Con un delicioso pastel de carne, Gustavo Adolfo García Galván celebra el cumpleaños número tres de Chispita, uno de los cuatro cachorros que viven con él, los otros tres son Focaccia, Mocka y Tomás.
El festejo por el cumpleaños de Chispita convoca además de sus tres hermanos, a dos amigos del barrio, a la fiesta acuden también Cooper y Molusca.
En total son seis pequeños caninos esperando ansiosos por degustar el pastel de carne que Gustavo trae desde la cocina y hacia la sala, donde tiene lugar la reunión. Chispita, vestida de abejita tiene un lugar privilegiado sobre la mesa, por ser la cumpleañera será la primera en probar la tarta, no sin antes soplar las velitas, al más puro estilo de un cumpleaños infantil.
Mari Carmen Rocío Galván, madre de Gustavo, ayuda a mantener el orden entre los pequeños peludos, que ante el inminente olor de la carne, de vez en vez gruñen entre sí para defender su pedazo de pastel.
“Un perrito es como un niño pequeño, hay que estar atenta a todo porque les encanta el pastel y algunos prácticamente se lo devoran, además tenemos a Cooper y Molusca que son dos perritos prestados, nos lo trajeron para que coman pastel”, comenta.
Cada perro come su manjar sobre un plato de unicel, para algunos la rebanada entregada por Gustavo se hizo nada en cuestión de segundos y miran fijamente el pastel para ver si consiguen un trozo más; pero otros, como Chispita, se llevan la fiesta en paz y a pequeños lengüetazos saborean su platillo.
Ya todos comieron pastel, algunos incluso recibieron doble porción, y en la sala se hace el silencio, parece que ahora todos quieren tomar una siesta; aún queda la mitad de la tarta, tal vez para el after party.
Para Gustavo Adolfo y su madre Mari Carmen, premiar a sus mascotas con un pastel el día de sus cumpleaños es algo meramente simbólico, señalan que es una forma de premiar todo el amor y la lealtad que los humanos reciben de los perros día a día.
“Para mi hacer este tipo de cosas con mis mascotas es algo muy simbólico, es como agradecerles la lealtad que tienen conmigo y con mi familia. Ellos en realidad no saben qué esa una fiesta, ni qué es un cumpleaños, ellos sólo saben que es algo rico, que les gusta y que los hace felices. Cada vez que es cumpleaños de alguno de ellos les compramos su pastel, son pasteles especiales para ellos, sin lácteos, ni chocolate, nada que pueda hacerles daño”, comenta Gustavo.
“Es algo que se ha convertido en una costumbre en esta casa, es bonito, nos divertimos, y para nosotros cada animalito es parte de la familia, cada perrito tiene su carácter y personalidad propia, cada uno llegó a nosotros de maneras distintas y por eso les damos este premiesito, a todos por igual”, comparte Mari Carmen.
Gustavo García tiene 29 años, y aunque no tiene hijos considera que este tipo de actividades no sustituye la convivencia familiar por ejemplo con niños pequeños.
“No creo que esto sustituya el deseo de tener un hijo real, sé que ahorita se escucha mucho el término de perrhijos, pero creo que es algo completamente diferente. Yo no tengo hijos, pero por ejemplo tengo amigas que tienen niños pequeños y que también les gusta hacer este tipo de cosas para las mascotas. Es otra forma de convivir y creo que también ayuda a que los niños tengan respeto por los animales, que entiendan que son miembros de la familia”.
La relación de afecto entre Gustavo y las mascotas, sobre todo con los perros, se remonta desde su infancia. Recuerda su niñez en la casa de la abuela en donde nunca faltaba un gato o un perro merodeando por los enormes patios. Comparte con orgullo que en su familia los animales siempre fueron tratados con respeto y nunca como un objeto más en la vivienda.
Con el paso de los años, distintas mascotas han llegado a la vida de Gustavo, algunos llegaron inesperadamente porque fueron rescatados, otros fueron recibidos con mucho amor desde que eran cachorros.
Por eso, ahora que se ha potencializado la tenencia responsable de mascotas y que hay infinidad de artículos comestibles y de juguetes para consentir a los cachorros, Gustavo no pierde la oportunidad de vivir esas experiencias.
“Yo tenía la idea de comprar un pastel para celebrar con mis mascotas, pero no sabía si eso era posible, o si alguien más tenía esa misma idea. Poco a poco supe de negocios que se dedican exclusivamente a eso y supe que somos muchos los que tenemos esas ganas de compartir un momento agradable con nuestras mascotas”.
“Claro que hay gente que te dice ‘que raro’, ‘no les compres eso’ ‘son sólo perros’ etcétera, pero es la forma que cada uno tiene de ver las cosas. Mis mascotas son parte de la familia y disfrutamos haciendo esto”, comparte el anfitrión de la fiesta canina.