“La Metamorfosis”, “El Proceso” y “Carta al padre”, son piezas icónicas en la obra de Franz Kafka, pero Fernando Pérez Valdez menciona a “Informe para una academia” como uno de los cuentos más inquietantes del autor checo. Y en medio de la pandemia se dedicó a traducir del alemán dicho cuento, adaptarlo a un monólogo teatral y prepararse para actuar por primera vez un papel protagónico.
Simio es el nombre que Fernando ha dado al proyecto teatral que presenta en el Museo de la Ciudad, con el cobijo de EspeKtros Teatro, Omega Multimedia, y la dirección de Omar Alain Rodrigo. Las funciones serán los días 6, 13, 20 y 27 de noviembre, a las 20:30 horas.
Pérez Valdez es historiador, escritor, productor audiovisual, un inquieto creativo que años atrás se dio tiempo para iniciar un nacimiento en casa que tomó dimensiones monumentales y logró su exhibición pública, la experiencia de esa labor le permitió crear la escenografía de Simio. Y la música que escucha el público en escena es interpretada por el violinista Miguel Epardo, integrante de la OFEQ.
Simio es muy cercana a lo que vivimos en este 2020, habla del encierro, el anhelo de libertad y se vuelve “una reflexión al maltrato animal, a la supuesta superioridad del hombre, y al final queda la duda de quiénes serán más animalescos, si los simios o los humanos, porque expone a la sociedad, a los creencias que tenemos de ser superior a los animales”, explica Fernando y en entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro comparte detalles de su proceso, hasta llegar al escenario.
¿Antes no habías hecho teatro?
No, mis hermanos sí, la familia no estaba ajena a la cuestión teatral, pero yo nunca había hecho teatro. Y yo decía, el día en que haga teatro, aunque sea de arbolito, o de indito en una pastorela (ríe), pero quiero un día estar en el teatro y ahora que se presentó la oportunidad, dije: bueno, voy a hacerlo bien, como se debe, profesional y de verdad. Y ahora, por primera vez voy a estar delante del escenario.
Dices que por primera vez. Y estás solo en el escenario.
(Ríe) Sí, y son 40 minutos hablando como mono. No es fácil, pero afortunadamente un amigo mío, Omar Alain Rodrigo, que es un extraordinario director de teatro, se animó a dirigirme. Pensé que me iba a decir que no, que estaba loco. Y él se aventó el paquete de enseñarme. En momentos casi me hace llorar. Sí ha sido difícil, pero sí se lo agradezco, porque ha sido un entrenamiento a marchas forzadas.
¿Y cómo te sientes en el escenario?
Es una experiencia muy nueva, yo siempre había querido saber qué se siente estar en un escenario y es increíble, me encanta, me encanta poner el vestuario, el maquillaje, ver la escenografía, las luces, la música. Cuando juntas todo es una magia extraordinaria que te olvidas de ti mismo y te metes en el personaje, yo, por ejemplo, me tengo que olvidar de Fernando y tengo que ser un chango, hablar y gritar y llorar como chango. Lo vivo, es una cosa extraordinaria y no me arrepiento.
¿Cuáles son tus intenciones con el público sobre esta esta historia, pensando en que ahora muchos viven en confinamiento?
Mucho de la historia se pude relacionar con la situación actual del enclaustramiento, pérdida de libertad y miedo a salir, pero yo creo que más que nada el mensaje es darnos cuenta que muchos conceptos que tenemos preconcebidos, no son tal. Ejemplo, el concepto de libertad, no es el mismo para nosotros que para los animales, para nosotros es natural tener a un perrito amarrado, a un canario, eso es lo más normal y cuando nos sumergimos en la historia nos damos cuenta que no, que los humanos no actuamos con normalidad, que creemos que somos el tope de la evolución, en realidad no es cierto, a veces nuestras acciones dejan mucho qué desear y los animales nos dan enseñanza de la verdadera evolución.
Hay obras icónicas de Kafka, pero el cuento “Informe para una academia” no es tan conocido.
A mí siempre me ha parecido muy inquietante la obra de Kafka, “El Proceso”, “Carta al Padre” o “La Metamorfosis”, pero la crítica refiere que “Informe para una academia” es considerada como la más inquietante de sus obras, más que “El Proceso” y “La Metamorfosis”, aunque es muy poco conocido este texto en América, pero en Europa sí es muy conocido, incluso han hecho más montajes. Hay que comprender que la época en que vivió Kafka no fue fácil, vivió guerra y enfermedad, entonces parte de esa incertidumbre y miedo la refleja en su obra.