La economía circular resulta fundamental en la época en la que vivimos, pues nos ayuda a enfrentar los retos que tenemos para crecer, aumentar nuestro desarrollo y aprovechar nuestros recursos de manera sustentable.

Este concepto es muy amplio y abarca diferentes espectros, pero a grandes rasgos podríamos decir que busca maximizar el valor de los recursos y minimizar el desperdicio. Desde una perspectiva política y medioambiental, la adopción de este modelo en México presenta una serie de beneficios cruciales para la salud del planeta y para el bienestar de las y los ciudadanos.

Algunas de las bondades de la economía circular son la reducción de la contaminación y la conservación de recursos naturales. Ello debido a que este modelo tiene el propósito de romper con el patrón lineal de “extraer, fabricar y desechar”, en pro de la reutilización, reciclaje y remanufactura de productos y materiales, lo cual trae como consecuencia una disminución significativa de la contaminación del aire, suelo y agua, así como la conservación de recursos naturales que son vitales para la economía mexicana.

La transición hacia una economía circular implicaría también la creación de nuevos empleos en sectores como el reciclaje, la reparación y la innovación en productos y procesos; además de fomentar nuevas oportunidades de negocios, promoviendo la innovación y la competitividad de las empresas mexicanas en el mercado global que cada vez está más consciente del medio ambiente.

Este modelo económico también reduciría nuestra dependencia de recursos no renovables y de las importaciones, que son muy costosas, porque reutilizaríamos cada vez más nuestros materiales locales y podríamos diversificar las fuentes de energía y el uso de materias primas.

Con ello, México estaría mejor preparado para enfrentar crisis económicas y fluctuaciones en los precios de los recursos, además de que mejoraría nuestra calidad de vida al reducir la contaminación y promover entre los mexicanos un estilo de vida más sostenible y saludable.

Tanto del sector público, como del privado, es importante invertir en la investigación y el desarrollo de tecnologías innovadoras en estas materias; además de educar a la población sobre los beneficios de la economía circular y el consumo responsable.

Resulta obligatoria la colaboración de todos los sectores sociales y económicos para una implementación exitosa de la economía circular; el gobierno, el sector privado, la sociedad civil y la academia deben impulsar desde sus trincheras la adopción de prácticas más sostenibles. Los recursos son limitados y los estamos acabando y contaminando, con lo que las próximas generaciones tendrán cada vez más comprometido su futuro.

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