectivo.
¿Por qué el color rojo?
Como todos sabemos es el de la suerte y sobre todo en esta temporada, el 31 te lo pones para que no falte sexo ni dinero, yo lo uso todos los días para hacerlo más efectivo aún y da muy buenos resultados.
¿Este fin de año también los usarás rojos?
Claro y lo recomiendo, es un amuleto imprescindible, el calzón rojo es patentado por Su majestad Silverio.
¿Cuáles son tus deseos para el siguiente año?
Siempre pienso en el mundo y les deseo lo peor, entonces creo que lo voy a seguir haciendo.
¿En algún momento las cosas se han salido de control?
Sí, muchísimas veces han surgido situaciones bastantes peculiares tanto con la audiencia como con autoridades e inclusive con los medios, porque muchas veces no entienden, están acostumbrados a lo mismo, pero tiene que ver con el hecho de que la sorpresa ya no existe y eso es algo muy triste, porque el rock se ha vuelto una caja de cartón hueca y repetitiva, entonces cuando les mueven tantito, se descuadran o creen que no puede existir algo así.
¿Te ha tocado ir a otros países donde sorprendas con tu show?
Sí, hemos tocado en Europa, Estados Unidos y Sudamérica, sobre todo al principio cuando existía mucha censura por parte de los medios, y curiosamente en Europa me recibieron bastante bien, ahora ya hacemos giras por acá, pero me ha tomado aproximadamente 20 años.
La última vez que visitaste Querétaro hacía mucho frío, ¿existen condiciones que te detengan a deshacerte de tus prendas?
Jamás habrán condiciones climáticas que me detengan, he ido a tocar a Suiza y Alemania, donde verdaderamente hace frío y hasta me he desprendido de los calzoncillos.
Como parte de “Su majestad imperial”, ¿cómo sería el reino ideal?
Definitivamente sería un cagadero, es un poco difícil describirlo, pero me gustaría verlo todo completamente roto, sería mucho mejor.
Si pudieras crear un premio equivalente al Grammy, pero en tu reino, ¿cómo sería?
Un pedazo de basura, pero eso sí, muy brillante, y le daría un premio a la sorpresa, porque creo que es algo en lo que debemos trabajar.
¿Cómo logras mantener tanta energía sobre el escenario?
Un par de tequilas y ¡a la guerra sin fusil!, realmente no calentamos mucho, creo que toda la adrenalina que genera el público enfrente, es una droga más que potente.
¿Existen límites para Silverio?
El único sería la fuerza de gravedad, es lo que me detiene para acordonar el universo.
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