Hace 8 años a Liliana Vega Jordán le detectaron cáncer de mama en su seno izquierdo, pero jamás se ha considerado víctima de esta enfermedad que cada año cobra la vida de miles de mujeres en el mundo.
“Yo no me siento [una] víctima, más bien soy aprendiz del cáncer, el cáncer de mama me ha enseñado que hay gente que me quiere porque sí, no porque esté enferma. He aprendido que el tiempo es relativo, que la vida es hoy”.
“Muchas mujeres dicen que comenzaron realmente a vivir desde que les detectaron cáncer, está bien, cada quien tiene diferentes perspectivas, las respeto, pero yo siempre he estado viva, siempre he amado mi vida, antes del cáncer y a pesar del cáncer”, comenta la mujer de 48 años.
Aprendiz del cáncer
Hace 8 años, Liliana sospechaba de sus intensos dolores de cabeza, temía que fuera un tumor cancerígeno, padecimiento que ya antes había cobrado la vida de su suegra. El doctor le pidió realizarse varios estudios para detectar el posible cáncer; Liliana así lo hizo y recibió dos noticias: la buena, no había cáncer en su cabeza, la mala, sí había un tumor maligno en su seno izquierdo, era cáncer de mama.
En aquella consulta médica , Liliana iba a compañada de su sobrino Gustavo, quien la tomó de la mano al escuchar la noticia, pero Liliana, muy tranquila lo miró y le dijo “tranquilo mijo, no va a pasar nada malo”.
“Me enteré que tenía cáncer de mama por pura chiripa, yo tenía muchísimos dolores de cabeza, pensábamos que seguramente había algún tumor por el que tendrían que operarme, me mandan hacer todos los estudios, cuando fui a ver al doctor me dijeron que tenía cáncer en la mama izquierda”, recuerda.
“A la consulta me acompañó mi sobrino; cuando el doctor mencionó la palabra cáncer, él me agarró la mano, asustado, y le dije ‘no mi amor, no pasa nada, no va a pasar nada, el cáncer no quiere decir muerte'. Yo siempre digo que a mí el cáncer no me conectó con la vida, yo ya vivía intensamente antes del cáncer, más que un choque para mí fue una motivación”.
Una vez detectado el tumor cancerígeno, Liliana accedió a la cirugía para extirparlo.
La ahora mujer de 48 años reconoce que ver su cuerpo mutilado, después de la cirugía, fue quizás el único momento en que se sintió abrumada por la situación, pues dice, “eso sí me pegó en la feminidad, creo que es lo que más nos afecta a las mujeres”, apunta.
Sin embargo, Liliana también recuerda el amor y la fortaleza que siempre recibió de su esposo Eduardo, quien sin duda la ayudó a superar esa etapa. Eduardo Lafuente Cos murió dos años después de que a Liliana le detectaron cáncer, en ese tiempo falleció también su madre, diagnosticada con cáncer de huesos.
“A mí me detectaron cáncer de mama en abril, y en mayo a mi mamá le detectaron cáncer de huesos y ella muere en julio de ese mismo año. Con eso comprendí que el tiempo era relativo, dos años después también murió mi esposo.
“A mi esposo sí le pegó mucho, él estaba muy espantado por todo esto del cáncer, él siempre me cuidaba muchísimo, siempre estuvo al pendiente, se volvió mi cuidador número 1, él se encargaba de las cosas de la casa para que yo no trabajara en eso; mi marido se conectó nuevamente con la vida por miedo a que yo me muriera, todo era amor, cariño y protección, era el más apapachador y también el más preocupado en esta situación. Él siempre decía que si yo me moría primero, él también se moriría un día después, y mira, seguramente por eso las cosas pasaron así, él se fue primero que yo”.
Estás viendo y no ves
A 8 años de que Liliana iniciara este “aprendizaje sobre el cáncer” como ella misma dice, aceptó participar en la sesión fotográfica Estás viendo y no ves, organizada por la asociación queretana Mujeres Unidas Contra el Cáncer de Mama (Muccam), en la que 11 mujeres mostraron sus cuerpos, orgullosas de sus cicatrices.
En la sesión fotográfica, Liliana posa sonriente y orgullosa acompañada de su sobrina Valentina, quien tiene 21 años.
“Participé en la sesión porque quiero que a las mujeres, y principalmente a mi sobrina Valentina, le quede claro que vale la pena tocarse, detectar el cáncer a tiempo. En la sesión me acompañó mi sobrina y fue increíble porque me quedó clarísimo que lo que yo quería reflejar es que hay vida a pesar del cáncer, que ella viera mi reflejo y se concientice, tiene 21 años, es una niña que vive intensamente y quiero que aprenda esto”.
“A las mujeres que recientemente han sido diagnosticadas con cáncer les diría que mientras estemos vivas nunca seremos víctimas de nada ni de nadie, debemos aprender a vivir cuidándonos, amándonos, a pesar de una mutilación, con y sin el cáncer, el cáncer puede ser nuestro gran maestro y nosotras dedicarnos a aprender”.
El 19 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama. Esta fecha pretende sensibilizar a la población sobre la importancia de la detección oportuna, a fin de mejorar el pronóstico y la supervivencia de los casos de cáncer de mama, piedra angular de la lucha contra esta enfermedad.