En 1997 se invitó a la comunidad de la Facultad de Psicología a compartir un testimonio escrito, una fotografía, una prenda o un testigo que diera cuenta en el futuro de su etapa vivida como universitarios; todos los objetos se guardaron en una cápsula del tiempo que llamaron el Pozo de lo inconsciente, la caja se enterró con la consigna de abrirla 20 años después.
El futuro llegó en 2017 y ante la mirada de varios de los dueños de aquellos objetos, algunos que ahora son docentes e investigadores de la misma Facultad, la cápsula se abrió, y lo que se encontró fue una caja con recuerdos llenos de agua y lodo; durante un año la licenciatura de Restauración de la Facultad de Bellas Artes trabajó en las piezas, el 95% se rescató y ahora ese material se exhibe en el Museo de la Ciudad.
En la inauguración de la exposición Cápsula del tiempo: El pozo de lo inconsciente 1997-2017, se anunció que la misma Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) está lista para enterrar, el próximo 29 de noviembre, la segunda versión del Pozo de lo inconsciente, que abrirán dentro de 25 años.
Manuel Guzmán Treviño, docente de la Facultad de Psicología, es quien propuso la creación del Pozo de lo inconsciente, como una manera de mantener viva la historia de esta institución.
“El asunto de la historia siempre me ha parecido necesaria e importante, no soy historiador pero también el mismo trabajo nos convoca a hacer historias, a conocer la historia de las personas y sus vidas, pero también entiendo que en el marco social, los pueblos que no conocen su historia están condenados a fenecer, por eso siempre ha sido para mí importante recabar información, datos que tengan en cuenta eventos importantes de la Facultad y la UAQ, y la cápsula tiene ese sentido, guardar la memoria”, platicó en entrevista a EL UNIVERSAL Querétaro.
Rolando Javier Salinas conoció como estudiante el Pozo de lo inconsciente, ahora como director de la Facultad de Psicología, será partícipe del instante en el que se guarde la nueva cápsula.
“Para la institución, presenciar la exposición es un evento emotivo que hace retornar la memoria, regresar a esos años y ver cómo nuestros estudiantes vivían en la universidad; para nosotros es importante porque estamos rescatando nuestra historia, sentir como si hubieran detenido un momento en el tiempo; en la exposición hay testimonios bastante emotivos y particulares que nos hablan del pasado, y ahora con la nueva cápsula lo que queremos es seguir rescatando la memoria, para que dentro de algunos años vean cuál es el aporte que hizo la institución y que se continúe haciendo historia”, explicó Salinas.
Un año para restaurar la historia. “Este es el Pozo de lo inconsciente que se construyó cuando nuestra Facultad cumplió su XXX aniversario, en febrero de 1997, cuando cumpla sus 50 años (2017) se destapará y lo que hay aquí adentro será exhibido a la comunidad de esta escuela como muestra de usos y costumbres de una época presente futura”, se lee en la placa de la cápsula del tiempo que también está en la exposición del Museo de la Ciudad.
“Hace 22 años éramos muy románticos e inexpertos, no calculamos muchas cosas de las condiciones en las que se hace una cápsula del tiempo, muy románticamente hicimos un agujero en el jardín principal de la Facultad, y sí pensamos en la humedad, el paso del tiempo, pero desconocíamos muchos factores de la microbiología, el clima, y así lo hicimos, le apostamos a envolver los objetos en muchas bolsas de plástico, pensando que con eso era suficiente, y en marzo del 17 abrimos la cápsula y ¡Santo Cristo redentor! eso era un desastre, estaba inundado, tenía como 25 centímetros de agua, lodo, con una pestilencia horrible y fue una decepción bárbara, había un montón de gente, todos viendo con cara de decepción y frustración”, recordó Manuel Guzmán Treviño.
El romanticismo de la comunidad de Psicología también se ve en sus recuerdos, en la exposición hay sentidas cartas que se firmaron con un beso pintado en rojo, algunas declaraciones de amor, fotografías carcomidas, credenciales de estudiantes, un bote de gel, botellas de vino que entraron vacías a la caja, una de champagne que sí estaba llena y que se derramó a lo largo de estos 20 años, playeras con el logo de la Facultad, unos lentes al estilo de John Lennon, dos pequeños casettes, un VHS que se arruinó con el agua, un condón, y extrañamente también se exhibe un brasier, que nadie sabe cómo llegó a la cápsula del tiempo.
“Cuanto estábamos rescatando todo vimos que había unas declaraciones de amor bastante comprometedoras, con nombre y apellido, algunos ahora son docentes, nos cuestionamos si debíamos exponerlas, pero si lo pusieron, ahora que se hagan cargo, porque era para que se exhibieran en el futuro, que es hoy”, expresó Guzmán Treviño.
Ahora, con la lección aprendida, ya han hecho recomendaciones para el diseño y conservación de la nueva cápsula y así evitar desilusiones próximas; desde hace un mes lanzaron la convocatoria para invitar a estudiantes, maestros, personal administrativo y de intendencia a llevar sus recuerdos, guardarlos en la caja y esperar el futuro de los próximos 25 años.
La exposición del Pozo de lo inconsciente estará en el Museo de la Ciudad hasta el 2 de diciembre. La gran pregunta ahora es: ¿a dónde van a ir a dar todos los objetos de la primera cápsula del tiempo?
“Eso también nos lo estamos preguntando nosotros, ¿dónde vamos a guardar todo eso? La Universidad tiene que hacer un museo histórico, es un deber de la institución tener un museo, fotografías y cosas que hablen de la UAQ, desde hace mucho estamos considerando eso, porque sí es indispensable que la universidad tenga un museo, que de hecho todas posean un espacio para poder conservar su memoria en buen estado”, añadió el docente y psicólogo clínico.
cetn