Las personas que pertenecen a las disidencias sexuales y de género han sido siempre tratadas como “monstruos”. Son aquellas que se salen de la “normalidad” y provocan nada más que repulsión entre una sociedad que, desde siempre, decide excluir, relegar, ignorar y hasta atacar a quienes se muestran distintos, aunque esta distinción sea solo parte de su personalidad, parte de su identidad.

Vestidas para Matar es un show cultural de dragqueens, que se presenta en el Museo de la Ciudad de Querétaro, y que abre las puertas a artistas drag para que puedan manifestarse desde el teatro de forma profesional. Busca así que personas trans, travestis y no binarias expresan lo que son desde la dignificación de su trabajo.

 Vestidas  para Matar, propuesta  que dignifica al arte drag
Vestidas para Matar, propuesta que dignifica al arte drag

El evento, que nació en 2019, fue fundado por Ricardo Sorsham Lara y el artista queretano Felipe Lechedevirgen, quienes desde el inicio de su relación sentimental hace una década lograron fundar su agencia creativa Magia Prieta, para realizar eventos como este, que ya se ha convertido en un referente artístico local del género.

“Es una plataforma que surgió de la necesidad de dignificar el trabajo de artistas de las disidencias sexuales; particularmente quienes se dedican al travestismo como arte y cultura. Durante siglos este arte ha estado siempre escondido en lugares de vida nocturna. Decidimos abrir el espacio en el museo para que tengan elementos técnicos que no tendrían en otro lado”, señala Lechedevirgen.

Apropiarse de los espacios

Quienes pertenecen a estos grupos sociales, explica, han sido relegados a espacios como bares, a evitar la luz del día, en edificios públicos y medios de comunicación. El arte, sin embargo, resiste, sobrevive, se reinventa y se expone pese a todo.

No se trata de “institucionalizarlo”, sino de “trasvestir las instituciones”, apropiándose de estos espacios. Para Lechedevirgen, el drag y el terror tienen que ver justo con el hecho de que la gente les vea como les ha visto históricamente: “como monstruos”, que al final se apropia de espacios que le pertenecen a toda la ciudadanía como el Museo de la Ciudad, con un evento que podría no ser promocionado por el gobierno, pero que es signo de la resistencia.

“No es algo que estaría en la tienda de turismo de la ciudad, son rupturas, fisuras y fugas donde el trabajo de estas personas brilla. Es una manera de hacer que lo valoren, en especial la mayoría hetecisgénero. Y también es una respuesta a valores conservadores, tradicionales y cristianos que siguen en la sociedad queretana”, explica.

El arte drag llega a Querétaro

El mundo de las dragqueens suele estar en antros. Ricardo agrega que estos eventos suelen ser lucrativos y relacionarse con el alcohol. El arte drag, agrega, ha tenido un impulso muy reciente con concursos como La Más Draga, y otros encuentros más locales en bares, como el Desafío Drag Querétaro, organizado por Hey Banshee, pionera de este arte en la ciudad.

Son espacios respetables, explica, que agradan a la comunidad de las disidencias sexuales y se han convertido en referente. Pero lo que Vestidas para Matar busca no es lucrar o hacer un concurso, sino crear comunidad, hacer el arte más profesional con los elementos de un teatro establecido y mostrar al mismo tiempo propuestas artísticas que se centren en la cultura, convirtiéndose en un evento periódico y reconocido.

“Se nos dio el apoyo para presentar un proyecto cronológico y periódico. Es una plataforma para que se presenten propuestas y procuramos que sea diversa la cartelera. Lo planeamos con 3 o 4 meses de anticipación, procuramos que sean entre tres y cinco presentaciones al año e invitamos artistas de todo el país y a veces de otros países”, señala Ricardo.

Esta Semana Santa, Vestidas para Matar tuvo a ÖrkÅ, artista drag de Colombia que combina elementos del horror corporal y ciencia ficción; un espectáculo visual impactante, lleno de simbolismos y acompañado de una versión alterna de Abrázame muy Fuerte, de Juan Gabriel.

Además, las dragqueens norteñas Ambrouse Lugosi y Hécate L’Oziko, muestran que en México también hay este arte de oscuridad. Ante los asistentes, las imágenes de terror y miedo son claves de un evento que es ya un referente cultural entre esta comunidad, pero que al mismo tiempo busca salir a la luz para que todos en la ciudad reconozcan su valor y propuesta.

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