“Cuando mi hija cumplió 15 años le dije: la infancia es un amigo que se va, pero que permanece en el corazón”, recuerda René Gómez, quien con su familia visitó hace unos días la Aldea Navideña en Jardín Guerrero, para conseguir una fotografía gratuita junto a los tres Reyes Magos.
“Lo que sentí de niña lo revivo con ellos”, confiesa Guadalupe Montoya, mientras espera su turno para pasar con sus pequeños, Luis y Josafat, a conocer a Melchor, Gaspar y Baltasar.
Al igual que René y Guadalupe, otros padres de familia reviven durante esta época invernal aquella vieja ilusión de esperar con ansias la visita nocturna de los Magos.
“Me gusta cuando me van a despertar a la cinco de la mañana para decirme: ‘papá mira lo que me trajeron los Reyes’. Entonces nos levantamos desvelados con ellos, y participamos en el mágico momento haciéndoles hincapié siempre de que no son los regalos, sino la forma en que aceptamos que eso siga siendo parte de una tradición bíblica”, afirma Gómez, quien rememora con cariño aquellos años de su infancia cuando cada cinco minutos se levantaba de la cama para espiar por el recoveco de la puerta y saber si sus obsequios ya habían llegado.
“Nuestros regalos eran muy modestos pero los recibíamos con la misma alegría. Cuando crecí y me di cuenta del significado real de esta costumbre, fue cuando más bendije a mis padres por todo el sacrificio y por haberme heredado esta tradición”, apunta.
Familias queretanas y de otros estados del país como CDMX, Michoacán, Guanajuato, Jalisco y Veracruz, e incluso de Estados Unidos, Argentina y Corea del Sur, se aglomeran entorno a este set instalado en el jardín, donde los Reyes, luciendo sus elegantes capas y portentosas coronas, aguardan pacientes sobre sus tronos la llegada de una nueva familia.
“1,2…3”, dice en voz alta la encargada de este atractivo al tiempo que el flash ilumina los sonrientes rostros de los adultos, y alguna que otra expresión nerviosa y desdentada de los más pequeños, quienes con los ojos bien abiertos apenas parpadean, pues no pueden creer lo que están viendo.
Los infantes más atrevidos no pierden la oportunidad de recordarles a los Magos sus deseos: teléfonos, drones, patinetas eléctricas y tablets son las peticiones más comunes, pues las generaciones actuales conviven muy de cerca con las últimas innovaciones tecnológicas.
Tan sólo un minuto es lo que dura este encuentro con Melchor, Gaspar y Baltasar, pues cada día, desde el 14 de diciembre, cerca de 900 familias se han formado para inmortalizar ese momento. No obstante, las fotografías que todos los días son obsequiadas a las personas alargarán esa aproximación mágica hasta las siguientes generaciones.
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