La falta de agua se presenta como el reto más importante del siglo XXI. A unas cuantas semanas que termine el invierno, ya se comienza a sentir el “bochorno” del clima templado. Los efectos del calentamiento global son palpables y prueba de ello son los pronósticos de sequía que azotarán a nuestro país.

De acuerdo con el mapa de estrés hídrico de la Conagua, más del 50% de los municipios no tendrán agua. De un total de 2 mil 471 municipios, mil 565 presentarán sequía, 499 estarán anormalmente secos y solo 407 no sufrirán afectación.

El golpe de calor se presentará, principalmente, en la zona norte y centro del país, afectando entidades como: Aguascalientes, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luís Potosí, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz, Yucatán y Zacatecas.

Ello es grave, pues no sólo afectará a la vida cotidiana de millones de mexicanas y mexicanos, sino esencialmente a la producción de alimentos y prestación de servicios, siendo el sector agropecuario el más golpeado.

En el caso de Querétaro, por ejemplo, el tema del agua presenta un reto importante desde hace varios años. Nuestra entidad ocupa el lugar 22 nacional en tener uno de los peores desempeños en el tratamiento de aguas residuales, de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco). El ritmo de crecimiento urbano de Querétaro, aunado a la falta de coordinación entre autoridades estatales y municipales al momento de autorizar fraccionamientos o condominios nuevos, o conceder el cambio de uso de suelo, ha provocado que la falta del vital líquido sea un tema preocupante y alarmante.

Ello nos debe llevar a entender que la solución no está en traer agua de otros lados, sino en saber reciclar y reusar la que tenemos y disponemos; cuestión que no hemos entendido, pues el tratamiento del agua es uno de los grandes pendientes de nuestro país, ya que sólo 40% del agua es tratada, mientras que otros países han logrado tratar hasta 90%.

Pero más allá de la situación particular de cada entidad, el problema de la escasez de agua debió haber sido atendido por el gobierno federal mediante una política nacional integral; sin embargo, el presidente demostró nuevamente su corta visión y sólo se limitó, al final de su administración, a presentar una iniciativa para reformar la Ley de Aguas Nacionales, con la única finalidad de prohibir el otorgamiento de concesiones en zonas de sequía. Reforma que si bien puede ser positiva, es claramente insuficiente.

Además, dado el contexto político, al haberla integrado a su paquete de reformas finales que traen consigo otros temas políticos más delicados, se torna muy difícil que transite en el Congreso, dejando claro que en el fondo la ingresó “por no dejar”, es decir, para justificar que sí atendió el tema.

Siendo realistas, el problema será heredado a la siguiente administración, de ahí que es indispensable exigir a las candidatas que buscan la Presidencia que aborden el tema del agua con seriedad, impulsando políticas públicas integrales que den prioridad a su tratamiento, combatan su contaminación y su derroche injustificado.

De esta manera, necesitamos una política pública que vaya enfocada a garantizar la sustentabilidad del vital líquido y su eventual distribución equitativa. Si no encontramos y aplicamos medidas urgentes, en poco tiempo estaremos en la antesala de un desastre. Necesitamos que como nación actuemos local, pero pensemos global.Ahí está el reto.

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