Más Información
Irma López, enfermera con 35 años de experiencia le dice al dueño de un perro que lo sujete bien mientras ella le aplica la vacuna antirrábica, afuera del Centro de Salud Pedro Escobedo, ubicado en las calles Pino Suárez y Nicolás Campa.
“Tiene buena mano para vacunar”, dice Araceli Estrada, quien lleva a Kailán y Bella, sus dos perros, aprovechando que vive cerca del Centro de Salud. Señala que tiene cinco años con sus mascotas.
A Aracelí la acompaña su esposo Alberto Tek, quien toma a Kailán, mientras Irma se prepara para vacunar al perro de tamaño grande.
Para la pareja, sus perros son parte de la compañía que tienen en casa. En el último año y medio, con el aislamiento por la pandemia provocada por el Covid-19, se convirtieron en una parte esencial para sobrellevar el distanciamiento y el llamado “quédate en casa”.
Luego de que Kailán y Bella fueran vacunados la pareja se retira. El procedimiento es rápido y gratuito. Lleva menos de cinco minutos aplicar la inmunización, tanto de perros como de gatos.
Apenas se retira la pareja, llega Guadalupe Juárez al módulo de vacunación con Luna, una perra de raza Beagle, de siete años. Siempre ha acudido a inmunizar a su mascota. Irma redobla los esfuerzos, pues luego llega Perri, con su dueña Laura Rodríguez; el perro de 12 años, fue adoptado se muestra dócil ante la vacuna, aunque un tanto asustado. Los caninos son vacunados en menos de media hora. Ninguno se muestra agresivo.
La enfermera explica que siempre participa en el programa. La práctica de tantos años, afirma, la ayuda a tener “buena mano” con los perros y gatos. Asegura que durante todo el tiempo que ha participado en las campañas de vacunación para mascotas nunca ha sufrido una agresión.
“Tengo 35 años de enfermera. También apoyamos en la campaña antirrábica canina. También es una actividad. Todos los años apoyamos en la campaña. Como el Centro de Salud es de primer nivel, es una de las acciones preventivas precisamente, vacunar a las mascotas para prevenir la rabia, por si llega a morder a alguna personas una mascota”, dice, Irma.
Agrega que, en promedio, diariamente acuden alrededor de 100 personas a vacunar a sus mascotas, aunque por lo regular el último día de la campaña siempre es el más concurrido por la ciudadanía.
La mujer recuerda que la campaña concluye hoy y los módulos de vacunación están ubicados en distintos puntos de la ciudad de Querétaro, con un horario de 8:00 a 13:30 horas, aunque dependiendo de la demanda abren más tiempo.
En la mesa, instalada a un costado de la entrada del Centro de Salud, están las vacunas. Las medidas de conservación e higiene son las mismas que para cualquier biológico ordinario.
Irma asevera que si no ha habido casos de rabia en Querétaro, durante varios años, es porque la gente ha sido más responsable en el cuidado de sus mascotas y las llevan a vacunar.
“Ahora ya no tenemos esa demanda que teníamos hace muchos años, porque llegábamos a vacunar hasta 500 perros [en una jornada]. Teníamos mucha demanda. Ahorita como también hay varias campañas. Por ejemplo, el municipio [de Querétaro] también hace campaña. Se proponen estar vacunando, hacer este tipo de campañas”, abunda.
Además, añade, la ciudadanía se ha hecho más consciente de la responsabilidad que conlleva tener una mascota en casa, así como de los cuidados que se deben de tener con los animales de compañía.
Explica que actualmente el esquema de vacunación contra la rabia en humanos, cuando son mordidos por un animal que se sospecha padece la enfermedad, ha cambiado.
Antes se aplicaban 12 vacunas alrededor del ombligo. Dice que actualmente son menos dosis y no son periumbilicales, Ahora se aplican en el brazo y son de cinco a seis dosis, es una inmunización más sencilla.
Además, la vacuna antirrábica en humanos sólo se aplica en casos en los cuales se confirme que se fue atacado por un animal con esta enfermedad, o que haya sido una especie silvestre de la cual no se pueda comprobar su estado de salud. Aunque de todos modos no deja de ser un tratamiento inmunológico agresivo, pues el número de dosis dependerá del grado de exposición.
“También se trata de evitar aplicar la vacuna. Primero es la vigilancia del perro, verlo, mantenerlo en observación y dependiendo si el perro es portador de rabia entonces sí se aplica la vacuna o si hay sospecha.
“Cuando no hay forma de localizar al animal agresor se aplica tratamiento preventivo, que es preferible. Por eso, cuando se tiene una agresión es recomendable ubicar al perro, ver si es de una casa, preguntar al dueño y mantenerlo vigilado. Si se desconoce no hay forma de tenerlo en vigilancia”, precisa.
Irma se dispone a concluir su jornada. Son casi las 14:00 horas y no hay visos de más personas que lleven a sus mascotas a vacunar. Por este día, su misión terminó.