Balú es un oso pardo que sale lentamente de su guarida, es un animal que camina a paso quieto pues aún no está acostumbrado a tener tanto espacio y no sabe jugar con lo que se encuentra a su alcance; sin embargo, el mostrarle todo lo que puede hacer en Santuaai es parte de su rehabilitación.
Balú estaba hacinado con otros 40 osos en un zoológico al norte del país, un lugar donde vivía sobre cemento y los alimentaban a base de croquetas para perro, hoy su hogar es un espacio de 600 metros cuadrados con árboles, una charca de agua y otros aditamentos que le permitirán tener una mejor calidad de vida.
Así como Balú, se encuentran Maca, Sixto y Bruno, tres monos araña, dos de ellos fueron decomisados del tráfico de animales en México y otro fue entregado por parte de sus dueños, quienes lo adquirieron como mascota y lo alimentaban únicamente a base de plátano, por lo que hoy su salud no es la óptima.
Estos animales, así como pumas, leones y tigres, se encuentran en Santuaai, un santuario ubicado en el municipio de Ezequiel Montes donde se buscará no sólo ser un atractivo turístico para el estado de Querétaro, sino un espacio de educación para la población, pues ha aumentado considerablemente el tráfico de animales exóticos como mascotas, lo que ha derivado en especies explotadas y en peligro de extinción.
Tal es el caso de tres de los tigres que se encontraban en Black Jaguar White Tiger: Mera y Raúl son dos de ellos, así como una tercera tigresa que llegó sin nombre y para la que se realizará una dinámica en redes sociales para que los queretanos le den un nombre, adelantó María Fernanda Quinzaños, fundadora y directora de este santuario que sigue en desarrollo en Querétaro para albergar a cientos de animales y volverlo un safari en la entidad.
“Todavía falta levantarlos un poco [en peso], traen mucho estrés, muchas estereotipias, que son traumas por las condiciones en las que las tenían, como esto, que se pase de un lado a otro, todavía les da miedo, no han aprovechado el tamaño del albergue, la charca que se les hizo: las piedras, los troncos.
“Los estamos llenando de todo tipo de enriquecimientos físicos y mentales para tenerlos entretenidos y que desarrollen sus conductas naturales”, dijo.
María Fernanda relata que este lugar nació desde 2015 como respuesta a las reformas a la Ley General de Vida Silvestre y a la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, que prohibió el uso de animales en circos, lo que dijo, puso a la deriva y condenó a más del 80% de estos animales a la muerte.
“Santuaai surge en el 2015 como una solución y una necesidad a la absurda prohibición de animales en circos; a esta reforma que se hizo a la Ley de Vida Silvestre, donde no hubieron soluciones más allá y donde se condenó al 80% de los animales a la muerte, al tráfico ilegal y a un desamparo total, ya que fue una ley con limitantes, nunca se planeó qué iba a pasar con esos animales, esos animales, bien que mal, no es correcto que estuvieran en un circo, sin embargo, los mantenían, tenían un dueño y al implementar esta ley se quedaron en el desamparo total”, afirmó.
Este santuario se llevó cuatro años volverlo una realidad, sin embargo, hoy se encuentra a meses de abrir sus puertas al público y, aunque aún sigue en construcción, ya cuenta en el lugar con al menos 15 animales que han llegado, en su mayoría, de rescate del tráfico de especies silvestres, el abandono y la mala planeación de zoológicos y otros santuarios que llevó a estos animales a vivir en condiciones desfavorables para vivir.
Eduardo Urquiza, responsable del área operativa de Santuaai y fundador también del santuario, señala que aunque este sitio sí está pensado como un espacio turístico y de visita, uno de sus ejes fundamentales se basa en la educación, pues no sólo se trata de un zoológico para visitas, sino que también es un espacio para la conservación de especies en peligro de extinción y para la educación de la población.
Precisó que Santuaai está contemplado en dos etapas: la primera es de rescate, conservación y educación, donde la idea es poder recibir a médicos veterinarios, practicantes y voluntarios. La segunda etapa contempla un Safari en el que los queretanos podrán acercarse a la naturaleza y convivir con especies al aire libre.
“Y se tiene un auditorio para poner nuestro granito de arena en la sociedad y hacer cursos para niños, poder enseñar de la vida silvestre, de los cuidados que necesitan y por qué hay que protegerlos, ahorita se tienen felinos, osos y primates”, dijo.
Ambos fundadores señalaron la importancia de estos lugares de conservación pues, contrario al estereotipo que muchas personas pueden tener de que se trata de lugares donde los animales son enjaulados, los zoológicos y santuarios que operan correctamente, son lugares de conservación, tal es el caso del cóndor mexicano, que estaba prácticamente extinto “y que gracias a los zoológicos se han logrado criar y reintroducir”, otro caso es el lobo mexicano, destacaron.