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La carga de dinamita está a punto de explotar en la mina, pero la mecha tarda más de lo esperado y alguien sale a verificar, a partir de ahí cambia por completo la vida de los personajes de Irineo, obra de Alejandro del Castillo, ganador del Premio de Novela Breve Rosario Castellanos 2019.
Irineo es el primer libro de una trilogía y tiene una dedicatoria especial al señor Salvador, padre del autor, y a un grupo de mineros de Hidalgo.
Alejandro es egresado de la UAQ, un muy joven promotor literario que ha tomado camino en el mundo de los libros a través de su propio sello editorial Revarena. Pero con Irineo dejó a un lado su perfil de editor y se dedicó a escribir. ¿Y de dónde surge la idea de hablar de minas? ¿Qué sabe un editor de andar bajo la tierra?
Era 2015 y Alejandro estaba en Canadá terminando sus estudios literarios, cuando recibió la invitación de un amigo para ir a Berlín a trabajar en un proyecto con la obra de Canetti. Viaje más literatura, el binomio perfecto. Así llegó a Alemania, todo iba bien hasta que le llamaron para comunicarle que su padre había sufrido un accidente, cayó de una altura de 17 metros en la mina que tenía en Hidalgo.
“Y a mí como hijo mayor me tocó regresar y hacerme cargo de la empresa mientras veíamos cómo se recuperaba mi papá, porque ya había sufrido un accidente similar (...) Me fui a Hidalgo, a radicar a casa de mi abuela. Y yo que había estudiado letras no tenía idea de cómo pedirle algo a los trabajadores, a los socios, y sentía la mirada reprobatoria, era una situación tragicómica. En esa temporada me hice cercano de tres peones, Agustín, Daniel y Juan, y empezamos a convivir de tal manera que yo empecé a conocer su vida diaria, su rutina, el subir a la mina, sus problemas personales, sus motivaciones, miedos, embrollos del pueblo, y creo que empecé a escribir la novela como una especie de catarsis”, platica Alejandro.
La novela está inspirada en esa situación tan compleja en que viven los mineros, condiciones violentas, inhumanas y de explotación, carencias de recursos y discriminación.
“Esta novela sale mucho de eso que viví a través de mi papá, de un periodo de su vida, en donde él incluso fue víctima y victimario de toda esta industria minera, de todas estas tendencias a explotación de seres humanos que ni siquiera se enteran que están siendo explotados, por su situación tan precaria, la novela retrata todo esto, un retrato a través de los mineros, sus motivaciones y el universo de lo que viven ahí dentro, de sus preocupaciones, de la gente que quieren y aman”.
Alejandro también hizo de la novela un acto de su justicia para su padre.
“Cuando estaba armando la historia me di cuenta que estaba haciendo un poco de justicia a mi papá, porque con el accidente hubo gente que se aprovechó de él y yo no podía hacer nada, fueron socios, incluso, lo digo con tristeza, familiares, que hicieron leña del árbol caído, y creo que llegó un momento en donde me descubrí a mí mismo construyendo un universo donde las cosas se balanceaban un poco más, pero sin caer en un final rosa, todo muy aterrizado, pero señalando y denunciando a las personas que no actuaron con honradez, con ética, era una especie de purgar toda la situación”.
Tras varios meses inmerso en el mundo de la minería, Alejandro dijo “esta no es mi batalla” y volvió a su mundo, el de las letras y los libros. Comenzó a escribir la obra que lo llevó a ganar el Premio de Novela Breve Rosario Castellanos 2019. La pandemia ha restringido las presentaciones de manera física, pero el libro ya está a la venta en librerías.
Irineo se publicó en 2020 bajo el sello de Cuadrivio y es la primera parte de una trilogía, donde Alejandro seguirá hablando de la industria minera, mostrando la historia de esos hombres que sólo conocen la vida al interior de una mina, pero que son personas nobles, y vistos desde la literatura, personajes entrañables.