Como parte de las celebraciones del Día de Muertos, la gastronomía es parte importante de esta festividad en las diferentes culturas de la República Mexicana.

En el caso de Querétaro, existe un platillo que es muestra de las tradiciones ancestrales de la gastronomía que predomina principalmente en las comunidades de la Sierra Gorda.

Aunque en la actualidad son pocas las familias que siguen elaborando el tradicional "tamal de muerto”, este platillo ha logrado sobrevivir a la modernidad en las comunidades más alejadas.

El “tamal de muerto” se caracteriza por estar elaborado con masa azul, el relleno se elabora con queso y una salsa de chile guajillo y se enrolla de una manera peculiar, a modo de crear una especie de rollo entre hojas de maíz seco.

También se elabora con queso y piloncillo para ofrecer su versión dulce.

Su tamaño es más largo en comparación con los otros tamales tradicionales y deben quedar un poco aplanados.

Se dice que nixtamalizar el maíz azul tiene un grado de complejidad, por lo que muy pocas familias lo elaboran actualmente; además, según las creencias, debe usarse este tipo de maíz oscuro que representa el luto por la pérdida de los seres queridos.

Leyenda del origen del “tamal de muerto”

De acuerdo con historiadores, el origen de la preparación del tamal “de muerto” se relaciona con la existencia de un famoso curandero huasteco conocido como "El Gran Tuno“.

Su fama de sanador era tan grande que era buscado por personas de varios estados; sin embargo, cuando moría alguna persona que no podía ser sanada, “El Gran Tuno” mandaba a preparar tamales en honor al difunto para ofrecerlos a su familia durante el velorio.

De acuerdo con otras versiones de la leyenda, los tamales eran preparados con cenizas del mismo muerto y se ofrecían a su familia como una forma de recibir su esencia para que dejara el mal que le quitó la vida, pero este dato aún no ha sido comprobado. Es por ello que el color oscuro caracteriza a este platillo.

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