El Museo de la Ciudad de Querétaro es quizá el único recinto cultural en el que se permite a los visitantes ingresar acompañados de sus perros. Y es que el ejemplo lo pone Gabriel Hörner, director general del museo, quien todos los días labora acompañado de Cañita y Tristana, madre e hija de raza french poodle que más que mascotas son sus compañeras de trabajo, dos integrantes más de su familia.
A Hörner le gusta emplear lo dicho por Elizabeth Von Arnim: “Me gustaría empezar diciendo que los padres, los maridos, los hijos, los amantes y los amigos están muy bien. Pero no son perros”.
Desde hace varios años ambas perritas lo acompañan cada día a su trabajo, en la oficina descansan debajo del escritorio, duermen y comen cuando les place, pero lo que más les gusta es subirse al escritorio, husmear un poco entre los papeles y después echarse en alguna esquina, sobre la mesa, mirando fijamente cómo su amo teclea y recibe llamadas.
“Cañita era la mascota de un amigo muy cercano, y yo ocasionalmente la cuidaba, hasta que un día le dije a mi amigo: ‘te la voy a robar, porque ya no puedo separarme de ella’. Como siempre han estado conmigo, desde muy pequeñas, ya entienden la actividad en el museo, no se salen del recinto, se acercan a saludar a los visitantes, me acompañan a todos los eventos”, relata Hörner.
“Desde que tuve a Cañita noté que se entristecía mucho cuando la dejaba en la casa y realmente no encontré ningún motivo para no traerla conmigo al trabajo, después llegó Tristana y también comenzó a acompañarme. Este museo siempre ha querido ser un espacio de libertad, tener muchas facilidades con la gente, entonces a partir de esto fue más que claro que la gente podría entrar con sus mascotas”.
“Es muy extraño que en una institución cultural ande por ahí un ser vivo como Cañita conviviendo con la gente; cuando entro a ver alguna obra, ellas ingresan también conmigo y se portan mejor que muchos espectadores, Cañita se sube a mis rodillas y está muy tranquila viendo la obra, y si está muy mala, pues se duerme un ratito”, narra el director del recinto.
Cañita y Tristana pasean libremente por los pasillos y patios de cantera, están en primera fila durante las puestas en escena, inauguraciones y ruedas de prensa, son viejas amigas de las personas que visitan regularmente el museo. Mientras los visitantes hacen fila para ingresar a observar alguna obra o exposición, ambas perritas se acercan para saludar y recibir caricias.
Gabriel Hörner dice que nunca ha recibido algún comentario negativo sobre la presencia de Cañita y Tristana en el recinto, aunque cuando asiste a algún evento cultural fuera del museo que él dirige, sí ha encontrado restricciones para ingresar con sus compañeras, pero se dice comprensivo de esta situación.
“En el museo nunca he recibido algún comentario negativo sobre la presencia de las perritas, en otros lugares sí pasa que no les gusta esta situación, pero entiendo, no se trata de imponer esta situación a nadie”, expresa.
Hörner afirma que en el Museo de la Ciudad cualquier persona puede entrar acompañada de sus canes, incluso comenta que la mayoría de las veces, “los perros se comportan mejor que las personas”.
Reitera que el objetivo de cualquier museo es promover la cultura y captar siempre a nuevos públicos, por lo que esta visión de apertura pet friendly es una forma de lograrlo.
“Pues es que si el supuesto de que tu institución está hecha para satisfacer las necesidades del público, entonces las ofertas del museo deben adaptarse a los diferentes públicos, si el hecho de que la gente pueda entrar aquí con sus mascotas no choca con las actividades que se realizan en el museo, yo no veo cuál podría ser el problema. No he conocido otro lugar en Querétaro o México en donde se vea una situación como esta”.
“Yo tengo comprobado que cualquier entorno laboral se mejora con la presencia de un perrito, que puedas tocarlo, jugar con él, verlo por ahí, sí mejora el estado de ánimo de todos”, manifesta.
Aunque aún son pocos los visitantes que acuden al recinto acompañados de sus mascotas, poco a poco se corre la voz sobre esta posibilidad. Gabriel Hörner señala que no existe ningún tipo de placa o identificación con la que se reconozca al museo como un lugar pet friendly, sin embargo todo el personal está enterado de este permiso no escrito.
“No hemos hecho una campaña para que la gente sepa que puede venir con sus perros, pero se sobrentiende, hemos tenido un ciclo de cine sobre películas de perros y extrañamente las personas llegaban con sus perros a las funciones, entonces la gente sabe que aquí se tiene esta posibilidad”.
“Tal vez deberíamos iniciar una campaña que diga ‘Traiga a su perro, seguro es más interesante que usted’. Por supuesto es una broma, pero yo sería el primero en admitirlo, por supuesto que Cañita es más interesante y tiene mejor carácter y mejor actitud que yo”, comenta entre risas el director del museo.