Corregidora, Querétaro.-
La historia de Kika, la perrita rescatada del dren de Avenida Revolución por la policía municipal de Querétaro, tiene un final feliz. Con un moño rosa atado al cuello, la pastor ganadero australiano de nueve años de edad llegó saltando y corriendo de alegría hasta el Rancho San Lorenzo, en Corregidora, donde su nueva familia la esperaba.
De una lista de más de 100 interesados, Luis Alfonso Olvera y sus hijas Emilia, Victoria e Isabel, fueron los afortunados adoptantes de Kika. La familia tiene un estrecho lazo con los animales pues desde hace muchos años trabajan con caballos y ovejas, por lo que la compañía de perros pastores son parte de su día a día.
En el Rancho San Lorenzo, donde vive la familia adoptante, Kika dará rienda suelta a los instintos propios de su raza, desempeñar su labor de pastora.
Esta perrita fue salvada de la muerte hace tres semanas; su familia la abandonó en el dren de Avenida Revolución donde pasó varios días, casi moría de hambre y sed; fue gracias a los reportes ciudadanos que el policía municipal Enrique Mejía llegó hasta ella, la rescató de la zona insalubre en la que se encontraba y la refugió en su casa.
Por eso Kika lleva ese nombre, en honor a su rescatista, quien la acompañó hasta su nuevo hogar.
De un salto la perrita bajó del vehículo y saludó con un beso en la nariz a Quesos, el perro de 10 meses que también vive en el rancho y es parte de la familia Olvera. Ambos canes ya se conocían, por eso en esta ocasión celebraron el encuentro con un agitado movimiento de colas.
El primer encuentro de Kika con su nueva familia ocurrió hace 15 días, cuando integrantes de la fundación Mun Dogs buscaban al adoptante perfecto. En una de esas visitas de rutina, llevaron a la perra al Rancho San Lorenzo, donde se dieron cuenta de inmediato que el animal ya había elegido su nuevo hogar.
“Desde la primera visita nos dimos cuenta de que la perrita se sentía muy contenta en este lugar, la vimos tan feliz que supimos de inmediato que este lugar tenía que ser su nueva casa, se llevó muy bien con todos los integrantes de la familia, incluso con los otros animales que ya viven aquí, ella fue quien adoptó a su nueva familia y no al revés”, comenta Magi, de la asociación Mun Dogs.
Luis Alfonso cuenta que las primeras interesadas en adoptar a Kika fueron sus hijas, quienes conocieron su historia en redes sociales, pues el rescate se viralizó.
Alfonso se sorprendió al saber el impacto que la historia de Kika tuvo en redes sociales, y aún más cuando supo que había cientos de interesados en adoptarla.
“Yo no sabía que esto se había hecho tan grande, mis hijas son las que están en redes sociales y son ellas las que me explicaron todo, ahora que veo la magnitud, nos sentimos muy contentos de que nos hayan elegido a nosotros, porque sabemos que hubo muchos interesados.
“En nuestra familia siempre hemos tenido perros, ellos nos acompañan en nuestras labores con los caballos, nos acompañan a dar recorridos, cuidan el ganado, espacio no les falta y amor tampoco, son parte de nuestra familia”, comenta.
En su terreno, Alfonso se dedica a mantener una pensión de caballos, sus hijas se involucran en las demás labores del rancho. En un día normal, los perros de la familia van de aquí para allá, olfateando el terreno, tumbandose en la sombra de un árbol, pero cuando se deben hacer recorridos, son los mejores compañeros pues ayudan a Alfonso con el control de los animales.
“Los perros siempre nos ayudan con el trabajo de las ovejas, yo creo que la perrita se va a sentir muy contenta aquí, en mi familia, tenemos muy claro que los animales necesitan tiempo y dedicación, que no son juguetes, no es sólo tener un espacio grande sino tener tiempo para dedicarles, estar al pendiente de ellos, creo que la perrita nos escogió a nosotros porque hace un mes no había ninguna posibilidad de que llegara hasta acá donde estamos nosotros, las cosas pasan por algo”, agrega.
La familia y su nuevo integrante se toman fotografìas con sus teléfonos celulares, los niños se turnan para abrazar a Kika, es un día de fiesta. Con sus anteriores dueños fue utilizada para la reproducción, lo que le provocó un tumor en la matriz, mismo que le fue extirpado al momento de ser rescatada y esterilizada.
Antes de irse y dejarla para siempre en su nuevo hogar, Enrique Mejía, el policía municipal que la rescató y acogió en su hogar, no le quita los ojos de encima, la observa jugando con sus nuevos amigos, recorriendo el rancho, explorando el lugar, moviendo la colita de un lado a otro.
Se acerca a ella y sin decir nada la perra también camina hacia él, ambos tienen una conexión especial, arraigada fuertemente desde el día en que se conocieron. Enrique la abraza para despedirse, en silencio los dos se dan las gracias.
“Es una mezcla de sentimientos, porque la perrita vivió conmigo durante tres semanas y en estos casos uno se encariña con el animal desde el primer día, la vamos a extrañar en mi familia pero nos da mucho gusto que por fin tiene el hogar que se merece, que después de tanto sufrimiento ahora tendrá mucho amor”, comparte su rescatista con lágrimas de tristeza y emoción.