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En uno de los costados del Parque Cimatario, al sur de la capital, existe un pequeño oasis canino muy cerca del centro de la ciudad, donde la entrenadora, Jessica Cárdenas, de 26 años, y que estudia etología y adiestramiento canino, suele llevar algunos de los perros a su cargo. Sin embargo, destaca que este pequeño parque, cerca del Panteón Cimatario, muestra señales evidentes de abandono: juegos de madera roídos, hoyos y excrementos caninos esparcidos.
Conocedora de la mitad de los parques de la capital, Cárdenas lamenta que la mayoría se encuentren en malas condiciones, sucios debido a la mala cultura de los ciudadanos y, además, que sean tan pocos en una ciudad donde los perros como mascota son comunes y donde las personas deben tomar conciencia también de las necesidades de su can.
Sumado a las malas condiciones de los parques, Cárdenas lamenta que las personas hayan decidido tener mascotas, que en general suelen ser perros de más de 40 kilos, a los que no sacan a pasear y alertó que el no hacerlo significa crisis de ansiedad para los caninos que pueden caer, inclusive, en la automutilación.
“Más que paseos, necesitan tiempo de calidad. La mayoría de los clientes son de perros grandes. Es más fácil trabajar con un pequeño que con un perro que pesa casi 40 kilos, Me han tocado altercados y que se nos avienten perros por la misma ansiedad de los perros y porque en ocasiones no los sacan con su correa”.
Parques deteriorados, espacios pequeños
El deterioro del parque no escapa a su observación; “o hay higiene, como que no hay cultura de limpieza en las personas” y alerta que la falta de recolección de heces es un problema, y el parque, usado como baño para perros, crea un ambiente poco higiénico para todos, lo que además puede significar el transmitir enfermedades también para las personas. Por ello, considera de vital importancia para los canes que la ciudadanía exiga espacios de recreación dignos para animales que, en otras épocas, se encargaban de cuidar nuestros hogares y no sólo eran animales de compañía a los que “les ponemos atención sólo cuando queremos”.
“En otras épocas, los perros tenían que cuidar la casa y vivían en lugares grandes. Ahora los queremos tener en un departamento, quietos y callados, y eso no es normal para ellos. Ellos ven la vida de forma distinta a nosotros y para ellos nosotros lo somos todo, es nuestra responsabilidad procurarlos; son una vida. Más que eso necesitan atención y tiempo de calidad”.
Martha, jubilada, comparte su vida con Aisha, una perrita rescatada. A pesar de los desafíos en el descuidado parque, Martha destaca la importancia de los paseos y la actividad física para Aisha. Describe el parque como “muy descuidado”, señalando la falta de limpieza y la presencia de excrementos no recogidos.
Al igual que Jessica, la señora Martha destaca la falta de cuidado en la limpieza del parque, a pesar de que toda la zona está repleta de botes de basura e inclusive varios de ellos son especiales para tirar las heces de los canes. Además, considera que, al menos ese parque, podría cambiar sus condiciones debido a que es ampliamente visitado por los vecinos de la zona.
“Le gusta caminar y venir para acá. Aquí, este parque está muy descuidado, le falta limpieza, quitarle la tierra y ponerle otras cosas. Además a veces hay basura”, señaló.
Como Jessica, además, Martha destaca que el parque de perros es pequeño, de apenas unos metros cuadrados y que en ocasiones no puede ser compartido pues el tamaño lo impide.
Necesaria supervisión, correa y placa
Alejandra Aro de la Torre, titular de Servicios Públicos Municipales, asegura por su parte que los esfuerzos municipales por acondicionar “10 parques caninos y dar mantenimiento a 2 más” por toda la capital son constantes, y señala que, si bien son lugares para el esparcimiento, debe haber supervisión de los dueños y deben portar placa y correa
“Si bien son lugares para el esparcimiento de las mascotas, en todo momento debe haber supervisión de los dueños y deben portar placa y correa invitamos a la ciudadanía a aprovechar estos espacios que fueron pensados para nuestras mascotas y que nos ayuden a mantener la infraestructura en nuestras redes sociales pueden ubicar estos 2 espacios repartidos en el municipio para poder visitarlo”, señaló.
Para Jessica, sin embargo, los Paruqe Caninos que a visitado en El Refugio, Calesa o Choles, necesitan una reestructuración de sus instalaciones, pues en ocasiones son muy pequeños par razas grandes y, en otras, la forma en la que están construidos no deja claro que son para perros, como es el caso de Choles.
De igual forma, reconoce que esto no es lo único que se necesita, sino que debe haber cambio de cultura por parte de la ciudadanía, primero en la limpieza, pero también en la necesidad de que consideren paseadores y guarderías para evitar la agresividad en los perros.
“El costo es por hora depende del tamaño del perro y depende del tipo de perro, o sea, si es agresivo y todo eso, pues obviamente va a incrementar un poco más lo que cobro. si no quieren un pasador porque a lo mejor sus horarios no coincidan para que le puedan abrir el paseador llevarlo a guardería, es una muy buena opción y son lugares buenos, o sea, a lo mejor no te lo van a entrenar pero pues socializa con nosotros perros no está estresado”.
El estrés de los perros, alerta la paseadora, implica que al escapar o al dejarlo sueltos sin correa en las calles puedan volverse peligross para otros perros y para otras personas y lanza un recordatorio: “también son vidas, y son vidas de animalitos que nos quieren un montón”.